No se puede entender Farah, el restaurante de moda en La Latina, sin conocer a Heba Kharouf, su dueña. El nombre de esta 'casa de comidas' del Mediterráneo oriental significa 'alegría' en árabe, lo mismo que transmite ella al barrio.
Perfeccionista, muy trabajadora, con personalidad y siempre con su gorra puesta, esta chef que aprendió desde casa ahora vive por y para su proyecto. Farah es su sueño por fin cumplido y eso se nota en ella, que desprende una felicidad contagiosa que el cliente percibe nada más entrar por la puerta. Y es que, a sus 41 años, ha conseguido tener su propio restaurante en uno de los barrios más liberales de Madrid, su barrio desde que pisó España en 2018.
Cansada de su cómoda vida como productora en una agencia de publicidad en Dubái, lo vende todo a los 35 años y sin saber castellano se viene a vivir a Madrid. "¡Estás loca!, me decían".
Empezó como profesora de yoga y lo que no sabía Heba es que la vida la iba a colocar donde ella quiso estar desde pequeña, pero sus padres no la dejaron: entre fogones.
Farah es de los restaurantes del momento en Madrid. Los que lo han probado lo recomiendan por su fusión de comida mediterránea oriental de diferentes países árabes, en la que cada plato es una explosión de sabor.
Gran prueba de ello es que en sólo ocho meses desde que subió la persiana en el número 12 de la Carrera de San Francisco, ya cuenta con lista de espera de un mes. "Está todo reservado hasta el 1 de julio. De martes a domingo, comidas y cenas", informa la propietaria de Farah, Heba Kharouf.
El pequeño restaurante con un aforo para unas 35 personas tiene una coqueta terraza con cuatro mesas, una barra central, otra barra alta junto a una luminosa ventana y otras mesitas distribuidas por el salón principal. Farah es moderno y vintage a la vez: "Todos los muebles y el decorado lo he comprado en Wallapop", cuenta su propietaria.
Al fondo del espacio, de camino a los baños, hay una especie de reservado que preside una gran mesa acompañada de una luz tenue, velas y una alfombra que ha sido testigo de las cenas clandestinas en las que se cultivó la semilla de Farah.
Cuando esta chef daba clases de yoga hace años, decidió un día invitar a sus alumnos a un brunch después de la sesión. "Lo publicaron en redes sociales y me empezó a escribir gente que no conocía si se podía venir al brunch", recuerda Heba.
La idea derivó paulatinamente en que en 2022 empezara a hacer cenas clandestinas en el salón de su pequeño piso de La Latina. Tal fue el éxito que uno de sus clientes frecuentes le propuso abrir Farah. Dicho y hecho.
De hummus a kebab
La chef muestra en su carta sus raíces orientales. Nacida en Palestina, es hija de un palestino y una siria. Por eso sus acompañamientos y entrantes son deliciosas ensaladas, como la de espinaca salvaje fresca con rabanito, perla de granada y piñones o la de tomate con ajo crudo picado, sumac y aceite de oliva picual; pero los imprescindibles son sus pastas árabes entre las que destacan el hummus con piñones tostados y el muhammara de pimiento rojo asado, nueces y melaza de granada.
Sus platos estrella son la lubina melosa con tahini, ajo, alcaparras y una deliciosa salsa secreta de la casa; y su kebab de pierna de cordero lechal con pistachos y piñones tostados.
Y con el postre empieza "¡la fiesta de los frutos secos!", dice Heba mientras prepara tras la barra un helado de pistacho. Tampoco falta el dulce árabe típico de Nablus, el pueblo de Palestina donde nació el padre de Heba: el knafé con pasta kataifi, un queso suave, pistachos y sirope de azahar. El ticket medio es de 40 euros por persona.
En el barrio todos conocen Farah y no olvidan saludar a Heba siempre que pasan por el restaurante. 'Desde el otro lado del Mediterráneo' ha llegado esta cocinera para dar a conocer su comida oriental en Madrid.