El relojero de tercera generación que cuida la hora en el Congreso.

El relojero de tercera generación que cuida la hora en el Congreso. Soukaina Inarab

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El otro relojero más importante de Madrid: Alberto, el controlador de la hora en el Congreso de los Diputados

Ailin Vanesa Zapata Olivell*
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En Madrid hay un relojero famoso, único, que todos los 31 de diciembre atraviesa nuestros pensamientos, conscientes de que de él depende el buen cambio de año. Es el relojero del artificio de la Puerta del Sol.

Pero no es el único que es clave en el funcionamiento de alguna institución pública en Madrid. Del buen funcionamiento del tic tac del Congreso de los Diputados dependen muchísimas cosas en España: propuestas, enmiendas y leyes en las que la hora en la que se aprueban o se presentan es vital.

Por eso Alberto Vélez, madrileño de 55 años y tercera generación de una familia de relojeros, conoce el sonido de cada uno de los artilugios, antiguos y no tantos, que tienen su lugar en la historia de este edificio clave para el funcionamiento de la democracia en España, ya que lleva poniéndolos en hora desde 2018.

Concretamente, dentro de las salas que custodian los leones podemos oír desde el tic tac de un reloj de pared hasta la majestuosidad de un reloj astronómico que forman parte de una colección de más de 70 relojes, muchos de ellos con origen en el siglo XIX, que sigue marcando el tiempo en este espacio.

"Soy la tercera generación de relojeros en mi familia", explica Alberto orgulloso. Su abuelo fundó la relojería Vélez en pleno barrio de Chamberí en 1962, y su padre continuó con la tradición, de la que él también forma parte.

El fundador de la relojería Vélez en Chamberí.

El fundador de la relojería Vélez en Chamberí. Vélez Relojería

Aunque no ha dejado de lado su profesión, ingeniero técnico industrial, su pasión por los relojes y el legado familiar lo llevaron a seguir este camino para el que parecía marcado desde su nacimiento.

"Los oficios se enseñan de padres a hijos. Es un aprendizaje constante y, con el tiempo, desarrollas tus propios métodos de reparación," comenta.

Alvaro Velez y su padre Luis Velez (88)

Alvaro Velez y su padre Luis Velez (88) Alvaro Velez

Álberto no solo cuida de los relojes del Congreso de los Diputados, sino también los del Ministerio de Trabajo y hasta "algún reloj de torre de aquí, de la Glorieta de Iglesia". Aunque la mayoría de su tiempo lo dedica a marcar el tiempo a clientes particulares que confían en su establecimiento para controlar su tiempo.

Este relojero madrileño asegura que la clave para que siga rodeado de manecillas fue su padre y la relación que tenía con él: "Aprendí viéndolo trabajar desde la parte técnica hasta la utilización de herramientas". Y por eso piensa, cada vez que entra por el Congreso, que seguir cuidando de la hora de la ley en España es una especie de homenaje a quien se lo dio todo en este oficio.

Un proceso para la historia

Y eso que llegó al Congreso casi por casualidad, tras ver un concurso de mantenimiento que leyó en la prensa. "Fue un proceso largo y competitivo, pero lograrlo fue un honor, no solo por el prestigio del lugar, sino como homenaje a generaciones de relojeros que han cuidado de estos mecanismos".

La colección de relojes del Congreso incluye piezas de origen francés, inglés y español. Entre ellas, destacan el Reloj Astronómico de Alberto Billeter y uno con péndulo de regulación térmica ubicado en el despacho de Presidencia. La mayoría data del siglo XIX, coincidiendo con la construcción del edificio.

Reloj Astronómico de Alberto Billeter

Reloj Astronómico de Alberto Billeter Soukaina Ouaarab

"El mantenimiento es semanal: damos cuerda, ajustamos la hora y realizamos revisiones periódicas para engrasar las piezas con más fricción. Algunos relojes requieren atención especial, como el Astronómico en la Sala de Pasos Perdidos, que es el más complejo y valioso de todos", explica Alberto.

Cada una de estas piezas es un testimonio vivo de su época. Por ejemplo, el famoso reloj Astronómico no solo refleja la hora, sino también la posición de los astros, un detalle que ilustra el nivel de sofisticación alcanzado en el siglo XIX. Además, los relojes más antiguos, como los de origen francés, muestran influencias del arte y la técnica del momento, con acabados en bronce y detalles dorados.

El valor del tiempo

El tiempo desempeña un papel crucial en el Congreso de los Diputados. Relojes como el del hemiciclo marcan el ritmo de las sesiones parlamentarias, mientras que otros, como los del registro, aseguran la precisión en la presentación de documentos legales.

"Cuando el reloj del hemiciclo se atrasa, los políticos lo notan de inmediato y nos avisan. Es un recordatorio de cómo estos mecanismos, aún en la era digital, siguen siendo importantes", aclara su cuidador.

Uno de los instrumentos que lo acompaña siempre en su ronda para controlar las horas es una llave con muchas numeraciones. Los otros utensilios imprescindibles son una llave múltiple para dar cuerda a todos los relojes y una varilla para poder engrasar, accediendo a las cajas de las ruedas, además de herramientas normales de desmontaje como destornilladores. Estas herramientas básicas son la base de todo relojero.

Demostración de su oficio como relojero

Demostración de su oficio como relojero Youtube Diputados del congreso

"Quiero mantener esta colección en mejor estado del que la recibí. Cada reloj cuenta una historia y conservarlos es un tributo al tiempo y a quienes dedicaron su vida a cuidarlo", aclara cuando se le pregunta por su reto cada semana cuando llega al Congreso.

Alberto sabe que el suyo, "como todos los oficios de antes, tienden a disminuir", pero espera que siempre existan relojes que necesiten mantenimiento y reparación y que, de esta forma, siempre existan los relojeros. Por eso cree que sería una magnífica idea abrir algún tipo de estudios o formación especializada en una escuela para preservar los conocimientos necesarios para trabajar con los relojes más antiguos.

En un mundo que se mueve cada vez más rápido, el oficio de relojero nos recuerda que hay belleza en detenerse y escuchar el compás del tiempo.

Las historias que encierran estos relojes son un testimonio de épocas pasadas, y su conservación es una labor que trasciende generaciones, conectando a las personas a través del tiempo.

*Ailin Vanesa Zapata Olivell es alumna del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL con la Universidad Camilo José Cela.