La Guardia Civil ha detenido este miércoles por la tarde a cinco funcionarios de la prisión de Navalcarnero (Madrid) por, supuestamente, introducir droga y teléfonos móviles tipo smartphone en la cárcel durante los últimos meses.
Además de ellos, hay otras personas arrestadas, principalmente reclusos y varios familiares de estos últimos.
Dos de los funcionarios fueron detenidos al terminar su turno de noche esta misma mañana. A ambos los agentes se les retuvo cuando salían del centro penitenciario. Otros dos se encontraban trabajando cuando la Guardia Civil les arrestó. El quinto detenido está ya jubilado del servicio.
Según ha podido saber este diario, la operación comenzó esta misma mañana, pasadas las 9:00. La Benemérita ha empleado perros adiestrados para localizar los estupefacientes en las taquillas de las instalaciones, registrando también los vestuarios, las pertenencias y los lugares de trabajo de cada uno de los funcionarios.
Turnos distintos
También se han registrado vestuarios y otras instalaciones a lo largo de varias horas, hasta finalizar casi doce horas después, cerca de las nueve de la noche.
Cada uno de los arrestados trabajaba en un módulo distinto de la cárcel de Navalcarnero. A su vez, cada uno realizaba su trabajo en un turno diferente.
Tras su detención, han sido trasladados a la prisión de Estremera, dotada con un módulo especial para Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otros funcionarios, según ha avanzado Cadena SER y confirman a EL ESPAÑOL fuentes penitenciarias.
Hace tan solo unos meses, el pasado mes de junio, el Instituto Armado llevó a cabo una operación similar en la prisión madrileña de Valdemoro, arrestando a otros cuatro funcionarios y acusándolos por organización criminal, tráfico de drogas y cohecho. Tres fueron encarcelados.
Escasez en pandemia
De acuerdo con las primeras pesquisas, los detenidos introducían los estupefacientes en el recinto carcelario a cambio de dinero.
Instituciones Penitenciarias detectó, una vez comenzó la pandemia de la Covid-19 y se suspendieron las comunicaciones de los reclusos con el exterior, (los vis a vis y las visitas) que la droga, aunque en menor cantidad, seguía circulando dentro de la cárcel de Navalcarnero.
Esto no ocurrió en otras prisiones, en las cuales disminuyó la distribución y la oferta. Esa carencia provocó en muchos presos una clara reacción en forma de síndrome de abstinencia. Los investigadores entienden que estos funcionarios ostentarían un papel importante en la introducción de estas sustancias en los módulos y en las celdas.