Muchos ya hablan de la ciudad georgiana de Batumi como el "Benidorm del mar Negro" y de Georgia como una seria competencia para España por sus días cálidos, sus playas y su gastronomía. De hecho, esta ciudad, junto a la casa natal de Medea y de donde Jasón se llevó el vellocino de oro, vende sol, playa y un barco de pan, huevo y queso al horno que es el plato nacional, como parte de sus bondades.

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Precisamente de esas aguas del mar Negro salió también la dueña del nuevo restaurante georgiano que ha abierto hace unos meses en Chueca y que ha conseguido incluso una recomendación de la Guía Michelin por la calidad de su propuesta.

En sus elegantes mesas, muy pocos pueden llamar a este plato por su nombre, khachapuri, pero la combinación básica de estos ingredientes arrasa. Y es que el khachapuri parece un plato sencillo pero, como todo lo básico, se vuelve excelente cuando se guardan las medidas y la tradición al máximo y en eso Nino ha tenido buena escuela gracias a todos lo que aprendió en su propia casa, en la cocina de su abuela en Batumi.

Nunuka, el restaurante georgiano que ha abierto en Madrid.

De hecho, el local se llama Nunuka, como su abuela paterna, homenajeando la inspiración que es para ella tanto en la cocina como en la vida. Quizás por eso, en el local se respira ese ambiente intensamente fraternal que surge en cualquier hogar georgiano cuando se encienden los fogones y que sigue cuando se llenan las copas y cuando empiezan a salir platos al centro de la mesa sin parar. 

Y es que el khachapuri no es la única delicia que se puede llevar uno a la boca en Nunuka. Otro de los platos que hay que probar sí o sí es el khinkali, una especie de masa cocida, tipo gyoza, que suele rellenarse de carne picada y caldo, aunque también se pueden tomar con hongos o de queso.

El resto de la carta, variedad pero mucha carne, uno de los elementos básicos de una gastronomía que pese a mirar al mar sigue teniendo en sus rebaños los sabores más potentes y tradicionales: quesos, guisos de cordero, paletillas... y todo regado con buen vino siempre.

Tampoco es muy conocido que, según la arqueología, los primeros vinos de la historia se produjeron en Georgia, donde se han encontrado los restos más antiguos de lo que sería una bodega. Por eso, en Nunuka se ha apostado por una carta, bastante exótica por momentos, de las mejores representaciones vinícolas de un país que, en muchas de sus zonas, tiene más parecido a La Rioja que a la cercana Rusia.

Nino también ha querido introducir algunos cócteles preparados por su propio equipo sobre la base de la Chacha Persimmon, la bebida espirituosa tradicional de su país, y que está elaborada con los caquis cultivados en esas tierras y seleccionados cuidadosamente para producir este licor.

Cada botella necesita unos 100 caquis Hachiya, a los que no se les añade nada de azúcar ni ningún ingrediente artificial para intentar conservar el sabor y el aroma de la fruta natural. Como cóctel, Chacha Persimmon es la base perfecta para completar una comida diferente pero con un sabor intenso y tradicional.