Primero fueron unos pocos, luego otros tantos y ahora ya se pueden contar por cientos. Se trata de sanitarios. Aquellos profesionales que han batallado contra el COVID-19 y a los que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, prometió renovar el contrato hasta diciembre de este año. Algo que por el momento no ha cumplido en numerosos casos, según ha podido saber EL ESPAÑOL.
El 20 de abril, el Ejecutivo Madrileño comunicó que no se renovaría a los 10.000 sanitarios que se había contratado para hacer frente a la crisis del coronavirus. El 5 de mayo, cambiaba de opinión y decía que sí lo haría pensando en un futuro rebrote del virus, repartiendo los contratos de todos los profesionales en centros de salud y residencias de ancianos. Veinte días más tarde, el sindicato de Enfermería Satse tiene constancia de que esos contratos no se están ampliando tal y como se dijo a todos los sanitarios Covid. Por ejemplo, de los 380 enfermeros y enfermeras que se iban a contratar para reforzar los centros de salud, este sindicato afirma que solo se van a contratar a 200.
Así, como en este último caso, cientos de profesionales se van a quedar en la calle de un día para otro, aún siendo necesarios en un sistema sanitario mermado tal y como ha dejado ver la crisis. Todo esto se produce, además, a pesar de que la Dirección General de Recursos Humanos suscribió un acuerdo en Mesa Sectorial que decía todo lo contrario y que daba cumplimiento a la orden de renovarlos de la presidenta Ayuso.
Sonia (30), por ejemplo, es una enfermera a la que no renovarán. Y todo, según alega Sanidad, pese a que ha estado desde el 28 de marzo hasta ahora trabando en la UCI del Hospital Gregorio Marañon con pacientes Covid, porque tiene "un contrato de traspaso", según relata a EL ESPAÑOL.
Contrato al 67%
Apenas han pasado unas horas desde que esta profesional ha vuelto a su casa, en Alcorcón (Madrid), después de vivir y dormir dos meses en un hospital medicalizado. Sonia comenzó en el hospital en marzo, pero hasta entonces trabajaba enfermera en un instituto madrileño con un contrato al 67% de jornada. Cuando estalló el virus en España, le llegó una diligencia de la Consejería de Sanidad en la que debido a la situación "tenía que firmar una cláusula y prestarse como apoyo sanitario durante toda la pandemia, aunque seguía conservando su anterior puesto".
Aceptó, pero cuando llegó al centro hospitalario y vio todo lo que ocurría, se dio cuenta de que su contrato al 67% iba a valer de poco si quería ayudar. "Un día mi supervisora me vio llorando y me dijo que no me preocupase, que necesitaba gente y que me iba a conseguir un contrato al 100%", cuenta. Aún así, ella se movilizó, escribió cartas al Ejecutivo madrileño, a los sindicatos... y finalmente lo consiguió. Eso sí, debía renunciar a su anterior contrato.
"Yo presenté una renuncia alegando que necesitaba un contrato al 100% de jornada para luchar contra la pandemia", explica. Fue entonces cuando empezó a trabajar durante turnos enteros en las unidades críticas del hospital hasta que hace dos semanas firmó su contrato (dos meses después) y vio que le concluía el 22 de junio. "He ido a preguntar y me han dicho que yo no soy personal Covid, que soy un traspaso, pero yo renuncié a mi contrato de Educación y hasta la semana pasada estaba con pacientes contagiados; tienen a jubilados y a estudiantes trabajando, pero a las que llevamos años en los hospitales nos dejan fuera", denuncia esta enfermera.
Aún así, no pierde del todo la esperanza y espera que en las próximas semanas cambie su situación. "No nos han podido tratar peor, ha sido una tras otra. De lo que digan los políticos, no me creo absolutamente nada. Estoy muy decepcionada, siempre he tenido vocación y muchas ganas de trabajar, pero a mí esta pandemia me lo ha quitado todo", sostiene esta profesional.
A Soria
Quien no tiene opción ya es su excompañera María (28), con la que ha trabajado codo con codo en el hospital madrileño. Dejó Málaga para ayudar como enfermera en Madrid y tras dos meses trabajando, le han comunicado que no le renuevan el contrato. Así que, frente a esto, ha decidido marcharse a trabajar a un hospital de Soria.
Otra afectada es Raquel (27). Esta andaluza dejó su tierra hace un par de años en busca de mejores condiciones laborales y se instaló en la capital española para encontrarlas. Algo que no sucedió. Aún así, no se dio por vencida y esta enfermera especializa en pacientes críticos comenzó a trabajar en el Gregorio Marañón. "Cuando llegó el virus, comencé con un contrato para sustituir a los sanitarios que se contagiaban, luego como tenía experiencia en críticos me mandaron a la UCI", cuenta a este periódico.
Cuando terminó dichos contratos, le ofrecieron una baja y la aceptó. Sin embargo, ahora que va a llegar a su fin y que a muchos de sus compañeros en el centro ya les han renovado hasta el 31 de diciembre, a ella le han dicho que no "porque no es un contrato Covid". "Los refuerzos deben quedarse, el coronavirus ha dejado a la vista una sanidad precaria, cuando debería ser robusta y que permita cuidar al paciente con una calidad que no ha tenido", señala.
De este modo, el hecho de que Raquel haya trabajado casi dos meses con pacientes Covid no le ha servido de nada para conservar su trabajo. Acepta una baja y ya no tiene opción a que le renueven en el sistema sanitario madrileño. "Vivo en la incertidumbre, si mi baja se incorpora no sé a dónde ir. Es una situación bastante desagradable después de todo lo que hemos pasado en los hospitales", concluye.
Copias de los contratos
Desde el sindicato Satse denuncian que el Gobierno regional "está maltratando a los profesionales que han puesto en peligro su vida y su salud en la lucha contra el Covid-19 y a los que han dejado, en demasiadas ocasiones, de lado. Están creando el caldo de cultivo idóneo para que los profesionales sanitarios, especialmente los de enfermería, se planten y digan basta”, sostienen.
Con todo, ante tal situación, Satse ha pedido a la Dirección General de Recursos Humanos que le facilite las copias básicas, o relación nominal en otros casos, de los contratos que se hayan realizado tanto por Bolsa de Trabajo como los que no lo fueron. Todo con el objetivo de que puedan saber a ciencia cierta si realmente se han renovado en su totalidad o no, como ya han podido saber en numerosos casos.