Vivir en la ciudad de Madrid tiene muchas ventajas, que van mucho más allá de las numerosas propuestas de ocio y entretenimiento que ofrece en la propia ciudad, como es el hecho de, por su ubicación, estar muy cerca de poder disfrutar de distintos destinos impresionantes a lo largo del país en apenas un par de horas o menos en coche.

En este caso, tenemos que hablar de un pueblo en Segovia, que está a hora y media de Madrid y es perfecto para pasar un fin de semana de ensueño. Se trata de Maderuelo, un destino ideal para quienes desean escapar de la rutina, sumergirse en un entorno natural y disfrutar de la historia.

Este pintoresco pueblo aún no sufre de un turismo masivo, por lo que se convierte en una opción muy a tener en cuenta si prefieres buscar un lugar en el que poder relajarte mientras disfrutas de un entorno en el que parece que el tiempo se ha detenido, con su arquitectura medieval y sus callejuelas empedradas, que han sido testigo de un pasado repleto de historias.

Maderuelo.

Maderuelo se encuentra asentado sobre un espolón que bordea el río Riaza, haciendo que de esta manera se sitúe en un entorno natural impresionante que combina perfectamente con su rico patrimonio histórico. Declarado Conjunto Histórico, en el pueblo se pueden disfrutar de ermitas, iglesias y murallas de la Reconquista. Con menos de un centenar de habitantes, la visita al pueblo garantiza una desconexión total, siendo una opción ideal tanto para una visita de un día como para una escapada de fin de semana.

Llegar al pueblo es muy cómodo y sencillo, ya que está a apenas hora y media de Madrid. Para hacerlo habrá que tomar la autovía A-1 en dirección a Burgos, para luego, después de pasar por Buitrago, Somosierra y Santo Tomé, tomar la salida en el kilómetro 115 en dirección a Boceguillas. Desde allí habrá que seguir las indicaciones hacia Grajera y Maderuelo, para luego pasar por Campo de San Pedro, Fuentemizarra y Valdevarnés antes de llegar a Maderuelo.

A la llegada al pueblo se recomienda aparcar fuera del recinto amurallado, pues en su interior no hay demasiado espacio para poder estacionar.

Qué ver y hacer en Maderuelo

Maderuelo remonta sus orígenes a las tribus arévacas, que luego fueron conquistadas por los romanos y obligadas a establecerse en ciudades y llanuras. En 1951, con la construcción del embalse de Linares, se inundaron las mejores tierras y pastos, lo que provocó que muchas familias se quedasen sin recursos y se viesen obligadas a emigrar, haciendo que el municipio quedase casi despoblado.

Parte del Parque Natural de Hoces del río Riaza, el pueblo y su entorno son perfectas para poder planificar una escapada o excursión, debiendo destacar, entre otros, los siguientes lugares:

  • Embalse de Linares del Arroyo: lo primero que se encuentra antes de llegar a este pueblo pintoresco segoviano es este embalse que es un lugar perfecto para poder relajarse y disfrutar mientras se contempla el entorno natural, que es maravilloso.
  • Murallas y Arco de la Villa: este arco monumental es la entrada al puesto por el oeste, conservando aún hoy en día los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y policromía blindaje del siglo XV. Hasta principios del siglo XX contaba con foso y puente. Se trata de una entrada abovedada con un alto arco de medio punto. Adosado al arco exterior hay otro de medio punto más alto.
  • Iglesia de Santa María del Castillo: este templo, que destaca por su tamaño y por los diferentes estilos que conserva, es el único templo de Segovia que mantiene restos de estilo califal. En sus muros se pueden apreciar numerosas remodelaciones y materiales que proceden de las antiguas iglesias y conventos de la villa. Sorprende especialmente la altura de la nave principal, así como las cúpulas y ventanas mudéjares en ladrillo de su nave lateral.
  • Torreón del Castillo: este uno de los últimos vestigios del castillo que se encargaba de proteger el acceso norte. Este es un lugar ideal para poder disfrutar de una vista panorámica del embalse de Linares y las Hoces del río Riaza.
  • Puente Viejo y Puente Nuevo: son dos puentes que tienen cada uno su propia historia y que en ambos casos permiten el acceso a la localidad de Maderuelo, creando así una estampa muy bonita en el lugar.
  • Ermita de la Vera Cruz: declarada monumento nacional en el año 1924, es una sencilla ermita templaria que sorprendió a todo el mundo por contar con uno de los mejores conjuntos de frescos románicos castellanos. Sin embargo, la construcción del embalse en 1950 provocó que fuese necesario trasladar estos frescos al Museo del Prado, manteniéndose en los muros unas débiles muestras que, no obstante, son consideradas unas joyas para los vecinos.
  • Ermita de Castroboda: esta ermita de finales del siglo XVIII fue levantada con el esfuerzo de los vecinos para albergar en su interior a la patrona de Maderuelo. Su construcción se llevó a cabo sobre una ermita anterior dedicada a San Roque, el protector frente a la peste.
  • Plazas de San Miguel, del Baile y de Santa María: en el pueblo hay que destacar tres plazas, la de San Miguel, que es pequeña y triangular rodeada de altos edificios; la plaza del Baile, dedicada a Pérez de Seoane; y la de Santa María, que ocupa la parte central del cerro, bajo la Iglesia de Santa María, cada una de ellas con sus propios atractivos, pero todas ellas de recomendada visita.