Lo más paradójico de la tarde fue un aullido que emergió del interior de uno de los apartamentos de la calle, en un segundo o tercer piso, tras la balaustrada de una terraza chic. "¿Y el 8M qué? ¿Y el 8M qué?". La vecina comenzó a vociferar a las ocho y media de la tarde al advertir cómo 10 furgones de la Policía Nacional de la unidad anti disturbios se aposentaban en la intersección, en el cruce de Núñez de Balboa con la calle Ayala. Por delante, unas dos horas de paseo circular.
El despliegue policial fue amplio en la cuarta jornada de protestas en el centro de Madrid. Varias patrullas de la UIP de la Policía Nacional se movilizaban pasadas las 20.00 horas de este jueves en el distrito de Salamanca de la capital, momentos antes de que arrancara una nueva manifestación para protestar contra el Gobierno de Pedro Sánchez por la gestión de la crisis del Covid-19.
iban aproximándose los vecinos, cada cual con el atuendo más surrealista que el anterior. Los policías se estiraron en dos líneas, una a cada lado de la calzada, protegiendo el asfalto, para que nadie, salvo los fotógrafos y los cronistas pudieran aglomerarse en un punto determinado de la calle. Gritar, sí, pero durante el garbeo vespertino.
Un helicóptero vigilaba desde el aire, dando apoyo a un operativo cuyo objetivo no era otro que garantizar que se cumple la normativa de seguridad sanitaria. "Sigan paseando", pedían los agentes, con insistencia, a los ciudadanos que se encontraban en la zona. Tanto la Delegación del Gobierno en Madrid como la Policía Nacional insistieron en que las sanciones no están dirigidas a los viandantes por participar en caceroladas o protestar contra el Ejecutivo con banderas en la calle, sino a aquellos que incumplen las normas decretadas en el estado de alarma. Como por ejemplo, el no respetar la distancia mínima de seguridad.
Este jueves, los manifestantes, en lugar de detenerse en el cruce de Núñez de Balboa con Ayala, como venían haciendo hasta ahora, se dedicaron a pasear por las aceras. Eran un rosario, una procesión de cazuelas calle arriba, calle abajo, entonando las consignas habituales: "¡Gobierno, dimisión!" era lo más socorrido, pero se popularizaron otras proclamas críticas diferentes contra el Ejecutivo.
Más arriba, en dirección a la avenida de Juan Bravo, a la altura del cruce con Don Ramón de la Cruz, una joven reparte panfletos con el rostro del presidente del Gobierno. Está subida a un banco. La muchedumbre se acerca curiosa a ella. Muchos recogen las hojas de propaganda de color rojo, que llevan el siguiente mensaje: "Confía en tu gobierno. Encerrados seréis libres". A su alrededor, los manifestantes se hacen fotos con estas cuartillas y rodean el cruce sin guardar las distancias. A pocos centímetros los unos de los otros, gritan "dimisión, dimisión".
Otros optan por dar vueltas a la manzana, armados de utensilios de cocina, dando vueltas en círculos una y otra vez, de forma que cada pocos minutos unos y después otros vuelven a pasar por el mismo sitio.
Pasa más de media hora, y la insistencia de los agentes no hace mella. Así que arrancan uno de los furgones. La policía baja entonces la calle con ese vehículo, que lleva la ventana abierta y la bocina encendida. Avanzan lento mientras emiten el siguiente mensaje: "Atención, atención, les habla la policía. Conforme a lo dispuesto en el real decreto, les pedimos que mantengan la distancia de seguridad. Deben mantenerse en movimiento en la vía pública".
Protestas en Núñez de Balboa
Las manifestaciones en la calle Núñez de Balboa, una de las zonas más ricas de Madrid, se han sucedido en las últimas noches sobre las 21.00 horas y ayer miércoles sumaron alrededor de doscientas personas congregadas en la calle. En los vídeos de los últimos días se observa cómo la distancia de seguridad entre ellos no existe. Cualquier parecido con la norma establecida por el estado de alarma es pura coincidencia.
Desde el pasado 10 de mayo decenas de personas protestan al grito de "libertad" con fuertes caceroladas en este barrio. Este jueves, por quinto día consecutivo, decenas de vecinos se han vuelto a congregar en esta zona, en una concentración que cada jornada gana más adeptos.