La ciudad de Madrid ha saldado "una deuda" con quien fue "una madrileña de las que dejan huella" y una de sus grandes "embajadoras", la mezzosoprano Teresa Berganza, quien desde este miércoles da nombre a una de sus plazas más castizas, la situada frente al Teatro de la Zarzuela, su otra "casa".
"Es una maravillosa forma de recordarla; no era amiga de homenajes, pero habría disfrutado mucho de este regalo de cumpleaños", ha señalado su nieta, Sofía Álvarez Lavilla, en un acto celebrado en el día en el que la cantante hubiese cumplido 90 años, ante una inmensa foto suya, una butaca del teatro ocupada por un ramo de flores y balcones engalanados con mantones de colores.
Sobre la idoneidad del lugar, Álvarez Lavilla ha recordado ante un centenar de asistentes que su abuela, una gran defensora de la zarzuela, siempre reclamó que fuese declarada patrimonio de la humanidad y ha dado las gracias por este tributo a todos los implicados.
Lo ha refrendado Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela, uno de los grandes impulsores de esta iniciativa y anfitrión de un acto en el que ha subrayado cómo Berganza "dio cuerpo y alma a nuestra música con su voz, que tenía la virtud de cambiar la realidad y hacerla más feliz".
"Aquí siempre conquistó a su público y llevó nuestra música hasta donde nadie hubiese imaginado", ha insistido, antes de culminar muy emocionado su discurso con unas palabras directas a la homenajeada: "Querida Teresa, te mereces esto y mucho más".
Decisión en enero
La decisión de otorgarle su nombre a esta plazuela fue suscrita por el Pleno del distrito de Centro en enero pasado y aprobada unos días después por la junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, en un reconocimiento "más que merecido, por haber sido una de las figuras más internacionales".
En representación del consistorio madrileño han asistido hoy al evento Andrea Levy, delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte, y José Fernández, concejal presidente del distrito Centro, quien ha destacado que la iniciativa se aprobó por unanimidad y con "un amplio consenso social".
"Lo hacemos en la que fue su casa", ha indicado en recuerdo de "una madrileña de las de verdad, de las que dejan huella" y como forma de "saldar una deuda" con quien fue una de las "grandes embajadoras" de Madrid.
Berganza nació en 1933 en la calle de San Isidro Labrador y durante su carrera artística actuó en La Scala de Milán, la Ópera Nacional de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York, entre otros espacios de renombre.
Fue la primera mujer que ingresó como académica de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y obtuvo numerosas distinciones, como la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes, el Premio Nacional de Música o el Príncipe de Asturias de las Artes en 1991 junto a otros gigantes de la lírica como Montserrat Caballé o Plácido Domingo.
Fue en mayo de 2022, a los 89 años de edad, cuando la artista falleció tras convertir la zarzuela en uno de sus géneros de cabecera.
Es por ello que para concluir el acto de hoy, la mezzosoprano Carol García ha interpretado acompañada al piano por Ramón Grau la que fuera una de las piezas icónicas de Berganza, "Canción de Paloma" de "El Barberillo de Lavapiés" de Barbieri.