España cuenta con una gran riqueza cultural y natural, ya que cada una de las regiones que conforman nuestro país tiene una serie de características que atraen tanto a visitantes nacionales como extranjeros. Ya sea por su cultura, sus paisajes o su gastronomía, el país ofrece posibilidades de escapadas para satisfacer todos los gustos y preferencias.
Uno de esos lugares que cabe destacar es Plasencia, un lugar perfecto para una escapada que queda a dos horas y media de Madrid y que es una de las joyas arquitectónicas de España. Situada en la provincia de Cáceres, en Extremadura, es una ciudad que ofrece infinidad de posibilidades para todos aquellos que la visitan.
Cómo llegar a Plasencia desde Madrid
Para llegar a Plasencia desde Madrid se debe conducir por la carretera de San Vicente hasta A-5 y hasta EX-208 en Extremadura, para seguidamente tomar la salida 46 de la EX-A1 y seguir por EX-208. Luego tomar la Ronda Sur de Plasencia/N-110 hasta Calle Pablo Iglesias. En total ambas ciudades se encuentran a una distancia de 245 kilómetros, las cuales se pueden recorrer en apenas dos horas y media.
La historia de Plasencia
Plasencia se encuentra en la comunidad autónoma de Extremadura, en el oeste de España. Está situada a 150 kilómetros del norte de Mérida y a 170 km al noreste de Badajoz. Desde tiempos remotos, la zona que hoy ocupa esta ciudad ha sido habitada por diferentes pueblos, entre ellos celtas, vacceos y vetones. Además, durante el Imperio romano, en este lugar estuvo asentado un campamento militar de las legiones, y también llegó a ser un alcázar árabe.
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La ciudad, tal y como la conocemos en la actualidad, se fundó cerca del año 1186 por parte de Alfonso VIII, que trataba de fortalecer la línea del Tajo al mismo tiempo que establecer una retaguardia en el avancen de la reconquista hacia el sur de la Península Ibérica. Además, también se consigue limitar la expansión del Reino de León en la Sierra de Béjar y se restableció el uso de la Vía de la Playa para que actuase como frontera entre los reinos.
En la Edad Media, Plasencia vivió una gran prosperidad, procediéndose en el siglo XIII a la construcción de la que fue su primera catedral, conocida como Catedral Vieja, la cual vivió una ampliación durante el siglo XV.
Sin embargo, fue el siglo XIX el que marcó un antes y un después en la historia de la ciudad, ya que vivió de acontecimientos con una gran relevancia como la Guerra de la Independencia. A pesar de los diferentes conflictos y problemas de la época, vivió una mejora en lo relativo a arquitectura y urbanismo. Con motivo del Plan de Ensanche se crearon nuevas plazas y calles, mejorando de manera notable las infraestructuras.
Llegado el siglo XX, Plasencia se convirtió en una ciudad destacada en la región y en Extremadura, ya que se considera la capital del norte de la Comunidad Autónoma y cuya economía se basa en el sector servicios, comercial, construcción y la industria.
¿Qué hacer en Plasencia?
Una vez conocida la historia de la ciudad, conviene conocer qué ver y hacer en Plasencia, debiendo destacar los siguientes lugares y edificios:
- Catedral Antigua: de estilo románico, se construyó en el siglo XII y su edificación se extendió durante más de 200 años. Está constituida por tres naves, destacando especialmente la Sala Capitular o Capilla de San Pablo, completada en el año 1207. En su fachada destaca su rosetón y la cúpula abierta con un capitel escamado de influencia bizantina que sobresale y que cuenta con una bolsa estriada, lo que hace que se conoce como "Torre del Melón".
- Catedral Nueva: esta se construyó dos siglos después que la anterior, con unos trabajos que se prolongaron hasta finales del siglo XVI, cuando las obras se detuvieron sin que se completasen a pesar de los intentos que hubo en los siglos siguientes. Destacan sus portadas platerescas de su exterior, mientras que en el interior dispone de tres naves, destacando su Retablo Mayor y la sillería del coro de los Reyes Católicos.
- Palacio del Marqués de Mirabel: el Palacio del Marqués de Mirabel fue construido en el siglo XV por orden del Duque de Plasencia, Don Álvaro de Zúñiga, miembro de la Casa de los Zúñiga, una de las familias con mayor poder entre los siglos XIV y XVI. De estilo renacentista, destaca por tener una fachada imponente y por un amplio patio de dos pisos con arcos de medio punta. Está conectado al Convento de Santo Domingo por un jardín colgante, y en su interior cuenta con una importante colección de obras de arte, destacando especialmente el busto de Carlos V.
- Plaza Mayor: la Plaza Mayor es otro de los lugares a destacar y de obligada visita en Plasencia, siendo en este caso una plaza porticada de forma casi rectangular, que sirve como punto de encuentro y ocio, y que está presidida por el Ayuntamiento, un edificio del siglo XVI, y que está acompañada de la antigua cárcel, edificada en el siglo XVII.
- Casa de las Argollas: se trata de un edificio que destaca en Plasencia por su historia, ya que las argollas fueron otorgadas por Alfonso X a Don Pedro Sánchez de Grimaldo, representando un privilegio en aquellas localidades en los que los reyes no tenían residencia, haciendo que pudiesen hospedarse en el hogar de los propietarios al pasar por la localidad. No obstante, lo que más destaca es la jurisdicción especial de la casa, ya que la leyenda asegura que los condenados a muerte que alcanzaban las argollas, recibían un día de ventaja y un caballo para poder escapar. De la edificación original, se conservan las famosas argollas y los ángulos de la torre.