¡Vaya, vaya, aquí no hay playa! Esa rima fácil, producto de un éxito musical de los ochenta, regresa cada verano al imaginario colectivo cuando uno se encuentra en Madrid. Suben las temperaturas, se escuchan alarmas de olas de calor, y llega el momento de ventanas abiertas, persianas bajadas y búsqueda de un lugar donde refrescarse.

Hay opciones en el término municipal, con piscinas públicas y privadas donde aplacar el asfixiante rugido del asfalto. Hay forma de salir de los barrios más urbanizados e ir a chapotear en algún arroyo o río que ofrezca la sierra. Pero existe, también, una mezcla: las albercas de agua natural.

Una combinación que adquiere protagonismo en cuanto asedia la canícula. Para algunas hace falta madrugar y evitar muchedumbres en la carretera; para otras, ser precavido por la escasez de entradas. En todos los casos, la emergencia empuja a millones de residentes que anhelan un pedazo de mar. Porque, ya saben, se puede tener el Retiro, la Casa de Campo, el Ateneo, mil cines o museo, pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya!

¿Cuáles son las principales piscinas naturales y cuándo abren?

A la hora de hablar de piscinas naturales, se deben reseñar tres recintos principales:

Las presillas

Mítico nombre entre el madrileño de a pie, Las Presillas conjuga la necesidad con la belleza. Están en el cauce del río Loyola, en Rascafría. El valle es El Paular, con el monasterio de Santa María de El Paular a un paso y rutas de senderismo. Son tres piscinas naturales con una zona de pícnic, mesas, un quiosco y aseos. Abre a mediados de junio y se cierra a finales de septiembre, de manera ininterrumpida. El horario es de 9 horas a 21 y es gratuita. Lo único que se paga es el aparcamiento: nueve euros si vas en coche particular. Ah, y no deja animales de compañía.

Las Berceas

Otro competidor directo de Las Presillas. En este caso, en Cercedilla, en la sierra de Guadarrama. Tiene una extensión de 30 hectáreas y, aparte de dos enormes piscinas, hay merenderos, vestuarios, duchas, áreas para tomar el sol... Aunque tampoco permite animales. La fecha de apertura es el 16 de junio y cierra el 27 de agosto. En este caso, el precio de la entrada es de seis y siete euros, según el día.  

Las Berceas, en Cercedilla. EUROPA PRESS

Riosequillo

Volvamos al norte. En Buitrago de Lozoya, población con un castillo, una muralla y hasta un museo de Picasso, se encuentran las piscinas de este estilo más grandes de España. Ocupan una superficie de 4.500 metros cuadrados y tienen un aforo para 2.000 bañistas. En su recinto puede haber hasta partidos de fútbol y alquiler de kayaks. Este año, se prevé la apertura el 22 de junio. La clausura será en septiembre. Aquí, los precios son 12 euros los fines de semana y ocho entre semana, con algún tipo de descuento.

¿Hay agua más allá de las baldosas?

Huelga apuntar que no solo existen estas parcelas para mojarse. Fuera de las baldosas o de la piedra que acote el lugar, hay parajes naturales donde darse un chapuzón. Estos son los más populares:

Pantano de San Juan

Se sitúa a unos 50 kilómetros de la capital. Es una de las zonas declaradas aptas para el baño por la Comunidad de Madrid. A lo largo de su perímetro suma 14 kilómetros de playas. La más conocida y multitudinaria, la de Virgen de la Nueva. Junto al denominado. El Muro es la zona de recreo preferida de los visitantes debido a su accesibilidad. También se puede ir a la Lancha del Yelmo, con deportes acuáticos y un bar. En cualquier caso, conviene madrugar e ir bien preparado.

Pantano de San Juan. EUROPA PRESS

Embalse El Atazar

Un mítico en la ciudad. Con apodos como "la playa de Madrid" y varios campings en sus proximidades. Uno de los lugares de entrada es el pueblo homónimo, con un puerto de vela. El embalse fue inaugurado en 1972 y forma parte del Canal de Isabel II. El paisaje es agreste, con jarales y pinos. Se encuentra a unos 87 kilómetros del centro.

Embalse Atazar

Playa del Alberche

Cambiamos de rumbo y tiramos al sureste. En la confluencia de los ríos Alberche y Perales se halla una de esas "playas" que busca la gente desesperadamente en Madrid. Tiene orilla y se puede acudir sin problemas con niños o animales (aunque necesiten ir atados). Está a menos de 60 kilómetros de la metrópoli.

Playa de Estremera

Última opción: dirigirse al municipio de Estremera, a 60 kilómetros al suroeste de Madrid, y plantarse en su playa, también denominada playa fluvial de Los Villares. Está Reconocida como zona de baño apta por la Comunidad y ofrece actividades acuáticas. No restringe la visita a animales.