Aun así, los sanitarios no parecen tener entre sus planes poner fin a esta movilización social. Según el sindicato convocante, AMYTS, la protesta profesional ha superado todas las expectativas que tenían. Y eso refuerza su posición a la hora de negociar.

Este lunes, durante la manifestación a las puertas de la Gerencia de Atención Primaria, los asistentes se asombraban de la amplia respuesta que han tenido por parte de los médicos, puesto que una movilización de este tipo siempre ha sido más "difícil" en la Atención Primaria.

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Pacientes y profesionales se han aliado para que la huelga sea un éxito e intentarán alargar las movilizaciones al menos hasta diciembre. Según fuentes del propio sindicato, el domingo 26 de noviembre hay convocada una concentración en la plaza del Reina Sofía que AMYTS confía que sea multitudinaria.

La crisis originada por la reapertura de los Puntos de Atención Continuada (PAC), ha sido el caldo de cultivo perfecto para que los profesionales se hayan sentido reforzados en sus reivindicaciones. La imagen del sindicato, que en ocasiones solía estar denostado en el sector, ha cambiado y, ahora, incluso afiliados ideológicamente de derechas apoyan el movimiento.

Además, a ello se suma el respaldo de una parte de los ciudadanos. Según confirman desde AMYTS, los pacientes no están acudiendo a sus citas y, en la mayoría de los casos, sólo lo hacen por casos urgentes. Los médicos que están trabajando en servicios mínimos (a los que la consejería obliga a trabajar para que no se deje de prestar este servicio esencial) están cubriendo sólo urgencias.

El sindicato médico madrileño habla de éxito "masivo" y la Consejería de Sanidad lo refuta con datos. El seguimiento de la huelga por la mañana ha sido de un 31% y por la tarde de un 29%. Pero teniendo en cuenta que hay unos servicios mínimos que cubrir, los médicos que han secundado la huelga han sido más de los esperados.

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En cualquier caso, hasta el propio sindicato ha resaltado el ambiente conciliador del equipo de Ayuso. Normalmente, al tratarse de servicios esenciales, los servicios mínimos que se establecen son de un 100%. De esta forma, aunque los médicos apoyen la huelga, no pueden secundaria. Precisamente, eso fue lo que pasó con la huelga en los PAC, desconvocada la semana pasada.

En cambio, el servicio mínimo establecido por la Consejería de Sanidad en esta huelga ha sido de dos médicos y un pediatra para centros de salud grandes. Y de un médico y un pediatra para los más pequeños. Desde AMYTS reconocen que esta fórmula es razonable y "permite" secundar el paro.

Como en Cantabria

Ayuso quiere llegar a un acuerdo por motivos políticos (la izquierda y el Gobierno de España están utilizando la movilización para atacarla), pero también sanitarios (hay un incremento de virus respiratorios entre los más pequeños, que ya está colapsando el sistema, como ocurre cada invierno).

Por eso ha pedido a los profesionales que desconvoquen la huelga y ha tendido la mano para negociar un acuerdo. De hecho, este martes la Consejería de Sanidad ha citado al sindicato AMYTS, al que va a ofrecer los mismos ratios con los que el Gobierno de Miguel Ángel Revilla consiguió suspender los paros en Cantabria.

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Según fuentes de la Consejería, Sanidad va a proponer que cada médico de Atención Primaria pase consulta a un máximo de 35 pacientes al día, con un tiempo de 10 minutos por paciente. En el caso de los pediatras, el número de pacientes se reduce hasta 25 porque, en lugar de 10 minutos, el tiempo de atención a cada niño se amplía hasta 15 minutos.

Los propios profesionales sanitarios consideran la oferta como algo "razonable", pues no dista mucho de la que había planteado el colectivo convocante.

El sindicato médico madrileño habla de 31 pacientes por consulta de Medicina Familia y Comunitaria y 21 en Pediatría. Y reclama el mismo tiempo para atender a cada paciente, ya sea un adulto o un niño: 10 minutos.

Será en la reunión de este martes cuando queden aclaradas las posturas, aunque todo parece indicar que el sindicato tensará todavía un poco más la negociación. Su movilización convocada para el próximo domingo hace prever que no ven cercano un acuerdo.