Es como si, en cierta forma, parte de la ciudadanía de Madrid no hubiera aceptado no pasar a la fase 1 de la desescalada. Y liderando aquella lista de lo incívico, se encuentra el distrito madrileño de Puente de Vallecas. No ahora, sino que el barrio vallecano lleva a la cabeza de los más multados desde que empezó el estado de alarma. De todo Madrid, los vecinos de Vallecas son los que más se saltan el confinamiento.
La Policía Municipal de Madrid ha anunciado que este pasado fin de semana ha desalojado un total de 400 fiestas que estaban teniendo lugar, de manera irregular, en viviendas y que han localizado un total de 97 botellones las noches del viernes al sábado y del sábado al domingo, en los parques de la capital. Según fuentes municipales, la mayoría de las actuaciones se han concentrado en el distrito de Puente de Vallecas.
En este fin de semana especialmente negro para el comportamiento social y la responsabilidad individual, la Policía Municipal de Madrid ha comunicado que también puso nada menos que 1.987 multas el sábado y 1.866 multas el domingo. Estos datos son especialmente sangrantes si se tiene en cuenta que el viernes se pusieron 868 multas, la mitad, y que las cifras de este sábado son 500 más que el sábado anterior. Concretamente, fueron 80 sanciones cada hora. A cada minuto, una multa, como mínimo. En cuanto a Vallecas, hay veces en que su tasa puede duplicar e incluso triplicar el número de multas del siguiente barrio en la lista.
El país en general se enfrenta a una etapa en la que la responsabilidad individual para cuestiones como respetar los aforos o el distanciamiento social va a ser crucial. Cuando empezaron a salir los niños a la calle, el pasado 26 de abril, ya se vieron numerosas imágenes de cómo no se tenían en cuenta muchas de las recomendaciones sanitarias. Ahora, con la fase 1 de la desescalada a la vuelta de la esquina en Madrid, las autoridades no dejan de remarcar la importancia de acatar las nuevas convenciones y reglas para evitar echar todo el trabajo por tierra o para evitar la crudeza de un posible segundo rebrote.
Sin embargo se siguen viendo imágenes de ciudadanos que actúan ajenos a ello, con Madrid como mascarón de proa en este sentido y con Vallecas a la cabeza dentro de la capital. Siempre que se conocen cifras de multas y de intervenciones policiales, el distrito lidera los negros rankings. Hay veces en que la tasa de Vallecas puede duplicar e incluso triplicar el número de multas del siguiente barrio en la lista. Le suelen seguir de cerca otros distritos como el de Centro o Usera.
¿Por qué en Vallecas?
Entre los motivos de por qué Vallecas suele liderar la lista de barrios más multados, la cuestión parece relativamente sencilla, según han ido comunicando a lo largo de estos días las autoridades y portavoces de asociaciones vecinales. Al tratarse de un barrio popular, hay muchas viviendas masificadas, con más habitantes y menos metros cuadrados, lo que hace aún más duro enfrentarse al confinamiento. No es lo mismo, desde luego, pasar dos meses en casa cuando una familia numerosa vive en 50 metros cuadrados que cuando se hace en un chalé de las afueras.
Además esto, así como otras cifras como las de la ocupación laboral, influye en que la gente esté más acostumbrada a desarrollar su día a día en la calle. También puede entrar a jugar como factor clave que el nivel cultural de los barrios más populares es menor, con una mayor propensión a saltarse las normas.
Lo cierto es que el Área de Seguridad y Emergencias no da las cifras desagregadas por distritos, aunque sí menciona cuáles son en los que se ponen más multas cada día. El liderato durante el mes de marzo lo llevó Vallecas, casi sin excepciones.
Otras fiestas en Madrid
Pero lo cierto es que las imágenes más llamativas de los últimos días no se dieron en este distrito de la capital, sino en el barrio de Malasaña, perteneciente a Centro. En el primer día de paseos, se montaron fiestas improvisadas que no respetaban las medidas de distanciamiento social.
Tenían, además, banda sonora. Los vídeos corrieron como la pólvora: en la estrecha calle Acuerdo, una veintena de personas se reunieron en una improvisada fiesta, vasos de bebidas incluidos. La mayoría, además, iban sin mascarillas. Cantaban y bailaban Y uno de sus cánticos resonaba con más fuerza: "Que no, que no me quedo en casa".
No fue la única fiesta. En una calle aledaña, el dispositivo contó incluso con máquina de humo y luces. Ese otro grupo de personas también bailaba, pero en esta ocasión al ritmo de la canción A quién le importa, de Alaska y Dinarama, o Ave María, de David Bisbal.