La Policía Nacional ha informado este domingo de la detención en Madrid de seis personas y de la intervención de 299 kilos de cocaína al desarticular una organización dedicada al narcotráfico. En la operación Lagartos ha caído un viejo conocido de las autoridades, el narco apodado Mechacorta.
Los agentes han realizado tres registros en los que han sido intervenidos cuatro vehículos y 94.200 euros en efectivo. La organización desarticulada introducía cocaína en España desde Latinoamérica y la distribuía en el noroeste de Madrid.
Entre los integrantes de la red se encuentran un histórico narcotraficante ecuatoriano apodado Mechacorta, implicado en varias importaciones de cocaína, y un hombre que utilizaba su propio taxi para pasar desapercibido a la hora de mantener encuentros con otros miembros de la organización.
La Policía Nacional informa de que tres integrantes del grupo fueron detenidos in fraganti cuando realizaban un trasvase de 85 kilos de cocaína de un vehículo a otro.
La investigación se inició a mediados de 2022 y estaba centrada en el conocido narcotraficante de Madrid, implicado en investigaciones anteriores, que aprovechaba su condición de conductor profesional para distribuir sustancias estupefacientes por varias zonas del noroeste de la capital.
Los agentes comprobaron que el hombre acudía a los encuentros que mantenía con el resto de miembros de la organización conduciendo su propio taxi, simulando que los desplazamientos se debían a su profesión y así no levantar sospechas.
Y tras los seguimientos, averiguaron que los responsables del grupo criminal se reunían en el interior de un chalé de Boadilla del Monte que contaba con estrictas medidas de seguridad como cámaras de detección en su perímetro. Permitían a los investigados conocer las matrículas de los coches que pasaban por las inmediaciones y a las personas que se aproximaban.
Un hostelero de Madrid
Además, los agentes averiguaron que el máximo responsable de la distribución de la cocaína era dueño de varios bares en Madrid, que carecía de antecedentes policiales e historial criminal, y que mantenía en las operaciones un papel secundario aparente, teniendo contacto exclusivamente con uno de sus lugartenientes para no ser relacionado con la red criminal.
Los seguimientos al taxista condujeron a los investigadores a un domicilio de Pozuelo, al que este acudía con su taxi de forma habitual y se encontraba con un hombre de origen ecuatoriano.
Gracias a la cooperación policial internacional, los agentes descubrieron que se trataba de Mechacorta, y que sus reuniones con el taxista fueron cada vez más frecuentes hasta que se volvieron casi diarias.
En el curso de la investigación, los agentes observaron cómo el taxista modificaba radicalmente su rutina diaria, utilizando un coche que no habían observado hasta entonces y en compañía de una mujer tampoco vista hasta el momento.
Estas dos personas se desplazaron en un todoterreno de alta capacidad de carga y cilindrada hasta el aparcamiento de un centro comercial, donde contactaron con un hombre que se encontraba en otro automóvil y comenzaron a trasladar varias mochilas de deporte de un vehículo a otro de manera rápida.
Cuando los vehículos terminaron la operación e iban a abandonar la zona, se desplegó el operativo policial, en el que fueron detenidas las tres personas y fueron intervenidos 85 kilos de cocaína.
Posteriormente, la Policía detuvo a los otros tres miembros de la organización investigados y realizó tres registros en domicilios, incluyendo los chalés de Boadilla y de Pozuelo, donde había una cantidad importante de dinero en efectivo y otros veintiún paquetes de cocaína listos para su distribución.
Los agentes hallaron también utensilios para la adulteración de la droga, sofisticados dispositivos para las comunicaciones, inhibidores de frecuencia o detectores de señales.