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España es un país maravilloso y lleno de belleza por sus cuatro costados. Sin embargo, siempre tiene la difícil misión de intentar desprenderse del mito de que es un país cuyas virtudes se basan en la playa, la noche y la fiesta. Pero es evidente que España es mucho más que eso, ya que cada rincón esconde algo digno de visitar

Por ello, cada vez se potencia más otro tipo de turismo al turismo tradicional de retiro y descanso en las mejores playas. Y una de las mayores vías de crecimiento en el ámbito turístico se sitúa en los pueblos, ya que algunos de los pequeños municipios de España están considerados como los más bonitos de Europa

España tiene pueblos preciosos en zonas de montaña, pero también de playa. Y es que los estilos son de lo más variado. Sin embargo, existe un pequeño sector menos conocido, pero igualmente repleto de encanto, que está revolucionando el ámbito turístico. Se trata de los pueblos con casas de colores

Cada vez más personas apuestan por estos pueblos increíblemente bonitos, ya que muchos de ellos no sólo aportan belleza a su región, sino que también esconden historias misteriosas o son famosos por su increíble gastronomía. Y es que cualquier motivo es bueno para realizar una pequeña excursión, una escapada de fin de semana o un viaje de puente buscando la tranquilidad y la paz. 

España tiene varios pueblos considerado auténticas joyas por este particular estilo que crean las diferentes casas de colores que lo forman. Algunos de ellos podrían ser Cudillero, en Asturias, Villajoyosa, en Alicante, Hondarribia, en Guipúzcoa, o A Guarda, en Galicia. Sin embargo, lo que muchas personas no saben es que algunos de los pueblos con casas de colores están muy cerca de la Comunidad de Madrid, tal y como sucede con Madriguera y El Muyo, ambos en la provincia de Segovia y a menos de horas de la capital. 

¿Cuál es el pueblo con casas de colores más bonito?

El pueblo con casas de colores más bonito de España podría ser Madriguera, un diminuto municipio de la provincia de Segovia que apenas llega a los 20 habitantes de manera habitual. Por ello, la mayor parte de su encanto reside en la tranquilidad y la paz que ofrece. 

Sin embargo, este pequeño rincón situado a menos de dos horas de Madrid es un ejemplo de belleza absoluta y destaca porque sus calles están repletas de casas de diferentes colores, generando un mosaico absolutamente precioso. De hecho, está considerado uno de los pueblos más representativo de la llamada 'arquitectura roja' de la sierra de Ayllón

Además del impactante color de muchas de sus casas, donde predominan los tonos rojizos y naranjas generando un ambiente que a muchos les recuerda a Marte, Madriguera tiene pequeños rincones que merece la pena visitar y conocer. Uno de ellos es la iglesia de San Pedro Apóstol. Pero también un lavadero que fue recuperado de las ruinas, además de su particular estilo de construcción, todo en un enclave muy tradicional. 

A su alrededor podemos divisar el río de la Hoz y visitar el Parque del Hayedo de Tejera Negra. Dos enclaves naturales absolutamente únicos y perfectos para perderse. Y es que es muy típico de la zona realizar rutas de senderismo recorriendo otros municipios como Becerril o El Negredo. Entre todos ellos podremos hacer un recorrido de más de 30 kilómetros, ajustando esa distancia y la dificultad a gusto del visitante. 

La mejor alternativa a Madriguera

Si ya conocemos Madriguera o si queremos ampliar este viaje para conocer otro lugar maravilloso, es fundamental tener en cuenta otra localidad marcada por su estilo arquitectónico. Se trata de El Muyo, un pueblo también de la provincia de Segovia conocido por ser uno de los 'Pueblos Negros'.

Estos son llamados así por el color característico que le da el uso masivo de la pizarra como principal material de construcción de sus viviendas. Así pues, en este caso contrasta enormemente con Madriguera, marcado por sus colores rojizos. Ambos son pueblos de la sierra de Ayllón. 

Si visitamos este municipio tenemos que pasar por la iglesia de San Cornelio y San Cipriano y, sobre todo, participar de las múltiples actividades de senderismo que tan típicas son en la zona, con esas rutas que recorren los pueblos de la región alternando entre los 'negros' y los 'rojos'.