La alcaldesa de Fresno de Torote, la popular Ana Isabel Arias, ha denunciado ante la Guardia Civil el ataque a su vivienda con piedras, vasos y cubitos de hielo. Una de las puertas de cristal de seguridad de su casa acabó rota, según confirman fuentes municipales a Madrid Total. "La regidora teme por la seguridad de su familia y pide el cese de esta violencia y acoso", expresan desde el Consistorio. 

Los hechos denunciados ocurrieron durante las fiestas patronales, que se celebraron del 15 al 18 de agosto. Sobre las 4:30 horas del viernes 16, según ha adelantado ABC, comenzaron los ruidos, gritos e insultos alrededor del domicilio de la regidora. También llamaron "insistentemente" al telefonillo, "provocando que dejara de funcionar". Fue después cuando comenzó el lanzamiento de los objetos.

Los agentes del Instituto Armado acudieron dos veces esa noche a la vivienda, pero no detuvieron a ninguna persona por los actos demandados por Arias. 

Fresno de Torote es un pueblo con una situación peculiar. Se encuentra a 15 kilómetros de Alcalá de Henares y, en el pasado, fue un punto de encuentro tradicional de la nobleza castellana, tal y como explicó este periódico en un reportaje publicado en febrero. La localidad como tal está deshabitada y pertenece a dos dueños privados: los dos hijos de la marquesa de Almenara

Hace más de 30 años, el Consistorio se mudó a la vecina Serracines, aunque se mantuvo el nombre original de Fresno de Torote.

Fresno nació en el siglo XV de la mano de Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana. A mediados del siglo XIX se anexionó al municipio la localidad de Serracines, que había sido independiente hasta entonces. Ya entonces Fresno era un pueblo privado, donde incluso el Ayuntamiento y todos los servicios se alquilaban por una peseta al año, según explica El Confidencial.  

En los primeros años de los 90 se mudaron los últimos vecinos a Serracines y la vida en el pueblo de Fresno quedó en un viejo recuerdo. Pese a que ya no vive nadie en el viejo Fresno de Torote, sus tierras de labor sí que se siguen cultivando