Óscar Ling dejó su ciudad, Tsintao, y se alejó de los fogones de las cocinas de los restaurantes de su familia porque "quería traer algo único a España" de la gastronomía de su país. Así, abrió en 2019 Biáng Biáng Bar en Chueca (calle Pelayo, 8) y dio a conocer en su restaurante un plato muy popular de su China natal, que en Madrid era "un absoluto desconocido": los biang biang.
Su restaurante de comida callejera cogió la fama de tener los tallarines más largos, anchos y deliciosos de la capital hasta el punto de colarse en la Guía Repsol el pasado año. La guía gastronómica distinguió al "bar" con un Solete Repsol por sus fideos chinos hechos a mano y gyozas, acompañados de "unas cervezas curiosas".
Tras más de 80.000 biang biang vendidos en estos 5 años, Óscar inaugura este mes de septiembre oficialmente su segundo local en el Mercado Vallehermoso, en el puesto 37-39. El cocinero asiático llevaba meses buscando una forma de crecer en la ciudad, pero haciendo honor a su concepto de street food.
"Cuando vimos que había una oportunidad en el mercado nos lanzamos sin dudarlo a por ella. Principalmente, porque nos permite ser algo más informales y divertirnos un poco más en la cocina, probar cosas nuevas", explica.
La acogida de Biáng Biáng en el mercado "ha sido increíble". "Desde el primer día no han parado de venir clientes que ya nos conocían y muchísimos nuevos del barrio y del mercado, además de nuestros vecinos de otros puestos. ¡Básicamente, estamos llenos casi todos los días!", comenta emocionado Óscar.
Gran culpa de ello lo tienen sus platos tradicionales chinos inspirados en la cocina de Xi'an, con su característico toque picante. "Toda la gente a la que le preguntamos siempre destaca el sabor de la comida. Mucha gente conoce la comida más occidental, pero al probar los auténticos sabores chinos se quedan sorprendidos por la potencia que tienen", informa el dueño de Biáng Biáng.
Óscar tiene claro cuáles son sus platos estrella: "Los biang biang de ternera guisada y el de ocho delicias (que es un plato vegetariano). Además, las patatas fritas estilo Langya han triunfado". El ticket medio es de unos 20 euros por comensal.
Sin reservas
Una de las principales novedades de este segundo local es su cocina abierta, donde los comensales podrán ver de cerca todo el proceso de elaboración de los noodles, desde el amasado hasta la cocción final y el emplatado.
Además, están las sinergias que se generan en el mercado al estar en un espacio compartido con otros restaurantes y tenderos. "Hablas con ellos, te dan ideas, te sugieren productos, vienen a tu puesto a probar, tú vas al suyo... hay un feedback constante y muy honesto que nos ayuda a mejorar y aprender cosas nuevas", valora el cocinero de biang biang.
El nuevo espacio contará con un aforo reducido de 20 personas, distribuido en una gran barra de madera y cuatro mesas, garantizando un ambiente cercano y de mercado.
A diferencia de su local matriz, en este puesto, no admitirá reservas siguiendo el ambiente de los mercados gastronómicos donde los planes son más improvisados. Mientras, Óscar continúa con la reforma del salón de su restaurante de Chueca "para ofrecer una experiencia un poco más íntima y relajada dentro del local", que pronto volverá a abrir sus puertas.