La Comunidad de Madrid ha comenzado ya los trabajos para preservar la biodiversidad de la presa de Navacerrada. Un paraje con una historia desconocida para la mayoría de los madrileños que, en apenas 50 años, ha pasado de ser una forma de abastecer de agua a un sanitario antituberculosos; a un miniecosistema de gran valor medioambiental donde las nutrias son las principales protagonistas.
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Concretamente, este presa conocía como la del Ejército del Aire, pues era de su propiedad hasta 1985, está ubicada sobre el río Navacerrada en el término municipal de la localidad del mismo nombre. Construida en los años 50, su principal labor era abastecer de aguas al sanatorio antituberculoso de la unidad militar aérea de La Barranca.
Durante varios años estuvo haciendo este servicio hasta que, en 1995, el sanatorio cerró. Con su clausura la zona se abandonó, incluido los servicios de mantenimiento de la presa. Sin la mano del ser humano, y en mitad de tanta vegetación, la naturaleza fue 'conquistando' la presa.
En estos años, se ha creado alrededor de la presa un ecosistema muy que incluye, además de la presencia de especies en riesgo de extinción como la nutria, varias clases de aves, mamíferos, peces y anfibios susceptibles de protección pública.
Es por eso que, ahora, la Comunidad de Madrid ha dedicado tomar cartas en el asunto y, por su ato valor ambiental y paisajístico, conservarlo. El trabajo que se está haciendo es rehabilitar la presa con el fin de mantener e, incluso, impulsar toda esa riqueza para garantizar la seguridad de la presa, de aquellos que quieran visitarla y de la fauna que acoge.
La inversión que se prevé es muy grande y la Comunidad insiste en que no ‘sacará’ nada de la inversión más allá de garantizar el entorno natural y la biodiversidad que se ha generado estos años.
Aunque el proyecto está en una fase muy inicial y los buzos estén empezando a inspeccionar toda la presa, se habla de una inversión de hasta cuatro millones de euros.
“Recuperar la presa para su servicio no aportaría ningún recurso añadido. Supondría un enorme gasto económico y normativo, y los caudales del río Navacerrada circulan libremente hacia el embalse de Navacerrada que ya gestiona el Canal de Isabel II y abastece a la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de esta localidad”, explican.
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En estos momentos, la Consejería de Medio Ambiente ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Tajo una autorización especial para poder llevar a cabo la rehabilitación de la presa y su adaptación a la normativa vigente.
Aunque sea un simple trámite administrativo, la Comunidad lamenta que la solicitud se envió en octubre y todavía no han obtenido respuesta. El 'ok' de la Confederación no es baladí, puesto que de ella dependen algunas de las nuevas actuaciones como la rehabilitación del desagüe del fondo y la renovación del canal existente en el margen derecha del embalse.
Al ser un ecosistema tan particular, la Confederación Hidrográfica del Tajo también tiene que dar el visto bueno a la solicitud de la comunidad por la que se realizará el desbroce y la retirada de vegetación alrededor de la presa. Sin esta limpieza, la Junta ve casi imposible realizar una inspección adecuada de la estructura de la presa.
Lo que sí puede hacer la Comunidad de Madrid es continuar con las labores de investigación y reconocimiento de la presa. Como, por ejemplo, la topografía de la presa y su entorno y la batimetría del embalse.
También se están realizando labores de inspección subacuática de la presa, para identificación de tomas y desagües; el reconocimiento del estado y operatividad del desagüe de fondo; y la obturación del conducto de desagüe de fondo desde aguas abajo.