Los agentes forestales de Madrid inician 2025 en chalés que se caen a pedazos, con ratas y con temperaturas bajo cero
- Según denuncian no contemplan ni un euro para la renovación en los presupuestos y las mejoras que realizan son "pan para hoy y hambre para mañana".
- Más información. Los incendios calcinan más de 1.600 hectáreas en Madrid, un 733% más que en todo el verano de 2023
Oficinas comarcales en ruinas, temperaturas bajo cero y condiciones insalubres, agravadas por la presencia de ratas y cascotes que caen de los techos. Los agentes forestales de la Comunidad de Madrid enfrentan el nuevo año con un panorama desolador, que parece sacado de un escenario postapocalíptico o de una película como 'Esta casa es una ruina'.
Lejos de ser centros de trabajo modernos y adecuados, estas oficinas señalan un abandono sistemático de unas infraestructuras que deberían sostener la actividad diaria de un cuerpo clave en la gestión ambiental y las emergencias en la región.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) lleva años denunciando la situación. Según cuenta a Madrid Total José María Bermúdez, representante de CSIF en el sector forestal, la precariedad de las instalaciones se ha vuelto casi parte de la rutina: "La caída de tejas, cascotes y paramentos es frecuente en la mayoría de las oficinas. Los últimos casos se han producido recientemente en la de Villaviciosa de Odón (Comarcas IX y XVI) y en la de Soto del Real (Comarca XIV)".
La cosa no mejora, y los tratamientos preventivos contra plagas como ratas, ratones y cucarachas "son poco o nada efectivos debido a la ubicación y condiciones constructivas", agrega Bermúdez.
Actualmente, el Cuerpo de Agentes Forestales presta servicio en 17 comarcas de la región. Sin embargo, ninguna de las oficinas fue diseñada para cumplir su función actual, ya que todas provienen de antiguos usos, como casas forestales o edificaciones municipales recicladas de forma provisional.
Sedes centenarias
En localidades como San Martín de Valdeiglesias, Cercedilla o Alcalá de Henares, estas sedes tienen más de un siglo de antigüedad, con estructuras deterioradas que resultan incompatibles con las necesidades operativas del cuerpo.
La situación en algunos puntos es crítica. En San Lorenzo de El Escorial, las mediciones de gas radón, un elemento cancerígeno, superan ampliamente los niveles permitidos, lo que obliga a los agentes a realizar las guardias desde sus casas. Algo similar ocurre en Cercedilla, donde el agua que sale de los grifos no es potable y también se han detectado altas emisiones de radón.
Bermúdez recuerda que las denuncias de estas condiciones se han llevado reiteradamente a la Inspección de Trabajo, aunque los avances han sido nulos. "La contestación de la Comunidad de Madrid es siempre la misma: ‘Estamos en ello’", señala.
La falta de calefacción es otro problema recurrente, especialmente grave durante los meses de invierno. En localidades como Soto del Real, los agentes pasaron la jornada de Nochebuena y la del día siguiente sin calefacción "como regalo de Navidad", viéndose obligados a trabajar en temperaturas extremas y en condiciones que ponen en riesgo su salud y seguridad.
Todo esto se agrava precisamente en unos días como los de este inicio de año, siendo la previsión para varias de las zonas mencionadas de temperaturas por debajo de los cero grados. Bermúdez lamenta esta precariedad: "En este contexto es muy complicado cambiarse, comer o redactar un informe sin calefacción, e imposible asearse sin agua caliente". La situación contrasta con las largas jornadas que realizan estos profesionales, muchas veces bajo condiciones climáticas adversas.
A esta lista de deficiencias se suma la falta de espacio adecuado. La mayoría de las oficinas no dispone de taquillas suficientes ni zonas diferenciadas para el personal masculino y femenino. Además, las áreas comunes, como comedores y salas de descanso, son inexistentes o extremadamente limitadas, lo que obliga a los agentes a alternar entre tareas críticas en un único espacio reducido. Bermúdez ilustra esta precariedad: "Todo se realiza en el mismo sitio, intercambiando prioridades", algo que dificulta tanto el trabajo diario como la gestión de emergencias.
El estacionamiento también representa un obstáculo en varias sedes. Muchas oficinas no cuentan con plazas suficientes, lo que obliga a aparcar vehículos oficiales en la calle. Esto no solo ralentiza la respuesta ante emergencias, sino que también pone en riesgo los materiales y recursos públicos, que han sufrido vandalismo en más de una ocasión al no estar custodiados.
"No tiene sentido que los recursos estén de cualquier manera, sin orden ni control", subraya el representante sindical. Los agentes, integrados en el servicio 112, desempeñan funciones de policía ambiental, protección civil y lucha contra incendios forestales, tareas que requieren movilidad y equipos especializados.
🚨Esto no te lo contarán en @112cmadrid @medioambientecm
— CSIF_AAFFMadrid (@CSIF_AAFFMadrid) December 13, 2024
📢 ÉXITO de participación, la mayor concentración de #AgentesForestalesCM en los últimos 17 años‼️@CSIF_AAFFMadrid @AAFF_CCOO_CM ante la Consejería de Medio Ambiente de @CarlosNovilloPi@ComunidadMadrid@IdiazAyuso pic.twitter.com/tF35JZyNvh
La indignación por esta situación llevó a una concentración el pasado 13 de diciembre frente a la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, dirigida por Carlos Novillo. Fue la más concurrida al respecto en los últimos 17 años, reflejo del hartazgo acumulado.
Desde 2017, CSIF reclama un plan integral para renovar las oficinas, pero las promesas se han diluido entre declaraciones de intenciones y presupuestos autonómicos que no contemplan ni un solo euro para nuevas instalaciones. Las enmiendas presupuestarias presentadas por la oposición han sido sistemáticamente rechazadas por el gobierno regional.
Va a peor
Entre otros problemas, CSIF también subraya casos concretos como el chalé de Fresnedillas de la Oliva, donde las lluvias inundan el sótano y comprometen la caldera, o la oficina de Colmenar Viejo, que comparte aparcamiento con una guardería y carece de espacio suficiente para las actividades del cuerpo. A estas condiciones se suman riesgos biológicos frecuentes, como la exposición a animales heridos o muertos, que los agentes enfrentan diariamente sin instalaciones adecuadas para su gestión.
El deterioro de las oficinas es un problema estructural que, lejos de solucionarse, se agrava con el tiempo. Bermúdez alerta de que cuando comenzaron las reclamaciones en 2017, era urgente renovar al menos una o dos oficinas. Hoy, la cifra ha ascendido a siete.
A su parecer, las obras de "lavado de cara que se vienen haciendo" en respuesta a sus denuncias de son "pan para hoy y hambre para mañana". Como ejemplo, habla de que muchas oficinas "no tienen ni siquiera unas cimentaciones adecuadas", lo que lleva a que "la mano de pintura" que le pongan "durará unos meses, hasta que vuelva a llover".
Mientras tanto, los agentes forestales siguen desempeñando un papel crucial en la protección medioambiental de la región, enfrentándose no solo a los desafíos de su trabajo, sino también a unas condiciones que dificultan gravemente su labor diaria.