Rocío Monasterio ha dejado su acta como diputada en la Asamblea de Madrid sólo unas horas después de que el presidente de Vox, Santiago Abascal, le quitara el control del partido en la región y nombrara a uno de sus hombres de confianza, José Antonio Fúster, como el nuevo líder regional.
La decisión del partido permitía que Monasterio siguiera como portavoz del grupo en la Asamblea de Madrid, una labor que viene realizando desde hace ocho años, pero en una posición muy complicada para ella porque Fúster está considerado del ala más dura de Vox y la política madrileña de origen cubano siempre se ha definido más bien como "liberal". Así que ha decidido dejarlo todo y dar un portazo.
"Me parece lógico y honesto entregar mi acta de diputada", ha explicado Monasterio en una comparecencia en la propia Asamblea de Madrid.
Pero Rocío no ha querido marcharse sin dejar las cosas claras y ha lanzado "un recuerdo a los que estuvimos cuando las cosas eran difíciles, el espíritu era limpio y destacaba el partido por la solvencia de sus integrantes". Un mensaje directo a quien quiera escuchar.
La hasta ahora portavoz de Vox ha explicado que se trata de un "sacrificio personal" y que su decisión es volver a su empresa para, según ha bromeado, "hacer más viviendas que Ayuso".
En otro de los recados para Santiago Abascal y su grupo en el Congreso, Monasterio ha ironizado con que su marcha bien parece que un despido como si "yo fuera la directora del grupo jurídico del Congreso y no me había enterado", en referencia ala ley que acorta las penas de los presos de ETA que ni PP ni Vox fueron capaces de detectar.
Aún así, ha querido valorar el equipo que tiene, dando las gracias a todos sus diputados por "defender las mejores ideas sin apoyo desde instancias". De hecho, en su lista de agradecimientos no estaba Fúster, el nuevo líder de Vox en Madrid y un hombre de la dirección, que tampoco ha hecho acto de presencia en la despedida de Monasterio.
Decisión esperada
Con esta decisión, acaba una guerra soterrada entre Rocío Monasterio y la dirección nacional desde que, en agosto de 2023, su marido, Iván Espinosa de los Monteros, se enfrentara a Abascal y acabara dimitiendo y dejando la política también.
Entonces, todas las miradas se volvieron hacia Monasterio que ha ido aguantando desplantes, uno detrás de otro, de la dirección general como que Abascal apenas pisara Madrid durante la campaña electoral o que le llenara la lista de nombres fieles al presidente de Vox.
Desde la dirección general de Vox siempre han señalado los malos resultados de Monasterio en las últimas elecciones regionales de mayo de 2023, cuando Isabel Díaz Ayuso consiguió la mayoría absoluta, como una de las razones de pérdida de confianza en la exlíder del partido en Madrid.
Pero algunas fuentes próximas a la hasta ahora portavoz de Vox en la Asamblea insistieron en su momento en destacar algunos feos que se produjeron en el planteamiento de la campaña y en su desarrollo y que, según ellos, acabaron afectando a los resultados.
De hecho, muy significativa fue la llegada de Rocío a la sede de Vox en la calle Bambú después del debate contra Ayuso en la que aparecía sola, sin que ningún líder de la dirección nacional la esperara para acompañarla.
Son muchos que hablan de la resiliencia casi genética de Rocío Monasterio para nadar entre tiburones y seguir con vida pero parece que se ha cansado de nadar contracorriente y ha optado por la opción más sana para un político enfrentado a casi todo su partido, dimitir y marcharse de la política.