Un año de poder absoluto y amor tras la aplastante victoria de Ayuso y Almeida en las elecciones del 28-M
La baronesa madrileña y el alcalde de la capital cumplen 12 meses con mayoría absoluta mientras lidian con situaciones personales dispares.
28 mayo, 2024 01:47Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida están este martes de celebración. El 28 de mayo, pero de hace un año, lograron sus respectivas mayorías absolutas. Desde entonces, una en la Comunidad y el otro en capital han gobernado con el viento a favor, sacado adelante 'artillería' legislativa pesada y actuado como arietes del PP contra el "sanchismo".
Los primeros compases de sus renovados mandatos también han estado marcados por sus relaciones sentimentales. Aunque en contextos muy diferentes.
Mientras que la baronesa popular está lidiando con la investigación por presunto fraude a su pareja, Alberto González Amador; el alcalde disfruta con ilusión de sus primeras semanas de matrimonio con Teresa Urquijo.
Choques contra Sánchez y una investigación polémica
La arrolladora mayoría absoluta que Ayuso cosechó hace ahora un año tuvo una consecuencia inmediata en su forma de hacer política. La presidenta de la Comunidad de Madrid pasó de estar rodeada de perfiles políticos que la 'ayudaban' a contrarrestar a Pedro Sánchez a consejeros mucho más gestores.
A excepción de Jorge Rodrigo, diputado en la Asamblea, y Rocío Albert, viceconsejera de Educación; el resto de consejeros sorprendieron a expertos y ajenos del mundo de la política. Todos ellos eran personas con un reconocido prestigio en sus cargos y un perfil muy "técnico".
Desde fuera, esto se interpretó como una medida premonitoria de lo que, desde el Partido Popular, se pensaban que iba a ocurrir en las elecciones generales del 23-J. Todos ellos pensaban que Alberto Núñez Feijóo ganaría las elecciones y, por tanto, Ayuso se podría dedicar a crear grandes proyectos para la región dejando de lado sus enfrentamientos con la Moncloa.
Pero no fue así. Pedro Sánchez consiguió los escaños necesarios para ser presidente del Gobierno de España y eso dejó a la presidenta de la Comunidad de Madrid sola ante el peligro. Por mucho que sus consejeros intentaran tomar perfiles más ideologizados en sus discursos, seguían siendo los técnicos de base con los que ella contó.
Desde la propia Puerta del Sol, sede del Gobierno autonómico, se llegaron a rumorear algunos cambios de consejeros, pero esto nunca ocurrió.
Estos primeros meses de mayo a julio fueron un cóctel extraño para la presidenta regional. A la euforia de su mayoría absoluta se unió el aborto espontáneo que ella misma hizo público a mediados de junio. No pudo acudir a varios actos a principios de mes aunque estuvo de nuevo al pie del cañón para ayudar a Feijóo en las elecciones del 23-J, algo que le sirvió de poco.
A Ayuso la victoria de Sánchez le 'amargó' los primeros meses de mayoría absoluta, pero eso no la desvió del camino. Por eso, desde el PP de Madrid decidieron potenciar a su gran escudero, Alfonso Serrano. Un perfil polémico que empezó a despuntar mucho antes de las elecciones y que ha tomado una posición mucho más defensiva entrando al barro en las polémicas más evitables.
Ejemplo de ello fue lo ocurrido la pasada semana cuando el diputado de Más Madrid, Pablo Padilla, realizó el gesto de disparar mientras hablaba la presidenta en la Asamblea de Madrid. Todo el mundo esperaba un desaire y un desplante de la presidenta, pero no fue así. Ni siquiera se pronunció al respecto. Lo hizo Alfonso Serrano.
Ayuso comenzó septiembre presentando los proyectos anuales de cada consejería y reuniéndose con los grupos de la oposición. Sus gestos y promesas marcaron agenda en un momento en el que el presidente del Gobierno apenas podía sacar adelante iniciativas legislativas.
La victoria de Sánchez en las generales, materializada en su sesión de investidura de noviembre, marcó un punto y aparte en la visión nacional de la presidenta de Madrid. Durante su discurso, Pedro Sánchez se hizo eco de la investigación al hermano de Ayuso iniciada por Pablo Casado (resuelta en los tribunales por no haberse demostrado nada ilegal) y eso no sentó nada bien a la presidenta.
Desde la tribuna del público, Ayuso insultó al presidente y, por las cámaras del Congreso, todo quedó grabado. El PP de Madrid, con Alfonso Serrano al frente, convirtió la falta de respeto de la presidenta en Cámara parlamentaria en un eslogan: 'Me gusta la fruta', que ha marcado todos estos meses.
En el plano más personal, del que la presidenta siempre ha preferido rehuir, además del aborto espontáneo que ella misma hizo público, avanzó su relación con Alberto González Amador cuando en octubre se fueron a vivir juntos.
El piso en cuestión y la relación con el empresario había quedado relegada a las portadas de la revista del corazón hasta que, en abril, se destapó una investigación fiscal contra él.
Las investigaciones, las filtraciones a la prensa, la implicación de Ayuso y el cambio de look de González Amador a la hora de entrar al juzgado han desbordado a la presidenta que, pese a que intenta dejar de lado el tema por ser "un ciudadano particular", se ve abrumada por los medios.
De hecho, precisamente el aniversario de su primer año al frente de la Comunidad en mayoría absoluta ha sido embarrado por las dos declaraciones que, la pasada semana, tuvo que hacer González Amador. Una para ratificar una querella contra dos fiscales por difundir sus datos personales y otra en calidad de investigado por el citado fraude fiscal.
Además, estos 365 días de gobierno de Ayuso tienen como cierre la aprobación de la Ley de Amnistía que llegará este jueves en el Congreso de los Diputados. La normativa, "la más inmoral de la Democracia", según Ayuso, ha sido uno de sus grandes caballos de batalla contra Pedro Sánchez por lo que le servirá para redimirse de los escándalos que la han perseguido este último mes.
Una hazaña y una boda
Almeida, por su parte, también hizo los deberes (y con mucha nota) el 28-M. Logró una hazaña única en Cibeles: ser el primer alcalde que tiñe de azul todos los distritos de la ciudad. Ni siquiera el 'faraón' Alberto Ruiz-Gallardón consiguió tal gesta. Con 29 concejales, Almeida se quitó la losa de compartir gobierno con Ciudadanos. Los naranjas desaparecieron del mapa.
Su primer curso político con mayoría también ha estado marcado por su vida personal, aunque en unas circunstancias distintas a las de la presidenta autonómica. Pocos días después de su victoria en las urnas, el alcalde sorprendió a los medios de comunicación oficializando su relación con Teresa Urquijo. Casi un año después, el 6 de abril, se casaron por todo lo alto en la iglesia de los Jesuitas de Serrano. Después, cogieron un avión rumbo a Asia para disfrutar de su luna de miel en Bután y Maldivas, al tiempo que Inma Sanz, 'número 2' de Cibeles, ejercía como alcaldesa en funciones.
Desde su enlace matrimonial, el regidor popular no esconde su felicidad e ilusión por esta nueva etapa de su vida. Mientras tanto, en el plano político, el Gobierno popular va cumpliendo los principales objetivos que se marcó en el calendario. Todo ello rodeado de un equipo más pequeño y asentado en sus personas de máxima confianza, como la propia Sanz o Borja Carabante (Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad). Un escalafón en el que también destaca Marta Rivera de la Cruz (procedente del Gobierno regional y muy afín a Ayuso) como responsable de Cultura, Turismo y Deporte.
Con el 'rodillo' bajo el brazo, Almeida ha resuelto rápidamente los cabos sueltos que arrastraba de la legislatura pasada. Aprobó la reforma de las normas urbanísticas y unos nuevos presupuestos -Madrid funcionó en 2023 con las cuentas prorrogadas de 2022-, y engrasó la maquinaria para cumplir su mayor promesa electoral: el soterramiento de la A-5, cuyas obras comenzarán en octubre.
Aprovechando el viento a favor, el popular ha continuado bajando el IBI con el objetivo de dejarlo al 0,4% (mínimo legal permitido) y dando pasos administrativos en los nuevos desarrollos urbanísticos. También se ha sacado de la manga un nuevo y llamativo proyecto: el bulevar que unirá Cibeles con la Puerta de Alcalá.
La flamante mayoría no ha impedido que Almeida se haya encontrado obstáculos por el camino. Uno de ellos tiene que ver con el rechazo vecinal al cantón que el Ayuntamiento quiere construir en el distrito de Fuencarral-El Pardo, granero de votos del PP.
Otro quebradero de cabeza para el alcalde tiene que ver con las viviendas de uso turístico (VUT). A finales de abril, anunció un plan de choque temporal (congelación de licencias incluida) para hacer frente a la "proliferación" de los pisos turísticos mientras trabaja para sacar adelante una modificación del actual Plan de Hospedaje.
La mayoría absoluta tampoco se está traduciendo en un ambiente de concordia y respeto en los plenos de Cibeles. Más bien, al contrario. Los asuntos ajenos a la ciudad -Ley de Amnistía, conflicto Israel-Palestina, las denuncias a Begoña Gómez, etcétera- se han colado en el Palacio de Cibeles y han 'enfangado' el debate.
De las sesiones plenarias del actual curso político, de hecho, quedarán en la memoria tres controvertidos episodios: la expulsión del socialista Daniel Viondi por palmear la cara del alcalde, el carpetazo de Javier Ortega-Smith a una botella y la expulsión de Rita Maestre por discutir con Almeida sin tener ninguno permiso para hablar.