Cada verano nos encontramos grandes cambios en la capital de España, con la apertura de muchos locales y el adiós de algunos otros. Este año han cerrado sus puertas para siempre algunos restaurantes clásicos de Malasaña, los cuales dejarán, sin lugar a dudas, un vacío difícil de llenar.

Mastropiero cierra sus puertas

Uno de los cierres más llamativos ha sido el de Mastropiero, un local que ha dicho adiós tras décadas en las que se convirtió en un lugar de obligada visita para los amantes de las pizzas argentinas, siempre acompañadas de un postre de regalo de la casa, con tarta y dulce de leche. En su pequeño restaurante de San Vicente Ferrer, esquina con la calle Dos de Mayo, contaba con un aforo limitado para apenas 22 personas, y fue gestionado durante varias generaciones de una misma familia.

Lilia Mirta Agostini Castro fue la referencia del local para la gran mayoría de los clientes, quien se mostró siempre orgullosa de estar al frente de la que fue la primera pizzería del barrio, un negocio que a comienzos de la década de los 80 se convirtió en toda una innovación. Sin embargo, poco a poco la clientela y vecinos de la zona fueron cambiando, convirtiéndose Malasaña en un lugar en el que no había lugar para continuar con su negocio familiar.

Hoy en día, Mastropiero ha dejado su sitio a Pistola, un bar especializado en bocadillos de estilo canalla que abrió sus puertas el pasado mes de julio. De esta manera, supuso el adiós definitivo de la que fue la primera pizzería de Malasaña y también los murales con poemas que adornaban sus puertas y que habían sido realizados por Leti Gar y Diego Ingold.

La Catrina, el adiós del restaurante mexicano

El pasado 30 de junio dijo adiós otro de los grandes restaurantes clásicos de Malasaña, La Catrina, un local mexicano que tras 25 años de actividad decidió que era el momento de cesar su actividad. En este lugar siempre se podía cenar tarde en la Corredera Baja de San Pablo, disfrutando de sus mezcales, margaritas y nachos.

A través de sus redes sociales se despedían tras un cuarto de siglo agradeciendo a todos aquellos clientes que confiaron en sus platos y preparaciones, adjuntando a la publicación una imagen de parte del equipo que hizo de este local una de las principales referencias gastronómicas del barrio.

Su responsable, Caimán Montalbán, quién destacó el carácter salvaje de Malasaña en el pasado, una época en la que todos los bares ofrecían cosas diferentes y existía suficiente creatividad para que surgiesen nuevos proyectos, hasta el punto de que las barras servían como lugar para el cierre de tratos culturales. Sin embargo, recalcaba que ahora esas personas creativas se han visto obligadas a emigrar a otros barrios por la presión del turismo, siendo esta de las razones por las que fueron perdiendo clientes hasta tomar la decisión de cerrar sus puertas.

Kung Fu, el último en cerrar en Malasaña

El último de los restaurantes clásicos de Malasaña que han cerrado sus puertas para siempre es el Kung Fu, ubicado hasta entonces en la calle Luna y siendo considerado uno de los restaurantes chinos más singulares del barrio. Conocido por la pintura de Bruce Lee cocinero en el interior, una de sus señas de identidad era el ofrecer platos muy picantes, propios de la región de Guizhou, provincia montañosa del suroeste de China, de la que eran naturales sus fundadores.

Su buena labor culinaria lo llevó a aparecer en diferentes guías y listados de restaurantes chinos recomendados en la capital de España. Sin embargo, coincidiendo con la que era su primera década de vida, el pasado 31 de julio, el negocio cerró sus puertas, poniendo así fin a un local en el que se pudo disfrutar de deliciosos platos y clientes ilustres como el director y productor de cine, Álex de la Iglesia.

Nuevos restaurantes imperdibles en Madrid

Una vez conocido el adiós de tres restaurantes clásicos de Malasaña, conviene aprovechar la oportunidad para hablar de nuevos e interesantes restaurantes y bares que abren sus puertas en la capital de España, y que pueden ser una gran oportunidad para disfrutar de unos excelentes bocados.

Uno de ellos es Tabanco La Santa, un bar de tapas situado en el Barrio de las Letras en el que queda patente la identidad andaluza desde el primer momento en el que se cruza la puerta. Con paredes pintadas en verde y blanco, en homenaje a la bandera de Andalucía, combinadas con suelo y muebles de madera y zona de mesas altas, donde poder disfrutar de opciones de picoteo muy interesantes, con embutidos y salazones, encurtidos y mucho más.

También hay que hacer mención a Casa Salesas, un local que ha llegado con fuerza al barrio de Chueca, un local que es un bar, restaurante y club, un todo en uno que se desarrolla en tres ambientes perfectos, y donde disfruta de una amplia cantidad de recetas. Destacan especialmente platos como su vitello tonnato, sus suflés de queso o su apartado de brasa, con presa ibérica como uno de sus entrantes.

Otro nuevo restaurante es Onoé, un local de cocina libanesa en la que disfrutar de una gran variedad de platos. Dispone de una amplia carta que invita a elegir y mezclar diferentes elaboraciones, convirtiendo la mesa en un lugar de descubrimiento. Es más un bistró que un restaurante, con un servicio informal pero correcto y todo ello en un ambiente relajado, ubicado en pleno barrio de Salamanca.