El Museo del Jamón, cerrado.

El Museo del Jamón, cerrado. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

Sociedad

El Museo del Jamón se queda en los 'huesos': cierra 5 de 9 bares y pierde el 50% de sus clientes

"El estado de alarma nos ha devuelto a la casilla de salida. Es desolador", reconoce Luis, nieto de los fundadores. 

15 octubre, 2020 02:52

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Pongan que hablamos del 7 de julio, del 12 de noviembre, del 20 de enero o del 27 de abril; de primavera, de verano, de otoño o de invierno. En cualquiera de esas fechas o estaciones, en condiciones normales, el Museo del Jamón –importa poco la zona o el dueño– estaría completamente lleno. Ya saben, que si una caña por aquí, que si un bocadillo por allá… Lo habitual para unos locales, en su mayoría, ubicados en las mejores zonas de Madrid: Plaza Mayor, Goya, Paseo del Prado… Qué decir. El negocio, entre turistas y nacionales, está asegurado.

Por eso, el Museo del Jamón, durante décadas, ha resistido cualquier coyuntura: crisis económicas, gobiernos de uno y otro color… Sin embargo, el coronavirus lo ha dejado –al menos parcialmente y metafóricamente– en los huesos. “Este estado de alarma nos ha devuelto a la casilla de salida y nos hemos visto obligados a cerrar temporalmente cuatro de los seis locales que tenemos en Madrid capital”, reconoce Luis Alfonso Muñoz Sánchez, nieto de los fundadores, en conversación con EL ESPAÑOL.

En concreto, Marcelo Muñoz e Hijos, empresa familiar que gestiona estos seis establecimientos, ha cerrado temporalmente sus locales ubicados en la calle Mayor 7, Plaza Mayor 17 y 18, Carrera de San Jerónimo 6 y Paseo del Prado 44. Sí mantiene abiertos los Museos del Jamón situados en la Avenida de Córdoba y Poeta Joan Maragall.

Museo del Jamón de la Carrera de San Jerónimo.

Museo del Jamón de la Carrera de San Jerónimo. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

El paisaje, para el sector, es desolador. Se calcula que de aquí a final de año podrían desaparecer 100.000 bares y restaurantes, y miles de empleos, según datos de Hostelería de España. “Nosotros, con respecto al año pasado, hemos perdido el 50% de la clientela”, prosigue Luis Alfonso. “La viabilidad del negocio está asegurada hasta abril-mayo, que es cuando esperamos que todo vuelva a la normalidad. Aunque no sea del todo como antes y vayan a llegar de repente los 10 millones de turistas que hemos perdido este año. Nos conformamos con que, al menos, venga alguien de Barcelona y se tome una caña en la Plaza Mayor”, explica.

Ruta por los Museos

Cualquiera de los Museos del Jamón ubicados en Madrid son parte de la historia de la capital. Fundados en 1978 por los hermanos Luis y Francisco Muñoz Heras, fueron los primeros restaurantes temáticos de España. Y eso, sin duda, fue su gran acierto. Desde entonces, sus establecimientos, con las patas colgadas del techo, han sido lugar de peregrinación obligada para los turistas, pero también para muchos nacionales, atraídos por los precios económicos de sus cañas o de sus bocadillos.

Museo del Jamón de la Avenida Córdoba.

Museo del Jamón de la Avenida Córdoba. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

EL ESPAÑOL, en este cierre temporal de los establecimientos, ha hecho una ruta por estos establecimientos históricos. Primero, comenzando por los dos abiertos: el restaurante de la Avenida Córdoba, a pocos metros del Metro de Legazpi y muy próximo a Usera, y el de la Calle Poeta Joan Maragall, cercano a Cuzco.

En el de la Avenida Córdoba, a las 15:30 horas, no se aprecia el bajón de público. A pesar de la hora y de la prohibición de acercarse o tomar algo en la barra, las mesas están prácticamente llenas para tomar el menú del día. Daniel y Begoña, por ejemplo, así lo han hecho. “Es la primera vez que venimos. Trabajamos de administrativos aquí cerca, se nos ha hecho tarde y hemos venido”, reconocen. Ninguno de ellos es muy de bares, pero no entienden la prohibición de que estos tengan que cerrar antes. “El virus, por desgracia, no tiene hora”.

Begoña y Daniel, en el Museo del Jamón de la avenida de Córdoba.

Begoña y Daniel, en el Museo del Jamón de la avenida de Córdoba. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

No son los únicos. En la terraza, bastante más vacía que el interior del local, Willy, vecino del barrio, se toma una caña atraído por el precio. Y Francisco y Enrique recurren al menú del día. “Somos de Córdoba, pero hemos venido por trabajo y esto nos quedaba cerca”, cuentan. No tienen miedo a ir a un bar, pero sí respeto. “Entendemos que los bares tienen que vivir”, reconocen, al ser preguntados por las restricciones.

Pero lo cierto es que las restricciones está ahogando a muchos. Esta imagen relativamente normal del local situado en la Avenida de Córdoba contrasta con el de la Calle Poeta Joan Maragall. Este último está totalmente vacío. A las 17:00 horas no hay prácticamente nadie. “Es desolador”, lamenta Luis Alfonso desde el local.

Luis Alfonso, en el Museo del Jamón de Poeta Joan Maragall.

Luis Alfonso, en el Museo del Jamón de Poeta Joan Maragall. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

— ¿Por qué mantiene dos de seis abiertos? —pregunta este periodista a Luis Alfonso.

— Porque son establecimientos más de barrio. Aquí, si no abres, puedes perder a los vecinos que vienen a tomarse algo. O si, por ejemplo, cierro, alguien que normalmente viene aquí a por el jamón igual no lo hace. Abrimos en pérdidas, pero lo hacemos. Los del centro, en cambio, son más de paso. Y, claro, antes de este nuevo estado de alarma teníamos a todos los ciudadanos de la Comunidad de Madrid. Pero, en el momento en el que sólo nos quedan los del barrio o la capital, nos vemos obligados a cerrar. Si no es un suicidio.

— ¿Cuánta clientela han perdido?

— En pérdidas estamos desde que abrimos tras el primer estado de alarma, pero estábamos recuperando poco a poco el oxígeno. Teníamos un plan fijado para ir recuperando poco a poco a los empleados en ERTE y etc. Pero esto nos ha trastocado a todos. Este estado de alarma no lo contemplábamos. Nos devuelven a la casilla de salida. La caída de clientes ha sido del 50%.

— ¿Qué piden?

— No pedimos que nos ayuden, pero sí que nos dejen hacer. Yo no puedo amanecer el viernes y encontrarme con que hay un decreto y tengo que llamar a mi abogado para preguntar qué puedo hacer, a qué hora debo cerrar… Queremos reglas claras y a partir de ahí nos adaptaremos y cumpliremos, pero con la incertidumbre no podemos, sin saber si será para 15 días, o para cuando bajemos de 500 o de 100 de incidencia… A mí no me compete saber qué hay que hacer o decir si están bien o mal las medidas. Pero sí necesito saber qué norma tengo que cumplir.

Luis Alfonso, en su restaurante, completamente vacío, argumenta que los bares no están siendo un foco de infección. Que ellos hacen de policías, contrariamente a lo que ocurre en las reuniones familiares o de amigos para beber los fines de semana. Tiene 120 empleados y a más de la mitad de ellos en ERTE. “Esta situación no puedo asumirla”, reconoce.

Los Museos, cerrados

En el centro no hay posibilidad de ver siquiera los estantes repletos de jamón. Luis Alfonso ha cerrado todos sus locales ante la falta de turistas. El primero de ellos, situado en el Paseo del Prado. “Debido al decreto de estado de alarma, nos vemos obligados a cerrar este local. Esperamos volver a atenderles lo antes posible”, se puede leer en un cartel colgado en la puerta. Es el primero de los cuatro que incluyen la misma leyenda, argumentando los motivos de su clausura temporal.

El Museo del Jamón, cerrado.

El Museo del Jamón, cerrado. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL

La imagen, sin duda, es desoladora. No sólo en el local del Paseo del Prado, sino también el cercano a Sol, en la Carrera de San Jerónimo. Y qué decir de los situados en la Plaza Mayor y en la calle Mayor. Sin turistas, han echado el cierre como la mayoría de los establecimientos de la zona: bares, tiendas de souvenirs… ¡Hasta franquicias como Pans and Company! Quién ha visto Madrid y quién lo ve.

Los otros Museos

“¿Y el resto de Museos?”, se habrá preguntado algún lector. En efecto, no los hemos olvidado, pero pertenecen a las dos primas de Luis: Rosa e Isabel. La primera tiene un establecimiento en la Calle Alcalá, muy cerca de Goya. En este último, Manuel, tras la barra, no da crédito a lo que están viviendo los camareros, acostumbrados a no parar, desde que abrieran. “Hay menos gente que viene. La clientela habrá caído un 50%. Si antes dábamos 100 menús; ahora, servimos 25”, lamenta.

Pero no son sólo los menús. Por su ubicación, cercana al Palaciio de los Deportes, era parada obligatoria para muchos seguidores del Real Madrid de baloncesto o de Estudiantes. “Nosotros veníamos antes de los partidos aquí. Pero ahora, como no hay partido…”, lamenta Olivia, seguidora blanca. Ahora, los que entran en el local lo hacen, en su mayoría, por casualidad. “Yo pasaba por aquí con los niños porque he venido al dentista y nos hemos parado a que se coman un bocadillo de jamón”, explica Cristina.

Son muy pocos. Como los que hay en los dos locales que tiene Isabel: uno muy cerca de Antón Martín, todavía abierto,y otro en Gran vía, totalmente cerrado. Un auténtico drama. Al menos, en lo visual. Porque sí, todos estos locales, salvo que “el coronavirus dure 10 años” –como reconoce Luis–, sobrevivirán. Son parte de la historia de Madrid. Pero, momentáneamente, sin sus bocadillos, sin sus cañitas, sin su jamón… apagan algo más la capital y la hacen, desde luego, mucho menos alegre.

Cinco de nueve Museos del Jamón están cerrados.

Cinco de nueve Museos del Jamón están cerrados. Esteban Palazuelos EL ESPAÑOL