Es bien sabido que Trump tiene una obsesión patológica con el déficit comercial, especialmente en lo que se refiere al comercio de bienes, y al que asigna un rol decisivo para explicar el "declive industrial de EEUU", especialmente en algunos estados (como Michigan, Ohio o Pennsylvania) que le han dado una victoria decisiva apoyando su discurso proteccionista.

Esta obsesión no es nueva. Ya se manifestó en la campaña de 2016, en la que Trump se enfrentó y derrotó a Hillary Clinton en unas elecciones mucho más reñidas que las recientes de 2024. En esa campaña, el mensaje se centraba más en la fortaleza del dólar, de la que se quejaba amargamente, en la crítica a los Tratados de Libre Comercio (especialmente el NAFTA, que englobaba a Canadá, México y EEUU) y, sobre todo, en el "America first" que había sustituido al rancio "Buy American".

Trump prometió y puso en marcha una batería de aranceles. Los más llamativos, sobre el acero y aluminio, que afectaron sobre todo a China, y en los que ahora ha anunciado una nueva vuelta de tuerca. Para España, fueron famosos los aranceles sobre la aceituna negra y el aceite de oliva. Además de todos esos aranceles, Trump cambió el NAFTA por el USMCA en 2020, una revisión del tratado donde se limitaba la libertad comercial de los 3 países.

En las elecciones de 2024, el déficit comercial y la amenaza de una guerra comercial en toda regla han dominado, junto con la inmigración, la vertiente económica de la campaña.

Y, tras la victoria, le ha faltado tiempo para firmar el anuncio de puesta en marcha de una serie de aranceles que afectan a México y Canadá, enterrando definitivamente el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, con China, con la UE, con Japón e India, aunque su entrada en vigor no tiene fecha concreta. Y últimamente ha anunciado una serie de aranceles sobre el sector del automóvil para abril de 2025.

El "mercantilismo libertario"

¿De dónde viene esta obsesión por el déficit comercial? La idea subyacente, es que el comercio sólo beneficia a los que venden, y no a todas las partes implicadas en el intercambio. Esto viola toda la convención económica clásica, desde Adam Smith en el siglo XVIII a David Ricardo en el XIX, que demostraron que el comercio, si es libre, mejora tanto a los que venden como a los que compran, es decir, es mutuamente beneficioso.

Para Trump, cuando compras más que vendes, estás "ayudando" a ese país, que se beneficia de tu "ayuda". Por tanto, corregir esa asimetría es esencial para que el comercio sea "justo". Lo curioso es que este pensamiento proteccionista en la esfera comercial o en el de la inmigración se combina, sin pestañear, con unas recomendaciones ultraliberales en materia de intervención del gobierno en la economía, en reducir al máximo el peso del sector público, en la desregulación completa de los mercados o en el papel residual de los impuestos.

Es lo que podríamos llamar el "mercantilismo libertario". Una contradicción en sus propios términos, sin duda, pero es que el trumpismo es una pura contradicción.

¿Tiene justificación empírica esta obsesión comercial? ¿Es un fenómeno reciente o es una característica estructural en la economía americana? ¿Qué ocurrió en los 4 años del primer mandato de Trump?

Para tratar de responder a estas preguntas, en el Gráfico 1 presento la serie de Exportaciones de bienes, Importaciones de bienes y su diferencia, el Déficit Comercial, de EEUU en los últimos 35 años, según los datos del Census Bureau. El pasado 5 de febrero conocimos los datos de diciembre y, por tanto, el cierre de 2024, que sin duda han sido mirados con lupa por Trump y su equipo.

Gráfico 1. Comercio de bienes de EEUU (1989-2024) (en M$)

Comercio de bienes de EE.UU. (1989-2024) (en M$)

Comercio de bienes de EE.UU. (1989-2024) (en M$)

Lo primero que llama la atención es que las importaciones de bienes han sido "siempre" superiores a las exportaciones, es decir, que siempre ha habido déficit comercial en la balanza de bienes americana.

Lo segundo, es que el gap entre ambas se ha ido ensanchando, salvo en la Gran Recesión de 2009-2012.

Y lo tercero, que el déficit comercial en dólares se ha disparado en los últimos años, durante el mandato de Biden. Ello justificaría el énfasis de Trump en este tema durante la reciente campaña.

Sin embargo, aunque la medida del déficit en millones de dólares es interesante, lo relevante es hacerlo en términos del PIB nominal, que recoge tanto el crecimiento del PIB real como la inflación que sufre la economía en cada año. Esto es lo que hago en el Gráfico 2 a continuación.

Cuando se expresa el déficit comercial nominal del Gráfico 1 en términos relativos al PIB, se obtienen algunas conclusiones distintas. La primera es que el desfase comercial se mantuvo estable en torno al 1,5-2% del PIB durante la última parte del siglo XX, y es con la llegada del nuevo siglo cuando el déficit comercial se dispara.

Desde 2000 hasta 2008 el déficit superó el 4% en todos los ejercicios salvo, 2001, año en que hubo una mini crisis con los ataques terroristas de septiembre. Los peores años fueron 2004-2008, coincidiendo con las burbujas de crédito e inmobiliaria, en parte como consecuencia de la expansión monetaria tras la crisis de 2001, y también por la debilidad del dólar esos años. En España conocemos perfectamente la conexión entre burbuja inmobiliaria y déficit comercial, que también vivimos en esos años. El máximo déficit comercial de EEUU se alcanza en 2005, con casi un 6% del PIB.

Con la crisis de 2008 se produce una notable caída del desequilibrio comercial hasta el 3,4% del PIB, pero luego vuelve a remontar hasta el entorno del 4%, con algunas oscilaciones cíclicas, fundamentalmente. Los máximos desde 2010 y hasta nuestros días se alcanzan en 2011 (4,6% del PIB), en 2021 (4,3%) y en 2022 (4,4%).

Gráfico 2. Déficit comercial de EEUU (en % del PIB)

Déficit comercial de EE.UU. (en % del PIB)

Déficit comercial de EE.UU. (en % del PIB)

Si dividimos esta serie temporal por mandatos políticos presidenciales y hacemos el promedio de los 4 años en cada caso, obtendríamos los siguientes valores de déficit comercial (% del PIB):

  • 1989-92, Bush (padre) : 1,5%
  • 1993-96, Clinton 1 : 1,9%
  • 1997-00, Clinton 2 : 3,0%
  • 2001-04, Bush (hijo) 1 : 4,5%
  • 2005-08, Bush (hijo) 2 : 5,7%
  • 2009-12, Obama 1 : 4,2%
  • 2013-16, Obama 2 : 4,0%
  • 2017-20, Trump 1 : 4,0%
  • 2021-24, Biden : 4,1%

Aunque es cierto que hay un cambio de tendencia con el cambio de siglo, no se detecta ninguna correlación entre el partido político del inquilino de la Casa Blanca y la magnitud del déficit comercial. Si acaso, es menor con los demócratas.

En segundo lugar, Trump 2.0 va a arrancar su mandato con un 4,0% de déficit comercial heredado de la administración Biden, una cifra muy similar a la de sus tres últimos predecesores en la Casa Blanca. No es una situación de "emergencia" como quiere transmitir.

En tercer lugar, no se percibe ninguna mejora del déficit con la política proteccionista de Trump 1.0., y que mantuvo, en general, Biden. Si aquello no funcionó, ¿por qué volver a repetir el experimento? Probablemente porque pensarán que las medidas de entonces no fueron suficientemente contundentes. Por tanto, según esta interpretación, deberíamos esperar una guerra comercial mucho más intensa durante este mandato que la que sufrimos durante el primero de Trump.

El análisis anterior no llega a conclusiones muy distintas en el caso de considerar la balanza de bienes y servicios, y no sólo la balanza de bienes. Es verdad que la balanza de servicios es superavitaria para EEUU, pero su magnitud apenas logra reducir en un 20-25% el total del desfase comercial de dicho país. Los datos para los 3 últimos años se muestran en el Cuadro 1 a continuación:

Cuadro 1. Balanza de bienes, de servicios y conjunta (en MM$)

Balanza de bienes, de servicios y conjunta (en MM$)

Balanza de bienes, de servicios y conjunta (en MM$)

Así, por ejemplo, en 2024 el déficit de la balanza comercial de bienes fue 1,2 billones nuestros (trillion para los americanos). En la balanza de servicios se registró un superávit de 293, por lo que la balanza conjunta registró un déficit de 918.000 millones de $, un 76% de la balanza de bienes. Es decir, que el superávit de la balanza de servicios apenas logra enjuagar un 24% del monumental ("tremendous", en terminología de Trump) déficit de bienes.

Las listas negras de Trump

Dando por hecho que va a haber una nueva guerra comercial, probablemente más intensa que la de 2017-20, ¿qué países pueden estar en el punto de mira del nuevo presidente americano? Para tratar de contestar a la pregunta, me centraré en los datos de 2024, aunque la respuesta no sería muy diferente en el caso de hacer un promedio de los últimos años.

En las Tablas 1 a 3 presento el ranking de los países en función del déficit comercial que EEUU tiene con ellos. Lo hago con los datos del comercio de bienes, porque el desglose de servicios por países sólo está disponible hasta el tercer trimestre de 2024.

En la Tabla 1 presento el ranking de los "malos", es decir, los países con los que EEUU tiene un mayor déficit comercial.

Ranking de los “malos”,

Ranking de los “malos”,

Los 11 países de la tabla explican el 97% del déficit comercial americano en el último año (1,167 billones de dólares de un total de 1,202 billones de dólares, según la metodología de Aduanas). Entre ellos destaca China en primer lugar que, sumado a Taiwán representa un tercio del total del déficit comercial americano. En segundo lugar, está México. A nadie le debe sorprender que estos dos países susciten la máxima ira comercial del "mercantilista libertario".

Llama la atención el tercer puesto, que ostenta Vietnam, y del que nadie habla. Dudo de que Trump desate una guerra comercial con este país por las reminiscencias históricas y el impacto que tuvo y tiene el conflicto bélico en la conciencia del americano medio. Además, hay millones de refugiados de ese país en los EEUU Probablemente Trump pase por alto a Vietnam y continúe la lista hacia abajo.

Los siguientes son países europeos. Los vínculos de EEUU con Irlanda son demasiado fuertes como para ser objeto de un ataque comercial. Por tanto, el siguiente en la lista y tercer objetivo más importante sería Alemania. La debilidad económica y política de este país le hacen especialmente vulnerable y una pieza de caza mayor muy apetecible para el nuevo líder americano. El problema es que la política comercial de la UE está en manos exclusivas de la Comisión Europea. Los países miembros no pueden individualmente establecer o modificar tarifas con terceros países. Por el contrario, EEUU sí que les puede poner aranceles de forma bilateral individual. Pero la respuesta europea será colectiva. En cualquier caso, EEUU tiene un déficit comercial de 236.000 millones de dólares con la UE y no le importará la guerra con el conjunto.

Seguidamente en la lista llegan los asiáticos: Japón y Corea del Sur. Al primer ministro nipón ya le ha llamado a capítulo a Washington D.C. Y, además de comunicarle que Nippon Steel no se va a hacer con el control de US Steel, como pretendían, les ha recordado su déficit bilateral y la necesidad de corregirlo. Y les ha anunciado aranceles, pero sin concretar cuantías ni fechas.

Al líder de Corea del Sur aun no le ha convocado a la Casa Blanca, pero es cuestión de tiempo. El vinculo histórico con Corea del Sur, consecuencia de la guerra de los años 50, no es tan fuerte como el de Vietnam. Además, Trump se entiende bien y aprecia al dictador de Corea del Norte, lo que pone en más dificultades al vecino del Sur.

El siguiente es Canadá que, aunque no está en el top de la lista (porque el tamaño de su economía es pequeño), sí lo está en las "ganas" que le tiene Trump, convencido de que ha sido el gran beneficiario del NAFTA.

Tailandia viene en el puesto 9, y recibirá un trato parecido al de Corea. A continuación, está la India, cuyo primer ministro ya ha sido recibido en la Casa Blanca y ha recibido el "mensaje" sobre los aranceles. Es verdad que, desde un punto de vista geo-estratégico, India es un país interesante para EEUU por su enemistad con China. Pero el déficit es el déficit, y dudo de que se libren del ataque comercial. Además, están en los BRICS y ya sabemos lo que piensa Trump de esta asociación de países.

Finalmente se encuentra Italia, con un absoluto parecido al de la India. Recibirá el mismo tratamiento que Alemania, pese a la amistad recíproca de la primera ministra Meloni con Trump.

Ranking de 'los buenos'

Ranking de 'los buenos'

En la Tabla 2 están los países "buenos", es decir, con los que EEUU tiene superávit. Destaca en la lista Holanda país con el que EEUU tiene un superávit de 55.000 millones de dólares. Lo que hay detrás de este superávit es que Países Bajos compra mucho petróleo y gas natural licuado a EEUU, que luego reexporta a otros países una vez hecho el refino o la regasificación, respectivamente. No creo que ni EEUU ni la UE se metan en una guerra arancelaria en lo que se refiere al petróleo o el gas, dada la experiencia energética reciente. Por eso, los Países Bajos pueden ser uno de los grandes beneficiados de una hipotética guerra comercial entre EEUU y la UE.

También está Hong Kong, a quien exporta muchos automóviles y bienes manufacturados, Australia y el Reino Unido. Son países "amigos" en la tradicional relación transatlántica. Y el superávit con ellos les hace candidatos a estar fuera de la lista de enemigos, aunque luego matizaré este punto.

En la lista de "doblemente amigos" también están Brasil, Argentina, Chile, Egipto y Singapur. No creo que haya conflicto arancelario con estos países, dado el superávit comercial de EEUU con ellos. Es distinto el caso de Bélgica y España. Al ser países de la UE y, pese a tener superávit comercial con nosotros (compramos a EEUU 2.600 millones de dólares más de lo que le vendemos), Trump nos meterá en el mismo saco que al resto de la UE, aunque probablemente suframos menos que los que están en la primera lista.

Finalmente, Trump acaba de anunciar un arancel especial para el sector del automóvil. Es el sector que más le obsesiona, por los motivos expuestos al principio de este artículo. Aunque no se publican las balanzas comerciales de este sector por países, se pueden calcular a partir de los datos de exportaciones e importaciones sectoriales. Esto es lo que hago en la Tabla 3 a continuación.

Ranking 'los muy malos' sector automóvil

Ranking 'los muy malos' sector automóvil

El ranking, como no podía ser de otra forma, está encabezado por México. Los EEUU importan 181.400 millones de dólares en el sector del automóvil y exportan 43.600 millones de dólares a su vecino del sur. La diferencia supone un déficit para EEUU de 137.800 millones, que es un 80% del total del déficit americano con su vecino del sur. Por tanto, corregir el déficit comercial con México, el segundo más abultado de la lista 1, pasa necesariamente por el sector del automóvil.

Los siguientes en la lista son Japón, Corea del Sur, Alemania y China. Ya hemos hablado de estos países y está claro que Trump les va a "poner la proa", tanto por el déficit general como por el del automóvil.

Un caso distinto es el del Reino Unido. Está en la lista de los "buenos" en el déficit comercial total (los EEUU tienen superávit con ellos) pero en la lista de los "malos" en lo que se refiere al automóvil. ¿Se atreverá con ellos Trump? Mi apuesta es que sólo se meterá en una guerra en lo que se refiere al sector del automóvil. Pero UK tiene la opción de responder con aranceles en otros productos, dado su déficit comercial con EEUU.

Otro caso interesante es el de Canadá, que es el opuesto a UK. Está en la lista de los "malos" en el déficit general, y en el de los "buenos" en la lista del automóvil. Es verdad que EEUU importa muchos vehículos de Canadá, pero exporta muchos componentes necesarios para su producción. Creo que en este caso primará la primera lista y serán objeto de ataque, incluso en el sector del automóvil.

Los acontecimientos son rápidamente cambiantes y la racionalidad económica muchas veces no se puede aplicar en estos momentos. Veremos lo que ocurre en las próximas semanas