Pistola es el nuevo templo de los bocadillos gourmet a un precio muy asequible en pleno Malasaña. Nació hace menos de dos meses para reivindicar este bocado como un emblema propio, algo que forma parte de la cultura madrileña y que también puede ser sinónimo de calidad y creatividad culinaria.

"La street food nacional ha quedado relegada, mientras que la street food internacional está supertrabajada en Madrid. Pensamos que la oferta de bocadillos no estaba cubierta, y decidimos abrir Pistola", cuenta uno de los socios principales, Quique Santamaría, productor fotográfico y hostelero desde hace 10 años en Malasaña.

La nueva bocatería se ubica en la mítica calle Dos de Mayo, esquina con San Vicente Ferrer. Una dirección que hereda de la pizzería Mastropiero, la más antigua del barrio, con el objetivo de encontrar el equilibrio entre 'el antes y lo de ahora'. 

Pepito de Pistola. Pistola

Un lugar icónico que aúna tradición y modernidad, su nombre evoca a la icónica frase 'quiero una pistola' que se solía escuchar en las panaderías madrileñas de antaño. En el pequeño local, con una aforo para unas 20 personas, puedes pedir sus bocadillos para llevar o comer allí, además de degustar alguno de sus entrantes, cócteles, vermuts y cavas.

"Todos hemos tomado bocadillos desde pequeños, pero no se contemplaba como una comida", explica Quique Santamaría. Por eso, junto a un gran amigo, Cayetano López, copropietario de Pistola, uno de sus objetivos fue cambiar ese concepto y que se pueda "quedar para comer un bocadillo". 

Además, al proyecto se ha unido un viejo conocido de la gastronomía madrileña: José Fuentes, chef del restaurante Kulto, que ha sido el encargado de plasmar ocho recetas gourmet en la carta, que utilizan productos de siempre, con combinaciones atrevidas.

Su carta comienza con aperitivos y raciones que van desde los 3 hasta los 8,50 euros con propuestas como las gildas, la cecina de vaca vieja o el chicharrón de Cádiz con regañás.

Combinaciones

Los bocadillos los puedes combinar con todo: pescado, carne, verduras... Pistola oferta complejas propuestas con productos de primera calidad. Ocho sabores como el de chipirones fritos con calamares encebollados y morcilla, alioli de ajos asados, lima y velo de papada ibérica ahumada; el de filete ruso con carne de Discarlux, pimiento del padrón, vinagreta de encurtidos y mezcla de quesos D.O.P Idiazabal y La Peral; o el de pollo campero con piquillos a la brasa, rúcula salvaje, láminas de manzana verde y aliño de sésamo y naranja.

Los precios de los bocadillos van desde los 9 hasta los 12 euros. Puedes acompañarlos de patatas fritas por 4 euros. "No quisimos pasarnos de precios. Dentro de que es un producto muy bueno, no es una cosa gourmet y de lujo que la gente no pueda pagarlo", informa Quique.

A su vez, para acompañarlos, hay cócteles como el Marianito, un vermut preparado al que le añaden unos toques de ginebra, Campari, vino amontillado seco y zumo de naranja.

El pan, que da sentido a cada una de las propuestas, proviene de El Horno de Babette, un prestigioso obrador artesano en Fuencarral con escuela propia que se ha convertido en el proveedor oficial de la bocatería. Quique era fiel cliente de este obrador, al que le propuso que le creara unas pistolas a medidas.

"Investigamos mucho hasta que dimos con una receta que hacen sólo para nosotros. 27 centímetros y 165 gramos de pan de toda la vida que hacen a diario", añade. Preparan unas 500 pistolas a la semana para este nuevo restaurante de Malasaña.

Tras la buena acogida de Pistola en el barrio, la gente ya se ha acostumbrado a compartir los bocadillos y frecuentar este nuevo proyecto que seguirá creciendo poco a poco porque tiene miga y alma.