Esta "institución sagrada" que se decía en el periódico El Liberal en 1893, apenas unos meses antes de la inauguración del Beti Jai, no subsistió incólume al paso de los tiempos. El frontón echó el cierre hace exactamente 105 años y en las siguientes décadas se ha utilizado tanto como Centro de Ensayos de Aeronáutica, así como de concesionario, garaje y taller mecánico, pasando por fábricas de diversa índole y viviendas. También fue refugio de okupas allá por comienzos de los 2000. Ahora, ha vuelto a abrir sus puertas tras ser rehabilitado en su totalidad y reacondicionado por el Ayuntamiento de Madrid. Fotografía realizada con Leica SL3.