Escondido detrás de Nuevos Ministerios hay un pequeño barrio al que sólo le falta tener manteles con cuadros, banderitas italianas y carteles con las estrofas de la canción Nel blu dipinto di blu (Volare) como en las calles del Little Italy neoyorkino. En cambio, sí le robó su nombre hace más de 20 años.
Se trata del Little Italy madrileño. Este rincón se sitúa en Ríos Rosas y está repleto de gelaterias, trattorias, mercatos, librerias, caffetterias, guarderías, pastelerías, etc., todas ellas italianas, que rodean la gran manzana del país de la bota formado por la Scuola, la Cámara de Comercio y el Consulado. A esta se suman las calles Modesto Lafuente, Cristóbal Bordiú, Maudes y Espronceda. El límite lo marcan los propios italianos en Alonso Cano y Ponzano.
Aunque la Escuela Estatal Italiana de Madrid se fundó en 1940, estas calles por aquella época eran las típicas madrileñas con kioscos —que se diferenciaban del resto por vender prensa italiana—, albergaban pequeños comercios y sucursales de bancos, que han ido cerrando, y hasta una galería comercial repleta de tiendas que ahora resiste con apenas una o dos.
No fue hasta 1984 cuando la Libreria italiana puso su primer granito de arena alrededor de la Scuola y diez años después se instaló el primer ristorante di pasta, Il Pastaio, cuando prácticamente sólo estaban en Madrid Alduccio y la cadena Ginos.
Hasta esos años, la emigración italiana en España era mínima, pero en 1998 se produjo un pequeño éxodo de población italiana llegada de Sudamérica para conseguir la nacionalidad española. Acudían al Consulado a regularizar sus papeles y muchos no podían resistirse a echarle el ojo a algún local por la zona para empezar una nueva vida con un negocio propio.
[La sorpredente pastelería en Chamberí que sólo vende un postre italiano: a 1,90 euros]
No fue hasta los 2000 cuando empezaron a abrir más comercios y locales gastronómicos italianos. Desde ese momento, tanto madrileños como italianos ya tenían un nombre escogido para este pequeño barrio: Little Italy.
En Madrid hay unos 30.000 italianos y prácticamente un tercio vive en el distrito de Chamberí, según los registros del Ayuntamiento. Algunos —pero no tantos, como indican los vecinos— viven en esta zona, para estar cerca de la escuela a la que van los hijos de la clase intelectual española e italiana, además de los docentes destinados desde Italia para impartir clases.
A finales de los años 90 y principios del 2000, se empezaron a abrir ristorantes italianos por la zona. "Fui el primero en crear uno. Los demás fueron llegando poco a poco, unos 6 años después. Lo monté aquí porque estaba cerca de la Scuola. Recuerdo que tenía largas colas de los españoles que nunca habían probado comida italiana y muchos me preguntaban '¿La pasta qué es?, ¿se fríe?'", comenta con humor Alfredo Cifani, de los primeros italianos en el barrio que cumple justo 30 años desde que abrió Il Pastaio (Ríos Rosas, 49).
Ahora la competencia es mucho mayor. Sin ir más lejos, el Mercato Italiano, Nonsolocaffé y la Gelateria Italiana (Ríos Rosas 50-54), que pertenece al mismo grupo, están ubicados frente a la Scuola y todos sus empleados son italianos. "Hace 12 años abrieron el primero aquí por la cercanía con el Consulado y porque ya se consideraba el barrio italiano. Somos todos de Italia porque es más fluido hablar en nuestro idioma", cuenta el encargado boloñés de los locales, Eduardo Ugi.
"Si quieres hablar italiano, no hay nada mejor como venir aquí a pasar una tarde en nuestros restaurantes. Por estas calles sueles escuchar tanto italiano como español", cuentan Salvatore, Giacomo y Lucia, camareros de esta zona.
A todos estos locales de hostelería se suman con alma italiana como la nueva tienda de tiramisús Sapori, que han abierto hace sólo unos meses.
Por otro lado, también hay hueco para la cultura italiana en las calles aledañas a estas instituciones. Hace 40 años, un español y una italiana crearon la Libreria Italiana (Modesto Lafuente, 47). Continúa con su legado el hermano del primero, Carlos Alfonso del Hierro: "Vendo muchos libros de todo tipo a estudiantes de la Scuola y de escuelas de idiomas. El más vendido ahora es la novela Le otto montagne, de la que acaban de hacer una película".
Que se respira Italia por estas calles es algo que no sólo aseveran los vecinos. El propio Consulado Italiano informa en su web que desde que se instalaron en el barrio, "se ha convertido en el centro de múltiples actividades del colectivo italiano de Madrid. Aquí se pueden encontrar también numerosos bares, cafeterías y restaurantes de estilo y cocina italianos, así como tiendas de productos típicos de nuestro bello país".
La ubicación del Consulado ha sido clave. Se ubica el palacio de Santa Coloma diseñado en 1911 para ser la residencia de unos condes hasta que en 1940 el histórico edifico fue adquirido por el Gobierno italiano inicialmente como sede de la Scuola Statale Italiana di Madrid y, posteriormente, en los años ochenta, para ubicar las oficinas consulares, perteneciente a la estructura de la Embajada de Italia de la capital española.
Así es cómo se creó con el paso de los años un rincón de Madrid donde al pasear por sus calles puedes sentirte en la bella Italia.