Madrid es una de esas ciudades que guarda sorpresas en cada esquina. Al adentrarnos en sus calles, la historia habla. Esto también ocurre en la calle Orfila, en un rincón imperecedero de esta castiza cuidad. Es allí, en esta paralela a la calle Génova, donde se alza el Hotel Orfila.
Ha pasado un cuarto de siglo desde su apertura. Veinticinco años en los que el hotel se ha transformado en todo un imprescindible del paisaje sentimental de la ciudad de los gatos y gatas que nunca duermen. Con motivo de la celebración de sus bodas de plata echamos la vista al pasado, ya que el hotel guarda secretos y curiosidades que todavía muchos desconocen.
Primer Relais & Châteaux
Fue en 1999 cuando Gabriel García Alonso, actual presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, rescató del olvido el palacio que tenían abandonado unos burgueses para convertirlo en el Hotel Orfila y en el primer Relais & Châteaux de Madrid, la agrupación de hoteles y restaurantes de lujo de varios países del mundo. Los requisitos para formar parte del prestigioso listado incluye "ser un hotel boutique que no sea de una gran cadena y con personalidad propia, que tenga gastronomía de lujo y espacios en los que predomine la calma", informan del hotel cinco estrellas.
Así, la familia García, con Verónica, hija de Gabriel, al frente del hotel, crearon el primer hotel de la capital dentro de esta potente firma, al que luego se sumó su segundo Hotel Heritage, también en Madrid.
"Contenedor del lujo y arte"
Los actuales propietarios, con Verónica García al frente, siempre han sido ávidos coleccionistas de arte. Atesoraban una colección imponente fruto de sus viajes a lo largo y ancho del mundo y la apertura del hotel les sirvió para convertirlo en su "contenedor del lujo y el arte"; es decir, el espacio perfecto para exponer su colección privada y convertirlo en una galería de arte.
Pinturas del siglo XVII y un retrato decimonónico de Fernando VII, entre otros tesoros, le dan la bienvenida a los invitados en la recepción. Óleos de Carlos II y de Felipe V descansan en el Salón de Té. Mientras, en la sala de la planta baja, podemos encontrar un cuadro original atribuido al pintor Cecilio Pla.
Nada se ha roto nunca
Desde sus inicios, el palacio se llenó de obras selectas y piezas de valor incalculable. Incluso en todas las habitaciones de Hotel Orfila. Grabados, cerámicas y pañuelos de seda de la marca Loewe enmarcados, son el complemento perfecto escogido por el prestigioso diseñador Lorenzo Castillo, además, de los exclusivos papeles de Gastón y Daniela que visten las paredes.
Otra curiosidad es que las obras de arte, que se encuentran tanto en las habitaciones como en las zonas comunes del hotel, son únicas y originales, y en estos 25 años del hotel "nunca han roto ninguna" los huéspedes, informan desde Orfila.
Sorpresa en su jardín
El jardín del hotel, presidido por el fresco de un trampantojo de la artista Natalia Lafita y en el que la relajante sinfonía de fondo es el agua de su fuente francesa del siglo XVIII, esconde un restaurante de un chef dos estrellas Michelin.
Se trata de El Jardín de Orfila de Mario Sandoval, que tiene un Sol Repsol y en el que para celebrar el cuarto de siglo del hotel han creado un menú especial conmemorativo compuesto por los platos más emblemáticos del restaurante.
Crean platos para huéspedes
El hotel cuenta hasta con un plato creado en honor a uno de sus huéspedes que estuvo viviendo hasta 4 meses en la suite del hotel, el diseñador de alta costura que ha marcado el panorama de la moda del siglo XX, Hubert de Givenchy.
Tras probar todos y cada uno de los platos disponibles en carta, el diseñador sugirió al equipo replicar una de sus elaboraciones favoritas: la crema de boletus. Una década más tarde y en el quinto aniversario de la muerte del modisto francés, el chef Mario Sandoval recupera y reinterpreta este imprescindible rebautizado como crema de boletus de Hubert de Givenchy.
La casa de Givenchy
El diseñador francés, entre cuyas creaciones está la del vestuario del filme Breakfast at Tiffany's (Desayuno con diamantes), se quedó en 2014 a vivir en el hotel mientras preparaba una exposición en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Como si de su casa se tratara, su estancia fue tan larga que llegó a realizar algunas modificaciones en la suite, como la instalación de barandillas para acceder al baño, que a día de hoy se mantienen. Además, marcó tendencia y desde Orfila informan que es común que huéspedes pasen estancias más largas de lo esperado en el hotel.
Plazas agotadas
El hotel ha ideado una serie de acciones espaciales que sucederán durante este año 2024. Entre ellas, un club de lectura, 'Amapolas en Orfila', moderado y comisariado por la escritora y librera Laura Riñón Sirera.
Para formar parte de estas sesiones de lectura sólo hay que inscribirse a través de la página web del hotel y reservar por un precio de 20 euros. El club se reunirá una vez al mes, siendo la sesión del 23 de mayo la primera, en la que están todas las entradas agotadas. El precio cubre la asistencia y una tapa especial creada especialmente para el libro a tratar por el club de lectura.
A su vez, por su 25 aniversario han creado un libro que recopila todo el arte e historia de Hotel Orfila, además del menú especial del restaurante.
Hotel Orfila es, sin duda alguna, uno de esos eternos puntos de encuentro por el que han pasado celebridades, personalidades internacionales, artistas, políticos y miembros de casas reales de otros países a lo largo de sus 25 años de historia.