Nada mejor que disfrutar de las vistas panorámicas de Madrid desde una terraza. Con la llegada de los primeros días de calor, también llega el deseo de disfrutar del aire fresco y de un momento de paz en medio de la naturaleza.

El Retiro y El Capricho de la Alameda de Osuna son de los parques madrileños más conocidos y en ellos puedes encontrar terrazas escondidas. Pero lo que no tienen estas son unas increíbles vistas panorámicas al skyline de la capital.

En cambio, hay una terraza en el parque de la Casa de Campo que es perfecta si lo que buscas es buena comida en un entorno inigualable. La Terraza Club de Campo, ubicada en el Club de Campo Villa de Madrid, es un oasis verde dentro de la ciudad con una extensión 25 veces más grande que el Parque de El Retiro.

Su restaurante ofrece una de las vistas más impresionantes de Madrid, brindando una panorámica de 360º de campos de golf y encinas, accesible tanto para socios como para visitantes. Además, este espacio y su cocina excepcional son perfectos para eventos, acogiendo desde 20 hasta 300 personas.

Bajo la dirección del chef Iván Sáez, que mantiene un Sol Repsol en desde 2018, la Terraza Club de Campo ofrece una propuesta gastronómica que destaca por el uso de los mejores productos de temporada. La tradición y los sabores de siempre son la base de sus creaciones, que cuentan con su toque de autor propio para dar lugar a elaboraciones llenas de creatividad.

"En esta temporada estival, buscamos reinventar la Terraza Club de Campo a través de nuevos platos y un menú degustación que prometen ser inolvidables", afirma el chef. El ticket medio es de 45 euros por comensal y el del menú degustación de 50 euros.

La nueva carta incluye entrantes imprescindibles, como las empanadillas de jabalí. Además, se ofrece una variedad de escabeches, idóneos para los días de verano, destacando el tartar de vieira sobre lima, mahonesa de jalapeño y teja de cilantro, el pez limón en escabeche fresco de hierbas al estilo tiradito o la clásica perdiz, que se moderniza con rabanitos y nabo daikon encurtidos.

Los platos de cuchara y los arroces, como el de lomo de vaca con tuétano, también tienen un lugar destacado. Entre los platos principales están los pescados y las carnes cobran protagonismo, resaltando elaboraciones como las cocochas de bacalao al pil-pil con estofado de pochas, el lomo de ciervo al carbón con mermelada de hinojo, manzana y tamarindo o el pato en dos servicios, con la pechuga ligeramente asada y raviolis caseros elaborados con los muslos estofados.

El broche de oro lo marcan los postres, como el sorbete de limón servido en su cáscara, recuerdo de la infancia de muchos, con una estética y elaboración depurada, o el 'cacao y sal'.

En la Terraza Club de Campo se puede disfrutar de la propuesta a la carta o del menú degustación, que se sirve sólo a mesa completa. Este último comienza con un aperitivo de la casa y 'El bar de mis sueños', una combinación que recoge algunos de los entrantes más afamados: empanadilla de escabeche de jabalí, matrimonio de boquerón y anchoa, airbag de masa de arroz con steak tartar y tartar de vieira.

El menú continúa con pez limón en escabeche fresco de hierbas al estilo tiradito y bonito con liliáceas, finalizado en mesa con una infusión de flores. Como plato principal, solomillo de vaca asado acompañado de espinacas a la crema y rollitos de patata y, por último, el cierre lo pone la sopa de hierbas y frutas con helado de romero y limón y teja de miel.

Cabe destacar que todo se elabora en la cocina del restaurante, desde el aperitivo de embutidos artesanales, que van cambiando frecuentemente, hasta los helados, que son mantecados diariamente.

Para maridar la propuesta gastronómica, la oferta líquida cuenta con más de 50 referencias. Destaca la lista 'Hoyo en uno', que cada semana ofrecerá una selección especial de 12 de los mejores vinos y añadas del mundo. Todos ellos a precios sorprendentes.

La Terraza ya se convirtió el verano pasado en lugar de peregrinación para los amantes y entendidos de la buena gastronomía, y este año no espera ser menos.