Poca gente no conoce Bel Mondo. El restaurante italiano de la calle Velázquez que hoy cumple tres años y puede presumir de haber dado de comer a un millón de personas. "Servimos a 1.000 personas al día".
Así lo cuenta de primera mano Tigrane Seydoux (Mónaco, 1984), el co-fundador del Grupo Big Mamma. Este medio francés, medio italiano —que todavía está puliendo su español— se mudó con su mujer y tres hijos desde París a Madrid para fundar este restaurante, el primero de este grupo hostelero en España.
Su larga cola en la entrada y su lista de espera son señales de que es uno de los restaurante de moda en Madrid donde todo el mundo quiere hacerse la foto con su impresionante decorado para después compartirlo redes sociales. Este jueves 14 de septiembre celebra su tercer aniversario con una cena de gala con máscaras venecianas inspirada en este histórico carnaval.
P.- ¿Qué significa para ti este aniversario?
R.- Es muy especial para mí porque me mude aquí, a un país diferente, para abrir personalmente este restaurante. Le tengo mucho aprecio y lo vamos a celebrar este jueves con una cena tematizada del Carnaval de Venecia con un menú especial.
Además, desde el primer momento he tenido un equipo con el que he trabajado muy duro y, no es habitual, pero la mayoría continúa después de tres años.
P.- ¿Cuál es tu relación con la cocina Italia como para tener 23 restaurantes por toda Europa?
R.- Es muy, muy fuerte. Nací en Mónaco, que es medio italiana, medio francesa. Cuando empecé en 2015 con mi socio Victor Lugger, buscábamos ofrecer un auténtico viaje a Italia a nuestros clientes y parte de ello estaba en proponer un servicio de la dolce vita italiana con trabajadores italianos. Tenemos 2.300 empleados en España, Inglaterra, Francia y Alemania, y el 70% son italianos.
Tenemos 15.000 clientes diarios entre todos los restaurantes de Big Mamma. Y vamos a abrir tres restaurantes más. Uno de ellos en Madrid, en la Torre Picasso, a principios de 2024.
P.- ¿Cuáles han sido los platos más vendidos?
R.- Hemos servido más de 150.000 carbomanmas —espaguetis carbonara en una rueda de queso, su plato más famoso— y más de 200.000 pizzas en estos tres años. Y el tiramisú como postre, en una ciudad donde la tarta de queso es una institución.
Es una carta muy típica italiana en la que siempre hacemos un cambio a lo Big Mamma y adaptación a la población local, como aquí las croquetas de trufa, parecido a los aranchini italianos. Y solo vendemos vinos italianos, aunque en un principio nos dijeron que estábamos locos y no iba a funcionar por eso.
P.- ¿Cuál ha sido la clave del éxito de Bel Mondo?
R.- Realmente, el diseño del amplio local, muy casero, crea una atmósfera inmersiva vibrante y provoca una experiencia diferente a las típicas trattorias italianas. A su vez, la calidad-precio hace que sea accesible a todo el mundo en pleno barrio de Salamanca, y tenemos una clientela muy variada.
Conocemos bien Italia. El objetivo inicial ha sido ofrecer la calidad del producto artesanal, aunque hay cosas como carne o pescado que conseguimos de mejor calidad en el mercado local.
P.- ¿Cómo fueron los comienzos de Bel Mondo?
R.- Yo había trabajado con un emprendedor en hostelería de lujo, y mi socio y yo hemos estado muy relacionados con la cultura y la comida italiana. Entonces en 2013 empezamos a pensar que queríamos ofrecer en París la auténtica trattoria italiana.
Viajamos al fondo de Italia (Toscana, Pulla...) donde dimos con más de 50 pequeños productores con los que trabajamos sin intermediarios y de donde provienen nuestros productos. Esto, junto con el equipo, de origen italiano, hacen que el sitio sea acogedor y vibrante.
Desde el comienzo hemos tenido una media de 1.000 clientes diarios. En total, un millón en estos tres años.
P.- Y un año después vino Villa Capri, también muy conocido, ¿en qué se diferencian?
R.- En verano de 2021, y son muy diferentes. Está en el centro, es mucho más pequeño y de barrio.
También tenemos Napoli Gang en Ópera, y queremos hacer más proyectos en Madrid. Vivo aquí y creo que funcionan.
P.- Desde su apertura, Bel Mondo no ha sabido lo que es una mesa vacía. ¿Cuál es el secreto?
R.- A lo mejor no había ningún restaurante en Madrid que te sumergiera tanto en Italia con la decoración, el servicio, siempre con una sonrisa, una cocina de calidad y la experiencia. Es el equilibrio de todo eso.