Fue la bomba que conmocionó al mundo entero en 2020 en el puerto de Beirut, que provocó la muerte de 218 personas y dejó más de 7.000 heridos, la que hizo a Reem Jundi y Rayan El Hamoush tomar la dura decisión de dejar el Líbano, mudarse a Madrid y aventurarse a abrir un restaurante de comida de su país en pleno barrio de Salamanca, hace unos meses.
"Vivíamos muy bien allí, pero la explosión fue a mil metros de mi casa. Se rompieron todos los cristales y le dije a Rayan que no nos podíamos quedar más, aunque nos encantase Beirut", rememora Reem Jundi, copropietaria del nuevo restaurante, junto a su marido.
Tres años después, el amor por su país y la comida libanesa, les ha llevado a abrir Onoé Bistró Libanés (calle Hermosilla, 65), un homenaje a su cultura y tradición gastronómica.
En el Líbano, reunirse alrededor de la mesa y compartir la comida es motivo de celebración, al igual que en España. "Incluso allí comemos más", cuenta como curiosidad Reem, que recibe con frecuencia a los clientes. Estas similitudes les han llevado a ofrecer una cocina libanesa mediterránea y minimalista, fusionada con la italiana y la española.
El cuidado bistró, con capacidad para 27 personas, ya está empezando a ser el templo de peregrinación de algunos libaneses-madrileños que sólo encuentran aquí la sidra libanesa Wata y el licor Arak Farid, una bebida típica del país árabe con un fuerte sabor a anís.
Inspirado en el espíritu acogedor de las casas libanesas, Onoé ha creado un ambiente de esencia minimalista, mediterráneo y atemporal. Su carta, que parte de la tradición libanesa, deja de lado lo que ya es conocido y reinterpreta los platos típicos, como los diferentes hummus, que se ofrecen con chorizo (el favorito por los comensales hasta el momento), con pulpo o con solomillo al pesto.
La carta empieza con las ensaladas, como la de burrata Onoé (16 euros), un clásico italiano con un toque del Líbano, pues la burrata corona una tradicional musakaa libanesa.
Ya sea en torno a su moderna y elegante barra o en cualquiera de sus mesas de madera, entre sus entrantes no pueden faltar los kibbe (6/11 euros), las croquetas libanesas, de calabaza, carne picada, queso y otros ingredientes.
Otro ejemplo de la fusión de gastronomías llega en forma de shawarma, un clásico en la cocina libanesa, que está ahora tan de moda en Madrid, pero que se sirve en forma de taco (11 euros).
A su vez, las carnes de sus parrilladas sorprenden por su delicioso sabor. Entre ellos, Shish Momo (15/28 euros) es quizás el plato más especial para Reem. "Es una receta típica de mi familia", detalla. La preparación, ideada por su padre, combina solomillo de ternera (con la crema de cacahuete), el hummus y la muhammara.
Imprescindible dejar un hueco para el postre, pues sus pequeños baklavas caseros (7 euros) te dejarán con un sabor de boca insuperable.
La propuesta de vinos ha sido cuidadosamente seleccionada con el objetivo de complementar la carta y acompañar los sabores mediterráneos y libaneses. Por ello, la carta de maridaje, aunque pequeña y en proceso de ampliarse, ya cuenta con vinos libaneses como Ixsir Altitudes Red, una gama de vinos elaborada en el Líbano por el enólgo madrileño Gabriel Rivero.
Rayan El Hamoush y Reem Jundi siempre habían querido abrir su propio restaurante y al mudarse a Madrid decidieron que su proyecto de restauración debía comenzar aquí. Libaneses y amantes de la gastronomía de su país, optaron por crear un concepto de gastronomía distinto al habitual, con una carta que es "como si te invitásemos a comer a nuestra casa de Beirut".