Durante meses, el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, ha atrasado al año 2025 la celebración del congreso regional de Madrid. Una cita clave para su liderazgo dentro del partido que, conforme han ido pasando las semanas, se ha aproximado en el tiempo hasta tal punto que llegó a pensar en hacerlo antes del Congreso Federal de Sevilla.
Luis Tudanca, secretario de los socialistas castellanoleoneses, dio la idea y él la vio con "buenos ojos". Pero Ferraz, como suele ocurrir en el PSOE, ha vuelto a marcar los tiempos. Por eso, este jueves Juan Lobato ha anunciado que celebrará el congreso regional entre diciembre y enero con las vacaciones de Navidad por medio.
Lobato ha asegurado que la fecha la ha pactado con Ferraz, concretamente con Santos Cerdán, y que se siente respaldado en su gestión de los socialistas madrileños. El problema es que sus actos no dicen lo mismo, y la disyuntiva dentro de los barones es demasiado compleja.
El que fuera alcalde de Soto del Real lleva meses escuchando tambores de guerra y saliendo a desmentir posibles desencuentros con la Ejecutiva nacional, mientras que el debate de la financiación le pone contra las cuerdas.
Quiere situarse como una voz propia dentro del PSOE, algo que siempre ha sido difícil para los socialistas madrileños, mientras que evita que la directiva nacional le ponga un rival en las primarias. Solo tiene una baza para conseguir ambos supuestos y esa es la ponencia sobre financiación que se va a celebrar en el Congreso Federal de Sevilla.
Aunque a Lobato le apartaron de liderar la ponencia (un desaire más dentro de la Ejecutiva nacional), sí anunció que iba a presentar una propuesta sobre financiación en la que iba a proponer un modelo mixto que podría contentar a los que no están de acuerdo con el cupo catalán y a los que sí.
No adelantó mucho, pero sí dijo que una de las claves era que la Agencia Tributaria siguiera llevando a cabo la recaudación de impuestos en Cataluña. En un primer momento, el también técnico de Hacienda se ofreció a elaborar la ponencia sobre financiación autonómica, pero cuando nombraron al comité organizador y le dejaron fuera, se 'conformó' con trasladarla a los organizadores.
Él espera que tengan en cuenta su proyecto de cara al debate sobre financiación que se espera en Sevilla y, así, ganar apoyos dentro y fuera de la Ejecutiva nacional. Es la principal discusión interna en el partido socialista en este momento y si él consigue encontrar el punto común entre los díscolos y Ferraz, mantendrá la esperanza de seguir.
De hecho, por lo que se ha dado a conocer de su propuesta, él plantea asumir lo pactado con ERC, es decir, que Cataluña sea quien recaude y gestione el 100% de los impuestos que se pagan en esa comunidad, pero con la salvedad de que sea la Agencia Tributaria la que lleve a cabo la tarea.
Está por ver si Ferraz permite incluir las propuestas de Lobato en el debate y si estas ideas tienen eco en el resto del partido. Pero podría ser una de sus bazas para la unión y sofocar las voces más discordantes con su gestión.
Sin más candidatos
Mientras tanto, ningún socialista madrileño ha levantado todavía la voz para decir 'esta boca es mía' y exigir luchar contra Lobato por la dirección del partido. El último en hacerlo fue Javier Ayala, alcalde de Fuenlabrada y una de las caras más conocidas del socialismo madrileño.
Pese a ser el gran alcalde del feudo madrileño por excelencia (el PP nunca ha gobernado allí), Ayala logró sólo el 37,75% de los votos. Lobato, por su parte, obtuvo el 61,23%. Entre los críticos a Lobato nadie da por supuesto que Ayala pueda volver a dar un paso adelante, aunque sí está claro que ha sido el más crítico con su gestión.
La puesta en marcha de un centro de MENAS en Fuenlabrada y la actitud que ha tomado Lobato con el asunto, hizo que Ayala rompiera su silencio respecto a la gestión del todavía secretario general del PSOE madrileño. Junto a él hay más nombres y algunos que prefieren no dar un paso adelante. Por lo menos, todavía. Las candidaturas se pueden presentar el 7 de diciembre y tendrán ocho días para recoger sus avales. ¿Hasta entonces? Silencio entre los críticos y paciencia entre los próximos.