Desde que llegó al poder en 2019, José Luis Martínez-Almeida ha remodelado 29 plazas en la capital. En estos momentos está retocando otras ocho. Y en esta legislatura también afronta la reforma de tres plazas populares del centro de Madrid: Tirso de Molina, Jacinto Benavente y Dos de Mayo. Lugares que, por unas razones u otras, no gozan de una buena fama en la capital.
El asesinato de una comerciante en Tirso de Molina y las quejas vecinales por el supuesto trapicheo de drogas abrieron el debate en 2023 sobre la seguridad de la zona.
A principios de este mes, el Área de Obras aprobó la rehabilitación de la céntrica plaza. Los trabajos arrancarán a finales de este año y costarán tres millones de euros. La idea es eliminar las barreras arquitectónicas, mejorar la accesibilidad, suprimir fondos de saco y espacios "inseguros", entre otras actuaciones. Con todo, el Consistorio pretende hacer "de este entorno un espacio más habitable".
En su etapa como alcalde, Alberto Ruiz Gallardón también le metió el bisturí a este enclave e inauguró ahí el primer mercado floral de la ciudad. La reforma -dijo en declaraciones recogidas por EFE en 2006- fue "una de las cosas más bonitas" que hizo su Gobierno por la ciudad. Antes de aquello, un gran número de indigentes frecuentaba el lugar.
Ahora, el nuevo proyecto de rehabilitación permitirá crear nuevas paradas de autobús para descongestionar Tirso y la plaza vecina, Jacinto Benavente, ambas a tiro de piedra de la Puerta del Sol. Para los cambios en Benavente hay reservada una partida presupuestaria de 2,7 millones. Es un punto muy concurrido, donde confluyen varias calles y con un aparcamiento público bajo tierra de casi 400 plazas. En superficie, cuenta con una parada de bus.
Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), recuerda que, antes de ser una plaza, Jacinto Benavente era una dársena de autobuses. Aquel cambio ocurrió con él como concejal de Vivienda y Rehabilitación Urbana (1995 - 2005): "Conseguimos que los autobuses atendieran en una parada y no [estuvieran] almacenados".
Benavente y la Plaza de la Luna fueron los lugares escogidos por Ruiz-Gallardón para conceder a empresas privadas unos quioscos hosteleros con los que pretendía evitar la prostitución, que sigue existiendo en Luna y en la cercana calle Ballesta. En Jacinto Benavente, en cambio, han trabajado en los últimos tiempos sobre el terreno Equipos municipales de Calle, que atienden a personas sin hogar.
Los planes con la plaza del Dos de Mayo pasan por la celebración de un concurso de ideas. La iniciativa es una colaboración del COAM y el Ayuntamiento de Madrid. La propuesta ganadora servirá de base para la remodelación de esta histórica ubicación. Su historia se remonta al levantamiento del pueblo de Madrid contra la ocupación francesa en la primera mitad del siglo XIX. En los años 80, donde Malasaña se convirtió en una referencia para la Movida Madrileña, el Dos de Mayo fue un punto de venta de droga.
Hoy, sigue siendo el corazón indiscutible del barrio y está plagada de terrazas y jóvenes. En ella confluyen calles de ambiente alternativo y con tiendas de ropa vintage. Pese a su popularidad y los años transcurridos, el año pasado hubo quejas vecinales por episodios de inseguridad. Frente a ello, Almeida defendió medidas como un refuerzo en la seguridad de la plaza, con una patrulla fija de policías municipales de jueves a domingo, y nuevas cámaras de videovigilancia.
"La sencillez triunfa"
El decano del Colegio Oficial de Arquitectos considera que "la sencillez en el diseño de las plazas también triunfa". A su juicio, las tres citadas plazas, efectivamente, se "pueden mejorar". En términos generales, Herráez no aboga por plazas con elementos que creen "espacios de no visibilidad".
Respecto a los problemas de marginalidad, explica que en su época como edil del Ayuntamiento hicieron que una famosa plaza fuera "más cómoda" para los vecinos, que terminaron ocupando el espacio. "Había unos bancos donde se traficaba y se consumía... Eso dejó de ocurrir", rememora.