El cocinero Lorenzo García, al igual que su restaurante, es 'un clásico de Madrid'. Desde que nació, ha entregado toda su vida a la gastronomía. Por eso ahora se despide con gran conmoción de Casa Lorenzo, aunque con la voz firme para recalcar que hay un "problema grave" con la hostelería hoy en día.
La noticia ha pillado por sorpresa a muchos. Cierra Támara Restaurante Lorenzo, uno de los imprescindibles de la gastronomía madrileña y famoso por su premiada tortilla de patata.
Sin previo aviso, cerró sus puertas el 7 de enero. El motivo: por jubilación, pero han querido llevarlo con la mayor discreción posible y sin grandes despedidas.
"Era una decisión que veníamos pensando desde hace tiempo, pero hemos querido empezar el año ya diferente", cuenta María Ángeles Griñó, propietaria junto con Lorenzo García de este clásico de la restauración madrileña.
El domingo pasado, María Ángeles y Lorenzo dieron su último servicio, rodeados de sus más fieles clientes, que decidieron acompañarles a modo de despedida, y junto a otros muchos que desconocían que iba a ser el último servicio de Casa Lorenzo.
"A la gente le ha dado mucha pena. Sí, se lo hemos ido diciendo a los clientes de siempre poco a poco", dicen desde el restaurante.
"Llevo trabajando desde que nací en este local. Fíjese en el compromiso que tenía con este restaurante", afirma Lorenzo García. A pesar de la gran pena que siente por abandonar su casa, cree que la hostelería actualmente es cada vez más insostenible, por lo que se enorgullece de haberla dejado por fin.
La cocina de siempre
La cocina de siempre no faltaba en el número 48 de la calle de Máiquez, donde podías comer por un precio medio de 40 euros por persona.
Liderando su tradicional carta de raciones, el primer lugar lo ocupaba su premiada tortilla de patata y cebolla. No podía faltar el estilo de Lorenzo en sus elaboraciones, por lo que en muchos de sus platos ya avisaba de que le daría su toque personal, como en la menestra de verduras o el pisco con huevos revueltos.
De principal, sus clientes adoraban sus callos y la gran variedad de carnes y pescados a elegir, todo acompañados de un buen vino. Pero siempre dejaban hueco para probar un postre tradicional como son las natillas o el tocino de cielo.
"Se han ido sin apenas hacer ruido, pero su cierre supone una pérdida muy grande en una ciudad que se está decapitación demasiado rápido de algunos de sus más grandes cocineros", ha lamentado en sus redes sociales Rogelio Enríquez, presidente de la Academia Madrileña de Gastronomía.
Este 2024 empieza con grandes pérdidas gastronómicas en la capital. Hasta el momento, dos grandes cocineros han cerrado sus restaurantes por jubilación: Viridiana, de Abraham Gracía, y ahora, Casa Lorenzo, de Lorenzo García y Mari Ángeles Griñó.
La 'cocina de siempre' pierde otro 'clásico de Madrid'.