"La diagonal". Ese fue el nombre que (hace más de cuatro años) el Gobierno de la Comunidad de Madrid eligió para renombrar la L-11 y anunciar su ampliación. Un ambicioso trazado que uniría el sur con el norte de la capital de España y cuya promesa y ejecución es toda una incógnita.
Manifestaciones, cambios de criterios, procesos administrativos y varios consejeros de Transportes después, el Ejecutivo regional comienza a ver la luz al final de este proyecto que, si todo sale según lo previsto, podría empezar a funcionar sin estar al 100%.
Y es que, tal y como hacía público una resolución de la consejería del pasado 9 de julio en el BOCM, la Diagonal dará servicio sin esperar a que este "totalmente finalizado" el resto del proyecto.
Para conocer la historia de esta línea maldita es necesario remontarse a los tiempos en los que Ángel Garrido (de Ciudadanos) era consejero de Transportes. Fue él quien dio a conocer el primer trazado de esta nueva línea que aprovecharía el recorrido inicial de la L11 (desde La Fortuna a Plaza Elíptica) para hacer una gran conexión hasta los nuevos desarrollos del norte, como Valdebebas.
Pero, conforme ha ido avanzando el proyecto, se le han acumulado los problemas. El primero, con el consejero David Pérez al frente de la cartera de Transportes, estuvo relacionado con la tala de árboles en la zona de Madrid Río. Poner la citada estación en el parque, y no bajo la calzada de las Yeserías, levantó a los vecinos.
Un movimiento ciudadano bajo el nombre 'No a la tala' terminó paralizando el proyecto inicial y creando una gran polémica entre el Gobierno central, el municipal y el regional. Todo esto ocurrió en enero y, desde entonces, los vecinos han acudido incluso a Bruselas para impedir la nueva parada de Metro.
Con el nombramiento del consejero Jorge Rodrigo, la Comunidad de Madrid decidió retomar el proyecto, aunque de una manera algo 'silenciosa'. Emitió un nuevo estudio de impacto ambiental y redujo el número de árboles que se iban a talar.
Hasta Valdebebas
Pero, pese a todo el problema con la tala de los árboles, las tuneladoras sólo están presentes en el tramo entre Plaza Elíptica y Conde Casal. Zona en la que se ubicará la citada estación de Madrid Río.
Esta zona es la categorizada como área Sur y despliega la línea desde Plaza Elíptica hasta Conde Casal pasando por Atocha Renfe. El tramo es uno de los más complejos y ha llevado (incluso) a modificar la disposición de la céntrica estación de Cercanías y desplazar el monumento a las víctimas del 11-M.
La zona más paralizada de la L-11 (y la razón por la que Madrid habla de empezar a funcionar la línea sin que esté todo terminado) es la parte que discurre entre Conde de Casal y Mar de Cristal. El proyecto ya había salido a concurso, pero se anuló y ahora la Comunidad de Madrid prepara unos nuevos pliegos.
El proyecto inicial era levantar ocho kilómetros de trazado con conexiones con las líneas 2,4,5,7,8 y 9 y los intercambiados de Mar de Cristal y Conde Casal.
Tal y como publicó este periódico, el área en la que también se están registrando avances es la zona norte. Desde Mar de Cristal hasta Valdebebas van a discurrir más de 7 kilómetros de vías que pasarán por la línea 4 y la 8 y conectarán Madrid con la Ciudad de la Justicia, el Hospital Isabel Zendal y el Aeropuerto.
Fortuna a Cuatro Vientos
El tramo sur que ampliaría la L-11 desde La Fortuna es el que está más abandonado. El consejero de Transportes, en una entrevista con Madrid Total, explicó que la región está pendiente de licitar el proyecto informativo.
"La idea es que vaya desde La Fortuna hasta Cuatro Vientos, pero no tenemos nada cerrado. Cuando tengamos el estudio informativo lo plantearemos y, en función de esas alegaciones que nos presenten los vecinos, intentaremos tomar la decisión que más beneficie a los ciudadanos madrileños de ese entorno", anunciaba.
Eso sí, descartan por completo hacer un tramo final en forma de Y que conectaría la citada L-11 con el barrio de Cuatro Vientos y con Leganés y Metro Sur.