Teo, un perro muy tranquilo y cariñoso, siempre estará recibiendo en una esquina de la tienda a los clientes de Un bizcocho para Teo en Goya; pero si lo que prefieres es que te llegue a casa, también es una opción para los madrileños que vivan en la capital.
Desde hace 4 años, en Goya 82, Un Bizcocho para Teo cumple su función de tienda y obrador. Lo que empezó solo siendo venta de bizcochos de, a lo sumo, cuatro sabores, ahora es una pastelería que hace diez tipos diferentes de bizcochos, bownies, tejas, dulces franceses, tartas de cumpleaños, cookies, magdalenas, tartaletas, roscón, croissants y galletas decoradas.
Los comienzos fueron hace ocho años en la cocina de Blanca Spottorno. Su bizcocho gustaba tanto que sus conocidos y amigos empezaron a comprárselo con frecuencia hasta que decidió empezar a vender en pequeños mercados y después abrir su primer obrador.
El bizcocho estrella que volvía loco al entorno de la repostera desde el primer día era el natural con toque ligero de queso. "Es el sabor de mi infancia. Lo reproduje a base de muchas pruebas. Lo comía en los recreos cuando iba al colegio en Estados Unidos y no volví a probar uno igual, hasta que lo recreé", cuenta Spottorno, propietaria de Un Bizcocho para Teo, junto con su socio y marido, Javier García.
Después del éxito del bizcocho llegaron otros sabores como el de plátano, zanahoria, limón, chocolate, etc. "No escatimo en nada, es la clave de un buen producto", indica Spottorno.
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A día de hoy venden una media de 60 al día. Una cifra que llega al centenar los fines de semana.
Además, verás a sus reposteros haciendo las elaboraciones a la vista del público y la presentación de todos sus productos está tan cuidada que se podría regalar en el momento.
No hacen grandes producciones para que el producto siempre esté fresco y sea de calidad. Sin ir más lejos, no hacen más de veinte bizcochos de cada sabor al día. El grande cuesta 11 euros y el pequeño 3.
Un bizcocho para Teo reúne clientela de todo tipo: los que, por ejemplo, desayunan sus productos a diario y los que solo se dan el capricho en celebraciones especiales. La mayoría de sus ventas son en tienda, pero le encargan a diario pedidos a domicilio y también ofrecen catering a empresas de Madrid, que está bastante demandado.
El otro fuerte de la tienda son sus tartas de cumpleaños y la pastelería francesa. "Soy medio francesa y me gusta hacer muchos postres como frasier, saint honoré, merengue...", indica Spottorno.
Desde finales de agosto han empezado una gama de bizcochos sin gluten. "No lo producimos nosotros por la contaminación cruzada, pero todos los días nos venía un celíaco preguntando si podía comer algo y veíamos la decepción en sus ojos. Nos daba pena", informan desde el obrador.
Tampoco hacen ellos las tejas de almendras, que las traen del Puerto de Santamaría, ni algunos productos franceses como los yogures artesanos, las barritas de mantequilla con escamas de sal o algas y las galletas Petit-Beurre, "como las galletas María en España", indica la repostera francesa.
Las cookies pesan 100 gramos, cuestan 3 euros y tienen diez sabores diferentes. Entre ellos, frambuesa, praliné, choco negro, Kinder, caramelo o dulce de leche.
A su vez, hacen postres en porciones individuales. Como las tartas en versión vasito, las tartaletas y los postres fríos.
El alma de este proyecto tan dulce no es solo de Blanca Spottorno y su marido, sino que también hay una parte de Teo, su perro, su "relaciones públicas", que aseguran que siempre les ha hecho compañía en sus inicios en la cocina de casa y ahora, en la tienda, a la que acuden clientes simplemente para acariciarle.