“El narcotráfico, no la droga, es el peor flagelo que soporta América Latina” (José Mujica).
Hace más de un año, en mi columna El mercado de la cocaína expliqué los motivos por los que considero que la despenalización de las drogas tiene más beneficios que inconvenientes.
Si fueran legales, Pablo Escobar nunca habría llegado a ser el capo de los capos. En más de medio siglo de guerra contra las drogas, jamás se ha logrado reducir su consumo. Eso sí, los asesinatos relacionados con este negocio no han parado de crecer.
Cuando la coca se erradica en una ladera, se traslada a otra. En este gráfico de Statista, podemos comprobar que el 100% de sus cultivos en el mundo se sitúan en Colombia, Perú y Bolivia. Pero casi todos los amos de dicha droga son colombianos. La expansión a esos otros países cercanos se ha dado en el tiempo en función de la demostrada inútil lucha de las autoridades:

Las acciones de Trump han puesto de relieve una creciente amenaza mundial: nuevas clases de narcóticos ilegales no originarios de campos de amapolas afganos o de plantas de coca colombianas, sino de barriles con productos químicos.
Las bandas que los fabrican no sólo están elaborando nuevos tipos de drogas con la ayuda de sustancias químicas que viajan de un continente a otro, sino que también están innovando en toda la cadena de suministro, utilizando la red oscura y las redes sociales para la venta minorista, y drones para la logística. Han sido pioneros en una nueva forma de tráfico de drogas que combina la alta tecnología con el espionaje.
En esta infografía de El Orden Mundial, podemos observar que, a grandes rasgos, el fentanilo es fabricado en China, cocinado en México y consumido en EEUU:

Según The Economist, las organizaciones rusas dominan el mercado mundial de drogas en criptomonedas. Representan unos 1.700 millones de dólares de los casi 2.400 millones de dólares de drogas compradas con bitcoins u otras criptos.
El tráfico de drogas a través de criptomonedas sigue siendo insignificante en comparación con el de las formas tradicionales, cuyo valor se puede estimar en al menos 600.000 millones de dólares al año. Los que utilizan la red oscura o las redes sociales representan menos del 10% de los clientes tanto en España como en Estados Unidos, según una encuesta publicada en 2020. Las transacciones en persona en bares, clubes y la calle siguen siendo la norma.
La comodidad y el bajo coste están estimulando la demanda de drogas sintéticas, que son fáciles de fabricar, mucho más baratas que las importadas (como la heroína o la cocaína) y son mucho más peligrosas también por desgracia:

Para los delincuentes, los narcóticos sintéticos tienen claras ventajas sobre las drogas de origen vegetal. No es necesario involucrarse en la agricultura. Los productores tampoco tienen que preocuparse por transportar materias primas ilegales a los lugares donde se convierten en narcóticos. En parte por esas razones, los sintéticos suelen tener mayores ganancias. El fentanilo es mucho más rentable que la heroína. Por eso es extraño que aún no se haya inventado un sustituto químico de la cocaína.
Las drogas sintéticas no están exentas de inconvenientes. Lo ilustra el diagrama en forma de telaraña de Martin Raithelhuber, un experto en drogas sintéticas del laboratorio de la ONU. Dos grandes nodos cerca del centro del diagrama representan la anfetamina y la metanfetamina. Los hilos que irradian de ambas tienen nodos más pequeños.
Cada uno de los nodos más pequeños representa una sustancia química. Los que están más cerca de los nodos más grandes son precursores: sustancias químicas que se pueden utilizar para fabricar anfetamina y/o metanfetamina. Los que están más lejos son “preprecursores”, que se pueden utilizar para fabricar un precursor u otro preprecursor que esté más cerca de los nodos grandes.
A medida que ha surgido el problema de las drogas sintéticas, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ha impuesto controles a algunos precursores. Estos controles deben ser aplicados por los 190 países que forman parte de la convención de Naciones Unidas sobre el tráfico de drogas. En respuesta, los delincuentes han recurrido a la fabricación de precursores utilizando preprecursores que, al igual que éstos, provienen en su mayoría de Asia, en particular de China. En algunos casos, los propios preprecursores han sido restringidos, pero otros también tienen usos inocuos. Prohibirlos todos podría causar graves daños a las industrias químicas.
Otra forma en que los fabricantes de precursores pueden eludir los embargos internacionales es añadiendo una molécula que convierte una sustancia controlada en una no controlada para su transporte. Después de la entrega, los narcoquímicos la eliminan.
La inteligencia artificial podría complicar aún más las cosas a los investigadores. En 2022, Nature Machine Intelligence publicó un artículo que señalaba que las técnicas utilizadas para desarrollar nuevos fármacos podrían utilizarse para diseñar medicamentos totalmente originales que no figurarían en ninguna lista negra. Es posible que esto ya esté sucediendo, ya que cada año aparecen nuevas drogas sintéticas:

El 6 de febrero, la Armada colombiana interceptó un narcosubmarino en el Pacífico que transportaba más de 2,2 toneladas de cocaína. Los barones colombianos de la coca comenzaron a trabajar con fabricantes de submarinos rusos en la década de 1980. No fue hasta 2006 que la guardia costera vio tres tubos de plástico deslizándose por las aguas de Costa Rica.
Los tubos estaban unidos a un buque semisumergible que transportaba 2,7 toneladas de cocaína. En 2008, las autoridades estadounidenses detectaron diez de estos buques al mes, y en 2019 las autoridades de nuestro país incautaron un buque de 20 metros que había cruzado el Atlántico. Habiendo dominado el mar, ahora han tomado el aire…
Los drones no pueden desplazarse tanto como los submarinos. La carga útil de los más robustos es de unos 220 kg. Pero tienen varios usos para los narcos: pueden llevar drogas o armas a los miembros de las bandas en prisión y son especialmente útiles en las fronteras internacionales. Donde hay formidables barreras naturales o artificiales, se pueden utilizar para transportar cantidades modestas de narcóticos. Donde hay rutas viables para las “mulas”, se pueden usar drones para alertarlas sobre la ubicación de las patrullas fronterizas.
Los drones pueden adquirir un cuarto uso letal. El mes pasado, Estados Unidos advirtió a sus agentes que las bandas mexicanas podrían atacar con drones que transportaban explosivos.
Sin embargo, ambos pueden jugar al juego de los drones. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo recientemente que su Gobierno está permitiendo vuelos de drones de vigilancia estadounidenses en busca de laboratorios de fentanilo. La innovación tecnológica es un arma de doble filo.
Feliz semana a todos. Recuerda siempre el lema de Ragusa (Dubrovnik): Non bene pro toto libertas venditur auro (“La libertad no se vende ni por todo el oro del mundo”).