Las imágenes y la propaganda que provocaron el antijudaísmo en España: "El espejo perdido"
Los retratos nunca son "asépticos" y es lo que demuestra esta exposición en el Museo del Prado y que busca las raíces de muchos prejuicios sobre judíos y conversos.
9 octubre, 2023 10:41Mucho se está hablando ahora de la propaganda antijudía o de las imágenes que crearon los prejuicios con los que mucha gente se acerca a esta comunidad. Curiosamente, el Museo del Prado acaba de inaugurar la primera exposición sobre el papel que jugaron las imágenes en las relaciones entre cristianos, judíos y conversos en España entre 1285 y 1492.
Una exposición que va a dar mucho que hablar tras los últimos ataques entre Hamás y el Estado de Israel, que dejan ya miles de muertos y de heridos.
"El espejo perdido. Judíos y Conversos en la España Medieval" es una de las exposiciones más esperada en el Museo del Prado este año porque desvela las imágenes de propaganda concebidas por los cristianos que utilizaban para construir su identidad. Tanto por su número como por la importancia de las obras seleccionadas, 71 entre pintura, escultura, miniatura, orfebrería y grabado, se espera que muchos visitantes quieran profundizar en las raíces de un conflicto que supera la Edad Media y entra de lleno en la actualidad.
"Es una exposición que nos habla de fronteras, de intolerancia y convivencia; que invita a mirar a nuestro pasado y a una forma de construir una identidad", ha explicado durante su presentación Joan Molina, comisario de la exposición, a Efe.
La muestra estará abierta hasta el 14 de enero de 2024, fecha en la que viajaran al Museo Nacional de Arte de Cataluña pinturas que ha colaborado en su montaje. La exposición abre con el "Auto de fe" (1475), de Pedro Berruguete, un cuadro encargado por Tomás de Torquemada para el Monasterio de Santo Tomás de Ávila, una de las sedes de la Inquisición, "que sirve como obra de propaganda".
Un pintor que demuestra su implicación personal con la que Molina considera "la primera institución española", teniendo en cuenta los cuadros que por iniciativa propia regaló a la Inquisición, y que ésta utiliza de manera asertiva como el lienzo de San Pedro Mártir.
Cada una de las piezas evidencian cómo los cristianos, a finales de la Edad Media, desarrollaron una serie de imágenes, de judíos primero y conversos después, de acuerdo a su percepción bajo la que trasladan "ideas, conceptos y ansiedades que utilizan como instrumento de afirmación identitaria", apunta a Efe.
Un reflejo que demuestra las difíciles relaciones entre judíos, conversos y cristianos que, sin embargo, mantuvieron un espacio de colaboración entre artistas.
"Retratos nada asépticos, porque toda imagen incorpora una forma de ver. Esta manera de mirar cristina al mundo judío no tiene dada que ver con una exposición dedicada a Sefarad, sino a particularidades que afectan a la mirada sobre el judío y sobre todo al converso", por las sospechas que se extienden sobre su falsa conversión, subraya el comisario.
Cinco secciones
La exposición se vertebra en cinco secciones: Transferencias e Intercambios; De precursores a ciegos; Antijudaísmo e imágenes mediáticas; Imágenes para converso, imágenes de conversos y Escenografías de la Inquisición.
Entre las joyas de la exhibición se encuentran las Cantigas de Santa María, que reúne 200 escritas en verso, musicalizadas y con ilustraciones, en las que se evidencia el poder sobre natural de las imágenes, encargadas por Alfonso X el Sabio.
Una de las piezas más interesantes es el "Hagadá Dorada" (1320-1330) que sale por primera vez de Inglaterra para regresar a su origen: España. Un manuscrito en hebreo, realizado por cristianos, que toma el calificativo de oro por el color de sus imágenes, en el que se narran las plagas de Egipto. A este manuscrito le acompañan dos más, uno de ellos escrito en catalán y hebreo.
"Cada vez se van creando más fronteras opresoras entre comunidades, una polaridad que cada vez hacía más compleja la reconciliación", indica Molina y añade que el antijudaísmo en el arte fue "una realidad histórica evidente y en ese contexto se realizan imágenes concebidas como expresión de rechazo, pero sobre todo como elemento de vertebración de la identidad cristiana".
En el siglo XIV y XV surgen los primeros estatutos de limpieza de sangre que establecen que los conversos son impuros por la sangre "ya no se habla de judaísmo sino de antisemitismo".