Mar León Miguel Fiter

"Estamos muy preocupados", cuenta la hostelera Roselba Ramírez con su 'terraza Covid' recién clausurada en el barrio madrileño de Chamberí. Al igual que en otros restaurantes, esta terraza, fácilmente identificable por ocupar zonas de aparcamiento de vehículos, suponía el 50% de sus ventas y más de la mitad de sus empleados iban destinados a dar servicio en ese espacio al aire libre.

"Fue una maravilla. Cuando se montó, pasamos de 3 a 7 empleados y empezaron a venir vecinos del barrio que no nos conocían", informa la propietaria de la Arrocería El Trato.

Ahora, este chollo termina. Las terrazas Covid fueron la solución para Rosalba y otros muchos hosteleros que impulsó en 2020 la ex vicealcaldesa Begoña Villacís para aliviar las pérdidas económicas en la hostelería durante la pandemia. 

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Meses después del pico álgido de la Covid, en febrero de 2022, Cibeles aprobó una modificación en la Ordenanza de Terrazas que consolidaba muchos de los nuevos espacios ganados por los bares y los restaurantes en las bandas de estacionamiento. Eso sí, la norma sólo dejaba mantenerlas durante 2022 y 2023 y fijaba una fecha de caducidad: 2024. 

Llegado el 1 de enero, los hosteleros no han manifestado ningún tipo de queja, ya que sabían que era una medida temporal. Aun así, se prevé la pérdida de 1.000 puestos de trabajo y unos 18 millones de euros anuales en los negocios hosteleros de la capital afectados por esta medida, según los cálculos realizados por la Asociación Hostelería Madrid.

"Con esta última batida, que suponían el 10% de las terrazas de la capital, los restaurantes, que tenían una media de un trabajador y medio por cada 10 metros cuadrados de terraza, van a perder entre un 1,35 y unos 1,5 millones de euros mensuales, según los datos de nuestros hosteleros asociados y los recogidos por distritos", informa Jose Antonio Aparicio, presidente de Hostelería Madrid.

La terraza Covid de El Trato instalada sobre cuatro plazas de aparcamiento. El Trato

Cabe recordar, sin embargo, que ya se retiraron aquellas ubicadas en zonas de protección acústica especial (ZPAE) o las de aquellas zonas que se declarasen 'saturadas'. También se limitaron las situadas en zonas ambientalmente protegidas (ZAP). Esto explica, por ejemplo, que no quede rastro en Ponzano de las terrazas Covid desde hace tiempo. 

En cualquier caso, en la capital, según los datos del Ayuntamiento de Madrid, resistían en diciembre 747 terrazas sobre zonas de estacionamiento. Representan, más o menos, el 10% del total.

El barrio de Salamanca es el distrito que más terrazas Covid mantenía en diciembre, con 173. Le seguía otro habitual: Chamberí, con 126. Arganzuela (80) y Chamartín (70) son las otras áreas que más tenían. 

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En el resto de los distritos seguían usándose las bandas de estacionamiento como solución hostelera, pero en menor medida. En Retiro aguantaban 41, igual que Carabanchel (39) o Ciudad Lineal (36), pero en otros distritos quedaban sólo dos docenas o bien se contaban con los dedos de las manos. 

Todas estas terrazas tienen que dejar de prestar servicio a los clientes a partir de este enero. El Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida ha establecido un plazo de desmontaje a lo largo del mes, sin que por ello se devengue la tasa correspondiente.

Si a lo largo de este periodo alguna terraza continúa con su actividad, además de las sanciones correspondientes, la tasa sí será exigible hasta el cese definitivo de la actividad. 

12.000 sillas a la basura

Desde Hostelería Madrid solicitaron la ampliación del plazo para retirar las terrazas Covid de los establecimientos. De esta manera, se ha ampliado el plazo hasta el 31 de enero, aunque desde el día 1 deben estar sin actividad.

"Tienen que desmontar las estructuras y ver qué hacen con las casi 12.000 sillas de estas terrazas, que nos decían los hosteleros, que si las retiraban de un día para otro tendrían que tirarlas a la basura", explica el presidente Aparicio.

En el caso de la arrocera Roselba, aunque el aviso de la terraza fue muy precipitado y en plena campaña navideña, pudo retirarla antes del 1 de enero y buscarle una segunda vida regalándolas a otro restaurante.

El gusto por las terrazas entre los madrileños llegó en tiempos de Covid, pero para quedarse. Por ello, los restaurantes y la patronal hostelera han solicitado a Cibeles que empiecen a aprobar la integración de mesas altas en las aceras junto a las fachadas de los locales, para que las terrazas no acaben junto con la pandemia.