Han pasado algo más de cinco años y medio, o, dicho de otra forma, 2.040 días, desde que José Luis Martínez-Almeida presentó su gran promesa electoral: el soterramiento de la A-5. Fue un 12 de marzo de 2019 cuando mostró al público su proyecto faraónico. Ni siquiera era alcalde. Después de una pandemia, una legislatura en coalición y un primer año de mayoría absoluta, el popular ha cumplido este viernes su sueño urbanístico: iniciar las obras que enterrarán la Carretera de Extremadura a su paso por el distrito de Latina.

Lo que los vecinos se encontrarán a partir de este viernes y en las próximas semanas serán casetas de obra y "desvíos de determinados servicios". Unos trabajos preparatorios de cara a la ejecución material del soterramiento, que comenzará "previsiblemente" en diciembre, el mismo mes en el que se notarán las afecciones al tráfico. 

En un acto organizado en una pequeña sala del Centro Sociocultural El Greco, el alcalde ha lanzado un mensaje de tranquilidad al vecindario poniendo como ejemplo el soterramiento de la M-30, que se ejecutó con Alberto Ruiz-Gallardón como primer edil.

"Lo mismo que pasó con el soterramiento de la M-30, las mismas dificultades, las mismas afecciones, pero, al mismo tiempo también, el mismo resultado y consecuencias, va a ver aquí", ha indicado. "Hoy nadie duda de que [el 'enterramiento' de la M-30] fue una grandísima obra", ha subrayado. 

Acompañado del delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, Almeida ha celebrado que "por fin" han arrancado unas obras que permitirán soterrar un tramo de 3,9 kilómetros de autovía, por la que cada día circulan "90.000" vehículos. El proyecto, bautizado como 'Paseo Verde del Suroeste', transformará el asfaltado en 80.000 metros cuadrados de zonas verdes, parques y nuevos árboles.

El Ayuntamiento sostiene que la 'megaobra' suturará la brecha que parte en dos el distrito. Desde finales de los 60, la carretera separa a los barrios de Lucero, Aluche y Las Águilas con los de Campamento y Casa de Campo, que pertenece a Moncloa-Aravaca. Gracias al soterramiento y a la construcción de un túnel, la carretera se transformará en un "gran bulevar verde".

Las obras a cargo de Cibeles para enterrar este tramo de la vía nacional se alargarán hasta 2027. Una vez concluidas -ha defendido el regidor popular- mejorará la movilidad del entorno y agilizará "considerablemente" el transporte público en la ciudad de Madrid.

Si uno mira la maqueta del 'macroproyecto', verá cómo la parte soterrada se extiende desde la parada de Metro de Alto de Extremadura hasta la de Campamento. El soterramiento se ha dividido en dos lotes. El primero cubre desde Padre Piquer a Batán, e incluye la obra civil, las instalaciones y el viario en superficie.

El segundo lote engloba desde Batán a la avenida de Portugal. Cuando se haya terminado de soterrar, se urbanizará la superficie, en unos trabajos que formarán parte de un tercer lote. El coste total de las obras sobrepasará los 800 millones. De ellos, 147 los sufragará el Gobierno central. La idea es que quede bajo tierra la parte de la A-5 donde se construirán las 10.700 viviendas de Campamento, unos terrenos que pertenecen al Estado. En septiembre, el Ayuntamiento y el Ejecutivo central desbloquearon la operación tras décadas en un limbo.

Reunión con Puente

A finales del año, se reducirán los carriles transitables de la A-5 para que se puedan llevar a cabo los trabajos. Habrá dos por sentido en el tramo de las obras y se ralentizará la velocidad. El Consistorio desplegará un dispositivo de movilidad para reducir las afecciones al tráfico que provocará el soterramiento.

El plan incluye un refuerzo de la EMT y de Metro de Madrid. También se recomienda una serie de itinerarios alternativos. Entre ellos, el uso de la A-5, una autopista de peaje que pasa por Carabanchel y los municipios de Leganés, Fuenlabrada, Móstoles, Moraleja de Enmedio, Arroyomolinos y Navalcarnero. 

El asunto de la R-5 ha enfrentado, de nuevo, al Consistorio madrileño con el Ministerio de Transportes. Almeida pidió la semana pasada al Gobierno central que pusiera gratis la carretera en días laborables a hora punta. La cartera de Óscar Puente, sin embargo, sólo se ha abierto a estudiar la idea si es el Ayuntamiento o la Comunidad quien costea la medida. 

La respuesta del Ministerio no ha sentado nada bien en Cibeles, que rechaza hacerse cargo de sufragar un levantamiento del peaje porque "menos de un 5%" del recorrido total de la vía pasa por la capital. 

"La solución de la R-5 creemos que es la adecuada. Hay otras autopistas cuyo coste temporal sí asume el Gobierno. Que el Ayuntamiento asuma el peaje no es una forma de colaborar, lo lógico es que el Ministerio asuma el coste de la gratuidad de la R-5. Es una medida que ayudaría a mejorar el tráfico. Pedimos colaboración y cooperación", ha manifestado el alcalde. 

El próximo jueves, Almeida se reunirá con Óscar Puente para abordar el asunto de la A-5. Ambas administraciones se acusan mutuamente de falta de comunicación en cuanto al plan de movilidad.

El Consistorio asegura que Transportes sólo ha respondido ahora, "cinco cartas después", y tras no haber comunicado sus planes de refuerzo al Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CTRM). Desde el Departamento estatal, en cambio, han reprochado a la capital que no le haya remitido "información precisa" sobre las afecciones. En prensa sí que ha trascendido un refuerzo del 15% en la línea C5 de Cercanías.