El pasado 4 febrero, el Centro Cultural Conde Duque de Madrid rebosaba vida. Había ilustradores, fotógrafos, tatuadores, desfiles, coloquios sobre arte, conciertos de música urbana… Un ir y venir de jóvenes madrileños ávidos de experiencias culturales que no fueran un botellón o una noche en Medias Puri, la discoteca de moda. Este martes, esta experiencia toca su fin. La iniciativa cultural Un cuarto en llamas termina su andadura tras un año y cinco meses en el centro de la capital.
Los Acuerdos de la Villa, firmados tras la pandemia por todos los grupos municipales del Ayuntamiento, dieron alas a este proyecto. Se buscaba “reactivar el tejido cultural en Madrid”, en palabras de Anna Berchuk, coordinadora de Un cuarto en llamas. La cesión de una parte de este centro cultural al colectivo Masquepalabras fue una de las 28 medidas aprobadas por el consistorio madrileño en materia de cultura
“Llegamos al espacio en octubre de 2021. Las bases del BOAM [Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid] indican que la cesión del espacio es por un año y se puede prorrogar otro año más. Cuando pedimos la prórroga en octubre nos encontramos con que solo nos prorrogaban hasta el 1 de marzo, también contradiciendo un poco las mismas bases del BOAM. Fue un golpe duro”, lamenta Berchuk en conversación telefónica con este periódico. La aventura toca a su fin.
—¿Cómo describirías en pocas palabras qué es Un cuarto en llamas?
—Es un espacio de diálogo y acción cultural. Es un proyecto de autoprogramación juvenil que está dirigido por y para la gente joven. Lo interesante es que funciona por la asamblea, que tiene lugar los martes y que es un punto de encuentro de todas las personas que están interesadas en sumarse e involucrarse en el proyecto.
Así pues, desde septiembre, en este espacio del centro cultural se han hecho más de 270 actividades, de diferentes formatos y ámbitos artísticos. “Está totalmente abierto a todos los formatos. Se han hecho encuentros, coloquios alrededor de compañías escénicas emergentes, desfiles de artistas emergentes, conciertos, recitales y coloquios sobre fotografía analógica”.
“La programación del espacio surge desde la asamblea. Son los mismos jóvenes que forman parte de la asamblea los que deciden qué contenidos, qué formatos y qué ámbitos artísticos son los que se programan en el espacio. Ellos mismos lo deciden y lo programan”.
El colectivo Masquepalabras consiguió por concurso la cesión del espacio en octubre de 2021, después de que la Covid-19 diezmara todas las actividades de España, también la cultural. Tenían la cesión por un año, prorrogable a un segundo. En los primeros meses, el colectivo se dedicó a construir el proyecto desde cero, a afinar el tiro.
Cuando el proyecto está encaminado, ha llegado el varapalo: en octubre de 2022 les renovaron, pero solo por cinco meses. “Contábamos con los dos años. Ha sido muy duro cortarlo en el momento que está a tope. Está siendo muy exitoso, hay muchas personas involucradas”, lamenta la coordinadora.
“Nos hemos estado reuniendo con el Ayuntamiento y con la dirección artística del Conde Duque y, básicamente, lo que nos han dicho es que el centro cultural necesita el espacio para su propia programación. No nos han explicado cuál va a ser”.
El contrato de la cesión se puede cancelar por varias razones, entre ellas, por un “bien de interés público debidamente acreditado”. El colectivo critica que “no ha habido una justificación como tal”. Asimismo, no les han ofrecido alternativa.
El Ayuntamiento asegura que la "posibilidad de prórroga de 12 meses estaba recogida en las bases, supeditada a la disponibilidad de estos espacios por parte de los centros para desarrollar su propia programación".
"Así, la limitación de la duración de la prórroga se ha debido a las necesidades derivadas de la programación del Centro Conde Duque y gestión de la sala. En ese mismo espacio la dirección artística del centro programa sus actividades de mediación".
"Masquepalabras interpuso un recurso de reposición reclamando la prórroga de un año y no de cinco meses. El recurso fue desestimado. Disfruta de este espacio hasta el 28 de febrero de 2023".
"Por otra parte, Masquepalabras, ha resultado también beneficiara de una ayuda de 80.000 euros en la convocatoria del Área de Cultura 2022-2023 de ayudas a festivales y otras ferias culturales, para el proyecto Poesía o barbarie".
“Bonito, pero muy triste”
“Por la asamblea pasan más de 100 personas y de la asamblea han surgido grupos de trabajo que llevan sus propios proyectos. La programación del espacio la han liderado más de 600 jóvenes entre organizadores, comisarios, artistas, invitados, creadores… La verdad es que ha sido increíble”.
Además, prosigue Berchuk, “el proyecto tiene un claro objetivo de profesionalización para la gente joven”. En el poco tiempo que ha estado la iniciativa en marcha han pasado por el espacio más de 15.000 personas y se han superado las 600.000 interacciones en redes sociales, según las cifras del colectivo.
Este martes se reunirán por última vez en el Conde Duque. La despedida está programada para las 18:30 horas. “Va a ser muy bonito, pero muy triste”.