Ese Carabanchel industrial, obrero, de comercios y pisos más humildes se está diluyendo con el paso de los años. Ahora, las naves y fábricas son galerías de arte, salas de ensayo y estudios de grabación; los tradicionales bares de barras de acero inoxidable, servilletas en el suelo y máquinas 'tragaperras' empiezan a tener que compartir a sus parroquianos con propuestas gastronómicas más actualizadas; por no hablar de que cada vez es más difícil encontrar y permitirse un piso en el barrio.
El distrito más poblado de la capital, con más de 262.000 vecinos, no quiere "ser el SoHo de Madrid", pero lo cierto es que el barrio se encuentra en pleno hervidero cultural y ya sufre los inicios de la gentrificación. "Queremos una identificación propia", declaró Carlos Izquierdo, concejal-presidente del distrito de Carabanchel. Dicho y hecho, desde hace cinco meses, esta revolución creativa ya tiene nombre propio: Distrito 11.
Desde 2013, ante la imposibilidad de instalarse en el centro de la capital, galerías de arte, estudios de grabación, salas de ensayo, escuelas de arte, espacios de diseño, estudios de arquitectura y fotografía... —así hasta alcanzar 170 espacios culturales en el distrito— empezaron a ocupar las naves industriales, fábricas textiles e imprentas abandonadas.
Una tendencia que se ha intensificado en los dos últimos años, "cuando ha estallado y Carabanchel se conoce por su arte mundialmente", explica Diego Iglesias, director de Hyper House, el espacio independiente de creación contemporánea en Vista Alegre, que ocupa la nave de una antigua imprenta, justo hace un par de años.
"Ha cambiado mucho el barrio con proyectos nuevos. Tiene un tejido artístico de música, teatro, danza, enseñanzas artísticas y artes visuales, que es uno de los distritos de Europa con más salas de ensayo y con uno de los conservatorios de danza más importantes", explica Iglesias, que también es director del área de artes visuales del Istituto Europeo di Design (IED).
"Las instituciones artísticas se han ido desplazando del centro para explorar otro tipo de territorios", añade. Fue el caso del IED, que decidió en 2014 instalar una de sus sedes en Carabanchel (avenida de Pedro Diez, 3), donde enseñan moda, diseño del producto, artes visuales y diseño de interiores. Otro ejemplo es que, años después, se sumó al barrio la escuela de interpretación Work in Progress (Sallaberry, 38), donde enseñan arte dramático a decenas de alumnos, que terminan habitando el barrio.
"En los últimos años, esto se está llenando de modernos, periodistas, escritores, artistas, estudiantes...", cuenta Lourdes B., una periodista que se mudó a Vista Alegre hace un par de años.
Aunque se ha intensificado, en Carabanchel Bajo ya existía una gran comunidad de artistas del mundo del cine que, a finales del siglo pasado, pusieron el foco en una colonia de casas bajas del barrio de San Isidro. "Fotógrafos, iluminadores, actores... Era un pequeño lujo tener una mini casita —antes de protección oficial— con jardín junto al centro", cuentan las actrices Lisi Linder, Lorena López y Marta Belenguer, vecinas del barrio que decidieron en 2022 abrir Merinas Bar (calle Alférez Juan Usera, 42).
El barrio exigía que la oferta de ocio evolucionara junto con la ebullición artística. Por ello, el bar de las actrices fue recibido como un soplo de aire fresco en un Carabanchel donde todavía predominan los bares más tradicionales. "El barrio lo recibió sorprendido. 'Es un punto de luz en una calle de tráfico e inhóspita por la noche', nos decían. Hacía tanta falta un lugar así donde tomar el aperitivo o hacer afterwork", cuentan desde Merinas Bar.
Neotabernas castizas modernizadas, gastrobares y cafeterías de especialidad ya asoman tímidamente por los siete barrios. Ana y Luis, un matrimonio de "toda la vida" de Carabanchel, se consideran pioneros en este sector, al haber decidido hace 3 años abrir el café de especialidad Cardo y Olivo, en lo que fue una corsetería en la calle Antonio López.
"No había negocios de este tipo, en los que se cuidara tanto el detalle", matiza Ana. Su éxito ha sido tal que han abierto hace 4 meses su segunda cafetería, en lo que fue un bar-marisquería a 200 metros de su primer local.
No es un caso aislado. Aunque no abundan, han ido abriendo cada vez más espacios gastronómicos, como la cafetería de especialidad Dopa Café (Saldaña, 1) fundada en abril de 2024, el restaurante El Bar de Abajo (Antonio Leyva, 52) abierto en abril de 2023 o la taberna artesana La Grifería (Antonio de Leyva, 2), de marzo de 2022.
Estos se suman a los ya asentados en el barrio: la cervecería La Fábrica de Patanel (avenida de Pedro Diez, 21), Come Bebe Ama Gastrohome (Gesaleico, 20), el mítico local de ensayo, estudio de grabación y bar, Matilda (Matilde Hernández, 32), o La Cortá Ultramarinos y La Refiná, en Oporto.
"Tu arte sube mi alquiler"
Las calles también se han ido adornando de grafitis, esculturas y señas artísticas como pegatinas con mensajes. Algunos, más que artísticos, denuncian una situación por la que está atravesando el barrio: "Tu arte sube mi alquiler".
La revitalización del barrio ha disparado los precios del alquiler y evidencia la gentrificación que vive Madrid y que ahora está castigando a los barrios que rodean la almendra central. De hecho, los situados más al norte de Carabanchel y, por tanto, más próximos a la M-30, son los más caros para comprar una vivienda.
El interés, tanto de particulares como de empresas del sector artístico, por ubicarse en este distrito ha disparado la demanda. Pero la especulación inmobiliaria asoma desde hace años en el barrio.
"Compré mi piso en enero de 2014 y me costó 112.180 euros. Ahora podría venderlo por el doble, unos 220.000", cuenta Eugenio José L., que vive en avenida del Manzanares, cerca de Marqués de Vadillo. Por otro lado, las galerías de arte están realizando grandes compras, como la internacional VETA, que ha adquirido recientemente una buena parte de la calle Antoñita Jiménez.
Guerra entre inmobiliarias
La demanda inmobiliaria en el barrio es feroz, hasta el punto de haber 26 oficinas sólo en la calle General Ricardos, según el recuento de El País. "La vivienda ha subido en Carabanchel porque si cruzas el río, el precio de un piso sube 100.000 euros", informa un agente inmobiliario de Redpiso, ubicado en esta calle de Carabanchel.
En términos generales, el precio de la vivienda se situó en septiembre en los 2.620 euros el metro cuadrado. En meses anteriores fue ligeramente superior. Sin embargo, el alquiler nunca ha estado tan caro —algo habitual en la capital en los tiempos que corren—.
Según los datos facilitados por Fotocasa, el metro cuadrado costó en septiembre 18 euros, frente a los 15,1 euros del mismo mes del año anterior. Cabe destacar que, hace una década, en septiembre de 2014, el precio del metro cuadrado se situaba en los 8,6 euros, aunque era otra situación económica.
Desde el siglo XIX
Pero la semilla cultural la plantó en el barrio a principios del siglo XIX Francisco de Goya. El pintor de la Casa Real compró en Carabanchel Bajo la Quinta del Sordo, donde creó sus pinturas negras. Este palacio no se conserva, pero entre naves industriales y edificios, el barrio todavía preserva reliquias arquitectónicas como los Palacios de la Finca Vista Alegre o los Jardines de Eugenia de Montijo.
Carabanchel se ha ganado el título de distrito cultural a nivel nacional con iniciativas como los festivales ArtBanchel, la plataforma Carabanchel Distrito Cultural, Open House Madrid, Madrid Design Festival, Ensaya Carabanchel, Open Studio o el 'Carajillo'. Ahora más que nunca, los barrios de Abrantes, Buenavista, Comillas, Opañel, Puerta Bonita, San Isidro y Vista Alegre son sinónimos de arte.