El abogado Miguel Temboury ha recibido un "mandato" de la familia Arteaga, dueños del Castillo de Manzanares El Real: volver a abrir al público la construcción. Gracias a una cesión, la Comunidad de Madrid ha gestionado durante décadas este Bien de Interés Cultural. El contrato caducó el 5 de enero y los propietarios quieren asumir la gestión cultural y turística de su icónico monumento a través de una sociedad. Un problema con la licencia, sin embargo, está torpedeando su objetivo.
Manzanares El Real se encuentra a 52 kilómetros por carretera del centro de Madrid. El municipio, encajonado entre La Pedriza y el embalse de Santillana, es conocido por albergar -según el Gobierno regional- el castillo "más emblemático y mejor conservado" de la región. Fue Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado, quien comenzó a construir el monumento en el siglo XV.
Desde su ubicación privilegiada en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el bastión ha servido como plató y como escenario cinematográfico. Esta fortificación de 3.026 metros cuadrados también tiene valor en la historia reciente de la Comunidad de Madrid, ya que fue el lugar donde se firmó su Estatuto de Autonomía en 1983.
El 5 de enero de 1965 se firmó la escritura de cesión del inmueble entre la Casa Ducal y la entonces Diputación Provincial de Madrid. El acuerdo se alargó 60 años y caducó el pasado domingo. Bajo la gestión del Gobierno regional, el castillo ha ofrecido visitas temáticas, teatralizadas, talleres infantiles, conciertos o 'combates' medievales. El propietario, el Ducado del Infantado -cuya cara visible es la duquesa Almudena de Arteaga-, decidió hace tiempo que quería encargarse de la gestión de su castillo. "La propiedad quiere mantener la dinámica actual de apertura al público y de actividades turísticas", explica el jurista a Madrid Total.
Temboury insiste en que, por ahora, trabaja en obtener la licencia para que el castillo funcione tal y como lo hacía hasta ahora. De momento, es pronto para saber si los Arteaga añadirán nuevas actividades al complejo en el futuro. Cabe recordar que el Gobierno regional se ha gastado más de un millón de euros anuales en hacer obras en el inmueble.
Expertos consultados explican que los castillos declarados BIC pueden albergar bodas, una tienda de souvenirs e incluso un hotel, siempre que no peligre el valor patrimonial.
Eso sí, los trámites son "mucho más" estrictos cuando hay obras de por medio, recuerda Alicia Castillo Mena, arqueóloga, profesora y codirectora del grupo de investigación de Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
El lío de la licencia
Para la familia, la "sorpresa" llegó durante las negociaciones con las administraciones públicas, según fuentes implicadas en las conversaciones. La Comunidad estaba llevando a cabo una actividad cultural dentro del castillo sin licencia, algo que no era ilegal porque una Administración pública no necesita dicho permiso. Sin embargo, a los propietarios legítimos sí que se les exige este permiso para poder gestionar el monumento.
El Castillo de Manzanares se encuentra en un suelo rústico, por lo que no es posible otorgar una licencia de actividad bajo las normas actuales del municipio, según el Consistorio. La defensa del Ducado del Infantado está trabajando para plantear al Consistorio una modificación puntual de las normas subsidiarias que permita la tramitación de una licencia. Se trata de un proceso lento que puede alargarse más de un año y que implica colaboración entre instituciones.
Temboury sostiene que la construcción no está sobre suelo rústico sino en suelo urbanizable no sectorizado. Los propietarios esperan acortar plazos recurriendo a la Ley de Urbanismo de la Comunidad de Madrid para este tipo de terreno.
En cualquier caso, es el Ayuntamiento el encargado de dar el primer visto bueno a la modificación planteada. Después, sería el Gobierno regional quien la aprobaría o no de forma definitiva.
Con la licencia de actividad ocurre algo parecido: la otorga la autoridad municipal. Pero, al tratarse de un BIC, necesita un informe favorable de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.
Con todo, el representante legal de los Arteaga está convencido de que existen "opciones legales disponibles" para reabrir el castillo durante el primer semestre. "Depende de la voluntad de las administraciones implicadas ponerlas en práctica", indica.
Bodas, una tienda, un hotel...
Pese a que los dueños no hablan de explotar el castillo con nuevos negocios, los dos expertos consultados coinciden. "Pueden dedicarlo a cualquier uso que no ponga en peligro los valores patrimoniales. La Ley de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid lo dice claro en su artículo 39", asegura Alfonso Muñoz Cosme, arquitecto y miembro de la asociación en defensa del patrimonio Hispania Nostra.
Tanto Muñoz como Alicia Castillo hablan de la celebración de bodas como una opción que podría albergar un monumento como el de Manzanares. La arqueóloga también ve viable que abran una pequeña tienda: "Es relativamente fácil". Aunque sí que considera más complejo meter un hotel dentro del castillo: "Sí o sí, tienen que hacer obra; una boda con catering no la requiere". Implantar un complejo hotelero -añade Castillo- también depende del estado de los interiores.
Por su parte, el miembro de Hispania Nostra afirma que es algo "habitual" que los castillos integren alojamientos para turistas y pone de ejemplo a los "muchos castillos" que han acabado en la red de Paradores. Ante todo, Muñoz defiende que "siempre es mejor" un castillo "en uso que abandonado".