La Audiencia Provincial de Madrid juzga desde este lunes a un joven colombiano acusado de agredir a un enfermero en el Metro madrileño que le instó a colocarse "correctamente" la mascarilla, cuando aún estaba en vigor su uso obligatorio en transporte público. Como consecuencia de uno de los golpes, el agredido perdió la visión de su ojo derecho.
La Fiscalía pide para el acusado ocho años y medio de prisión por un delito de lesiones. La defensa, por su parte, pide que se le condene por lesiones imprudentes con la atenuante de consumo de sustancias.
El juicio ha arrancado este lunes por la mañana en la sección 15 de la Audiencia Provincial, según informa Europa Press. En su declaración, el acusado ha alegado que golpeó al sanitario con el brazo sin intención de hacerle daño al sentir pánico, mientras que la víctima defiende que el procesado empleó un objeto punzante.
El episodio se produjo el 13 de julio de 2021, sobre las 22.30 horas, en el interior de un vagón de la Línea 1 de Metro, en un tramo comprendido entre las estaciones de Cuatro Caminos y Alto del Arenal.
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La trifulca se produjo cuando el convoy se encontraba a la altura de la última estación de esta línea, en Puente de Vallecas. Un enfermero que viajaba en el tren, identificado como G. M. C. y entonces sanitario del Hospital 12 de Octubre, le pidió a este joven que se pusiera la mascarilla correctamente.
El chico, identificado bajo las siglas de J. C. L. C., llevaba la mascarilla a la altura de la barbilla, sin cubrir la nariz ni la boca. Pese a la insistencia del sanitario y las peticiones de otros viajeros, el acusado se negó a colocársela debidamente. Las cámaras de Metro captaron como el agresor era el único viajero que no llevaba puesta la mascarilla.
La tensión se elevó cuando el enfermero le colocó la mascarilla a J. C. L. C. Tras esta acción, ambos empezaron a discutir y a lanzarse patadas y puñetazos. Esta primera pelea no fue a más: los otros usuarios del convoy les separaron y los implicados no sufrieron daño alguno.
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Sin embargo, cuando el vagón se detuvo en la estación de Alto del Arenal, el acusado, con "ánimo de menoscabar la integridad física" del enfermero, le dio un puñetazo en el ojo derecho con el teléfono móvil. Después, le llamó "gilipollas", le deseo la muerte y huyó del lugar. Como consecuencia de esta agresión, el sanitario perdió el ojo derecho de manera "funcional, completa e irreversible". También sufrió otras lesiones.
Pocos días después, el 19 de julio, el agresor fue detenido. Desde el 21 de julio de ese mes se encuentra en prisión. El enfermero reclama 80.383,69 euros en concepto de responsabilidad civil por las secuelas.
El detenido no ha aportado la documentación que le permita permanecer en España. Según la Fiscalía, tampoco consta "la exigencia de razón alguna que justifique su permanencia" en el país.
Fruto del "pánico"
Este lunes, durante su declaración en el juzgado, el joven ha asegurado que sintió "pánico" y que golpear a la víctima con el brazo fue un acto "autoreflejo". De hecho, ha acusado al sanitario de haberle agredido justo antes.
"Sentí que venía a por mí. Fue un golpe autoreflejo con el brazo porque le intenté alejar sin intención de hacerle daño. Vi que caía y me bajé del andén", ha declarado, informa Madridiario. Además, niega haber golpeado al enfermero con un objeto contundente.
Tanto el procesado como la víctima mantienen versiones contrarias sobre cómo se produjo el golpe. La víctima ha relatado que el joven le propinó un fuerte golpe en la cara con un objeto punzante y sin mediar palabra. "Casi me arranca la cabeza, se me nubló la vista. Le escuché decir; ojalá te mueras", ha recordado G. M. C.
Los testigos, en cambio, no vieron con qué se produjo la lesión y creen que pudo ser con el teléfono móvil.