Todavía les cuesta creerlo: "Nunca imaginamos que fuéramos a pegar el pelotazo a la vez y estando pegados". Los hermanos Oswaldo y Bruno González Herce son dos jóvenes chefs que por "casualidades" de la vida han acabado en el barrio gastronómico del momento, Salesas, trabajando en dos de los restaurantes de moda de Madrid.
A solo 260 metros el uno del otro, han acabado siendo "vecinos, hermanos y los dos en la Guía Michelin", pues han conseguido que los restaurantes de los que son jefes de cocina, prácticamente a la par, hayan entrado en la Guía roja: Los 33 (mayo) y Llama Inn (julio).
Los hermanos González Herce, criados entre Betanzos (Galicia) y Madrid capital, aseguran que no tuvieron educación culinaria ni antecedentes en la familia, pero eso no les impidió haber acabado trabajando en los mejores restaurantes del mundo.
Oswaldo y Bruno, 31 y 29 años, respectivamente, son de la nueva generación de cocineros: 'culos inquietos', con ganas de comerse el mundo y conocer todas las gastronomías; con su estética moderna y actual, alejada de la tradicional de los chefs de alta cocina, que han roto la barrera entre la cocina y la sala.
Fue Oswaldo, el mayor, el que abrió la veda gastronómica al irse con solo 18 años a Londres. Estando de friegaplatos en Benares, un restaurante indio con una estrella Michelin, le empezó a llamar la atención la alta cocina: "Me gustaron las exigencias, los gritos y el perfeccionismo", recuerda.
Después de 3 años como chef en restaurantes de alta cocina en Reino Unido, pasó por los fogones de Astrid y Gastón, un emblema gastronómico de Perú, y fue jefe de cocina de un restaurante en China. A su llegada a Madrid empezó en DSTAgE (dos estrellas Michelin) para acabar como jefe de cocina de Los 33 desde hace 2 años.
Cuando cumplió los 17, Bruno siguió a su hermano, por el que entró a trabajar en el Four Seasons de Londres. Años después, le devolvió el favor a Oswaldo presentándole a los dueños del restaurante del que fue jefe de cocina estos últimos 2 años, El Viajero en La Latina, que después abrieron Los 33.
El joven chef ha pasado por prestigiosas cocinas de Londres, Manchester, Barcelona y Madrid, como la de The Palomar, Ametsa, Little Social, Kala Bistró y Yakumanka.
Uña y carne
Oswaldo y Bruno son de esos hermanos que son uña y carne. No sólo comparten la profesión, sino amigos y aficiones (boxeo, viajar...). Hablar con ellos es un intercambio constante de halagos encubiertos.
Se admiran tanto que siempre van a pensar que las cualidades del otro son más meritorias de resaltar. "Bruno es un líder para mí. Desde que éramos pequeños. He intentado copiarle en ese sentido. Tiene las cosas claras. Es muy creativo, organizado y cuadriculado, y eso ayuda, sobre todo, en la cocina", opina el hermano mayor.
"Yo siempre digo que le debo mucho a él, para mí ha sido un camino a seguir. Por una parte, me jode un poco que siempre haya seguido su misma línea, pero eso pasa cuando dos hermanos llevan toda una vida juntos. Y es que mi hermano es un crack. Se ha ido a Perú solo, China, Londres...", dice con admiración Bruno.
Aunque la humildad asoma, su espíritu canalla les hace "picarse" entre ellos. Lo que hace que vayan a la par y ninguno se quede atrás. Su sueño, en un futuro, es volver a compartir la experiencia de trabajar juntos.