Corría el año 1978 y muchos cambios se avecinaban en la instituciones españolas. El Ayuntamiento de Madrid no iba a ser una excepción. UCD, el partido de Adolfo Suárez, eligió a un político madrileño, José Luis Álvarez Álvarez, que había sacado la oposición a notario con sólo 23 años y de total confianza suya, para que fuera el alcalde de Madrid durante esa transición.
Este 23 de agosto, el exregidor José Luis Álvarez Álvarez ha muerto en su casa de Cabo de Palos, en Cartagena, donde pasaba el verano con su mujer, Mercedes Royo-Vilanova, y sus hijos, según ha informado Efe. Tenía 93 años y llevaba ya varios años enfermo.
En realidad, Álvarez estuvo en el cargo menos de un año ya que, a principios de 1979, renunciaba a su puesto en pro de su vicealcalde, Luis María Huete, para presentarse a las elecciones democráticas municipales en las que Enrique Tierno Galván consiguió la Alcaldía. En su haber quedaba la redacción de un plan para la protección y conservación de edificios y conjuntos de interés histórico-artístico de la capital.
En los resultados electorales, José Luis Álvarez Álvarez resultó el líder más votado pero Enrique Tierno Galván, el candidato del PSOE, consiguió el apoyo del Partido Comunista para convertirse en uno de los alcaldes más queridos e importantes de la ciudad de Madrid.
La carrera política de Álvarez Álvarez en esos años de la Transición había empezado un poco antes. Este doctor en Derecho fue designado en 1975 secretario general del primer Partido Popular, que fundaron Pío Cabanillas y José María de Areilza y en torno al que se conformó un conjunto de grupos políticos que dieron lugar a Centro Democrático, posteriormente unido a la naciente Unión de Centro Democrático (UCD).
De hecho, ese mismo año en que perdió la Alcaldía de Madrid, fue designado igualmente diputado del Congreso donde tuvo un asiento hasta 1986.
En 1976, formó parte de la Comisión Iglesia-Estado que se encargó de la redacción de los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, suscritos en 1979.
Fue además ministro de Transportes y Comunicaciones en el Gobierno de Adolfo Suárez; y de Agricultura, Pesca y Alimentación en el de Leopoldo Calvo Sotelo.
Cofundador del grupo Tácito, formado por intelectuales y políticos y que tuvo gran influencia en los años de la transición a la democracia, tras la disolución de UCD formó parte de Alianza Popular y, en 1989, integró la comisión encargada de refundar la formación al Partido Popular.
Jurista experto en derecho patrimonial, entre otros cargos, Álvarez fue académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, vocal del Patronato del Museo del Prado y del Museo Arqueológico Nacional.
También fue consejero asesor cultural del Patrimonio Nacional y de la Comisión General de Codificación. Fue autor de varios libros y ensayos sobre temas culturales y jurídicos, sobre todo en defensa del Patrimonio Histórico-Artístico.