El Ateneo de Madrid acogerá la primera exposición en Europa de Jara López Sastre, una artista madrileña de tan solo 23 años formada en la New York University. La joven presume de que su obra ha cosechado un gran éxito en diversas galerías de arte de La Gran Manzana.

La exposición invita a los visitantes a replantearse la relación entre un cuerpo y otro a través de la vulnerabilidad de la piel, la intimidad y la idea de ser visto por los demás. 

La muestra se podrá ver en la sala Laffon de la citada institución del 14 al 19 de octubre y tiene por título Lo que Queda Después de la Mirada. Tal y como explica la propia artista en conversación telefónica a Madrid Total, la exposición tiene como objetivo "reconfigurar las imágenes y ofrecer a los visitantes diversos caminos de interpretación". 

De este modo, el objetivo principal de esta exposición es conseguir que el espectador reflexione sobre la relación de un cuerpo frente a otro cuerpo. También le lleva a cuestionar si un cuerpo puede reclamar su plena capacidad al ser desconocido al ojo ajeno, así como a recalibrar nuestra relación frente a un cuerpo conocido, frente a un cuerpo desconocido.

Por eso, Lo que Queda Después de la Mirada está constituida por una serie de pinturas de desnudos femeninos verticales de óleo en panel, acompañadas de un poema que busca complementar la pintura y así insistir en la participación del espectador en las cuestiones que Jara plantea.

"Reconfigurar la imagen"

En la actualidad, Jara vive en Manhattan, en el corazón de Nueva York, una ciudad en la que se ha formado y ha expuesto y vendido sus obras, algo nada fácil para una artista de tan solo 23 años. 

Jara cuenta que su interés por el arte llegó desde "muy pequeña", pero fue gracias a sus estudios de Historia del Arte que comprendió "hasta donde podía llegar a hacer la pintura" y cuáles eran "las capacidades visuales de las imágenes". 

Cuando terminó el colegio, Jara se marchó a Boston a estudiar "Historia del Arte y Bellas Artes", pero dejó la universidad y se marchó a Londres, donde estudió en una escuela independiente de esta última disciplina. 

Jara López Sastre junto a su obra. Jara López Sastre

Fue después de esta experiencia, cuando Jara regresó a Estados Unidos y se licenció en la New York University de Historia del Arte y Bellas Artes: "En New York University la educación es muy liberal, pero hay un equilibrio entre lo teórico y lo práctico. En mi caso, me interesé mucho en arte del Renacimiento Holandés". 

Esta artista madrileña cuenta que, como pintora, siempre ha querido buscar y tener su "propio lenguaje". Por eso, explica que, aunque ha tenido "muchas influencias" a nivel estético, busca que no sean "evidentes" al admirar su obra. En este sentido, explica que artistas como "Markus Lüpertz, Tala Madani, Amy Sillman, Maria Lassnig o Luma Zurich", son algunos ejemplos de pintores a los que admira. 

Sobre la exposición que ahora estrena en el Ateneo, Jara explica que una de sus grandes influencias fue el pintor holandés Gerard Ter Borch: "La belleza de su obra reside en la ambigüedad de la imagen. No está del todo claro cuál es el papel que juegan las mujeres en sus cuadros, se ha especulado mucho sobre qué quería representar Ter Borch. Por eso, se trata de un artista cuyas obras pueden tener varias lecturas dependiendo de quien las contemple". 

Jara López Sastre en su espacio de trabajo. Jara López Sastre

Por eso, Jara también busca "reconfigurar la imagen", con el objetivo de que cada uno de los visitantes que contemplen su obra construyan e interpreten sus cuadros de diferentes formas: "También me gusta 'obligar' a las personas que contemplan mis obras a que descubran las muchas formas que puede haber dentro de una pintura, de ahí el nombre de la exposición, no sólo importa lo que se mira, sino también cómo se mira y qué se está viendo, que puede ser amplio".