Ni Vox ni Recupera Madrid, el nuevo partido político integrado por cuatro ex ediles de Manuela Carmena. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, se ha quedado este martes sin socios con los que sacar adelante los Presupuestos municipales... a menos de dos semanas para que prescriba el plazo para su aprobación.
Tras romper definitivamente las negociaciones con el grupo de Javier Ortega Smith y fiar las cuentas municipales al apoyo de los carmenistas, el regidor ha rechazado la "mano tendida" de los segundos. ¿El motivo del desacuerdo? La subida del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) a los inmuebles más caros que exigían los miembros del Grupo Mixto no es una opción para el Gobierno de Cibeles.
Resulta que los cuatro concejales que posibilitaron la aprobación de la nueva Ordenanza de Movilidad pretendían bajar el gravamen a los inmuebles de menos de 250.000 euros para subírselo a los que superasen los 6 millones de valor. Una "línea roja" -subir los impuestos- que desde el consistorio de centro-derecha no están dispuestos a traspasar.
Recupera Madrid, a través de su edil Luis Cueto, ha declarado este martes que "Almeida no tiene mayoría para imponer un modelo fiscal de forma unilateral" porque "la ciudadanía madrileña no le dio una mayoría absoluta": "Es incomprensible la irresponsabilidad del alcalde, que prefiere no aprobar los presupuestos por no ceder a una propuesta sensata como es la de bajar el IBI a la mayoría y subirlo a unos pocos".
Desde ambas partes dan ya por rotas las negociaciones, de modo que las posibilidades del alcalde parecen agotadas: no tendrá el apoyo de Vox, ni el de los cuatro ex de Manuela Carmena, ni mucho menos el de Más Madrid, que es el único grupo que ha presentado una enmienda a la totalidad de los Presupuestos.
¿Y el PSOE? La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Mar Espinar ha sido tajante a la hora de descartar la posibilidad de pactar las cuentas públicas con el Gobierno de PP y Ciudadanos: "Almeida es un pagafantas; con el PSOE que no cuente".
Quedan dos semanas para que expire el plazo y el alcalde no parece que vaya a obtener los cuatro votos a favor que necesita. Por tanto, la capital está abocada a la prórroga presupuestaria. Una tesitura que ya se vivió durante el mandato de Manuela Carmena y que preocupa en el consistorio, pues complicaría el acceso a los fondos europeos.