Cuenta un importante miembro del gobierno de Madrid que las líneas de autobús aportan grandes claves al diagnóstico. Si están bloqueadas, no circula el transporte público, pero tampoco los repartidores. Dicho de otra manera: mientras el mapa de la EMT ilustre el colapso, los supermercados correrán el riesgo del desabastecimiento y será difícil asistir a colegios o centros de salud.
A última hora de este jueves, cuando estaba a punto de cumplirse una semana de temporal, sólo estaban activas 39 de las 185 líneas diurnas de autobús, lo que apenas supone un 21%. El perjuicio en la actividad económica ya roza los 1.400 millones de euros, a razón de 200 al día.
Funcionan el Metro y los trenes de cercanías con una normalidad casi absoluta, pero esos trayectos no alivian las dificultades de grandes ni pequeños comercios. Tampoco las de Correos. Ni siquiera han podido empezar a recogerse los restos de 150.000 árboles afectados por la nevada.
La oposición ya ha pedido la dimisión de Borja Caravante (PP), concejal responsable de Medio Ambiente y Movilidad. Su actuación, a tenor de las fuentes contrastadas por este periódico, también ha sembrado la inquietud en el propio gobierno de la ciudad.
Más Madrid le acusa de falta de previsión y "actuación irresponsable". Ya entrada la tarde del viernes, los autobuses urbanos seguían circulando pese a la gran nevada. Decenas de vehículos quedaron atrapados. En un primer momento, los conductores recibieron la orden de regresar a las cocheras, pero el mandato quedó anulado poco después.
La crisis de movilidad que sufre Madrid -calificada como "catastrófica" por concejales de la oposición, pero también del propio Ejecutivo- ha llevado a la alcaldía a pronosticar que los centros educativos no podrán reabrir el lunes 18 de enero, tal y como estaba previsto.
Las fuentes municipales consultadas por este diario mencionan una "falta de coordinación" entre la UME -ministerio de Defensa- y el área dirigida por Carabante, que estaría aminorando la velocidad de la recuperación.
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, pide a los madrileños "precaución, cuidado y cautela" debido al "riesgo" evidente. Ya trabajan 7.230 personas para abortar la crisis del temporal. De momento, según datos oficiales, sólo se encuentran "despejadas" 1.784 calles de un total de -aproximadamente- 9.000.
El bloqueo en el callejero ha supuesto también la acumulación de 9.000 toneladas de basura. El Ayuntamiento indica que ya ha vuelto a trabajar el 100% de los camiones de recogida, pero hasta dentro de varios días la ciudad no recuperará, en ese sentido, la normalidad.
La arquitectura de Madrid
Otro de los principales problemas que ha traído Filomena en el ámbito de la movilidad tiene que ver con la nieve acumulada en los tejados y las cornisas. A lo largo de estos días, se han producido pequeños aludes que han ocasionado accidentes humanos y materiales.
El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Sigfrido Herráez, señala en una entrevista con este periódico que "claramente no estábamos preparados" para un volumen de nieve como el que ha caído.
Da igual barrios nuevos que antiguos. “No creo que dependa de la modernidad ni de la amplitud de las avenidas”, apunta el decano del COAM. “El urbanismo influye con dificultad sobre temas meteorológicos; es decir, el tipo de caída de nieve solo tiene una prevención, que se quite lo antes posible y cuando aún está blanda”, sentencia.
Por desgracia, apunta Herráez, en España no existe la cultura generalizada, como en los países nórdicos, de coger la pala y retirar la nieve cuanto antes.
Ahora bien, los problemas en los edificios asociados a la tormenta Filomena tienen dos vertientes, según indica Sigfrido Herráez. Por un lado, el mantenimiento a lo largo de los años. “Invito a las comunidades de propietarios a que miren despacio si hay alguna grieta, albardillas sueltas y revisen la holgura de las barandillas para que, si ven fallos, llamen a un perito o a algún profesional”, advierte.
El decano del COAM incide especialmente en todos los elementos que se ponen sobre un proyecto de arquitectura (cornisas, albardillas de barandillas o azoteas, aparatos de aire acondicionado, porches) y que tienen especial peligro. La nieve y las bajas temperaturas pueden provocar que se hiele el agua dentro de un taladro en una fachada, se rompa el mortero o ladrillo que lo sujeta y estos elementos puedan soltarse.
También apunta que “en las terrazas de algunos locales el que dimensiona es un carpintero metálico y se ha quedado corto”. “Es muy difícil que en un proyecto con control de un ingeniero pase eso”, pero ocurre en estos elementos donde “hay mucha gente que calcula a ojo”, lamenta Herráez.
En este sentido, resalta el decano del COAM, “es muy importante para evitar estos errores lo que hizo Madrid con la ITE (Inspección Técnica de Edificios) que periódicamente tienen que pasar los edificios”.
Por otro lado, Sigfrido Herráez apunta a posibles fallos humanos. “Puede que algún técnico se haya equivocado en el cálculo del sobredimensionamiento para temas de nieve, viento, agua; tampoco hay que pensar que todos los problemas son sobrevenidos por una nevada”, reconoce.
De ahí que quizá haya que revisar el Código de Edificación actual, que tiene algo más de una década. Se trata de una norma que aprueba el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y que “merece la pena releer y adaptar a la nueva situación”. Si estas nevadas llegan con más frecuencia, tan solo habría que actualizarlo para asegurar más las estructuras de los edificios.