"Gracias". Esa es la única palabra en español que Ryma Anane, la argelina a la que su vecino intentó quemar viva en septiembre, ha pronunciado durante su entrevista con Madrid Total. Lo hace para sintetizar su historia de superación y poner el foco en el trabajo de todos y cada uno de los profesionales sanitarios que la han ayudado a estar hoy sentada en una pequeña terraza del Hospital Enfermera Isabel Zendal.
[Ryma, la joven argelina quemada viva por su vecino, se recupera en un hospital de Madrid]
Es una mañana del caluroso mes de abril y Ryma sonríe mientras se deja bañar por el sol. Apenas lleva un camisón que deja ver las quemaduras de grado 3 y 4, las de más gravedad que se diagnostican, que inundan el 70% de su cuerpo. Un vecino, con el que había estado saliendo y con el que rompió por su actitud violenta, la dejó así. La quemó viva mientras esperaba el autobús para ir al trabajo. Si no era suya, no podía ser de nadie.
Por suerte para Ryma, la rápida actuación de su madre y sus hermanas truncó los planes del joven que, ahora, está en la cárcel en Argelia. Y Ryma es de Madrid. Se le nota cuando habla de sus planes de futuro y de su idea de quedarse a vivir en España para poder contar su historia y enseñar la lección vital que aprendió con tan sólo 28 años.
Los ojos de Ryma se bañan por las lágrimas cuando recuerda las últimas semanas de octubre. Tras la agresión, su familia buscó ayuda sanitaria en Francia y en España. El país vecino le pedía dinero por adelantado para empezar a tramitar su entrada. España no lo hizo, abrió las puertas de su sanidad pública y, en apenas unas horas, Ryma estaba siendo trasladada a la unidad de quemados del Hospital La Paz.
Allí llegó en un avión medicalizado y acompañada de su hermano que apenas habla algo de francés. Tras más de dos semanas en coma, la joven profesora resucitó, podríamos decir, en un país extraño donde nadie hablaba su idioma y completamente desorientada.
Cuando despertó, lo hizo pensando que estaba casada y tenía un hijo. Fue lo primero que le preguntó a su hermano. Según los sanitarios, ese mecanismo de defensa de la mente es bastante habitual. Durante el coma se crea una realidad paralela en la mente del paciente. "Me explicó dónde estaba, lo que había pasado y yo no lo entendía. Había creado en mi cabeza toda esa vida de madre de familia", recuerda ahora.
El milagro que debería de haber supuesto para Ryma haber sobrevivido al intento de asesinato no se tradujo así en su interior. Se encontraba desorientada, desolada, con grandes dolores y en una situación sanitaria crítica. Los doctores la dieron prácticamente por muerta tres veces, una de ellas parecía la definitiva. "Yo sólo quería morirme", reconoce ahora.
El verdadero milagro sucedió cuando Montse y Jaime (quiénes prefieren no salir en ninguna fotografía de este reportaje o dar más detalles que sus nombres de pila) vieron su historia por televisión y acudieron a La Paz. Hablan inglés y francés por lo que pensaron que podrían ser de utilidad para los hermanos argelinos.
"Mi padres estuvieron conmigo todos los días", cuenta Ryma a Madrid Total mientras mira fijamente a Montse y Jaime. "De ocho de la mañana a ocho de la tarde. Me ayudaron a luchar, me dieron el poder que necesitaba cuando yo sólo me quería morir. Les llamo padres porque quién hace eso por alguien si no es su hijo".
Para la joven argelina es imposible recordar esos momentos y su relación con esta pareja de jubilados españoles sin secarse las lágrimas de los ojos. Las miradas cómplices entre los tres y los gestos de cariño son más que evidentes.
En su conversación con este diario, Montse tampoco ha podido evitar emocionarse al recordar la noche en la que la llamaron porque Ryma se moría. La cogió de la mano y la acompañó sin dejarla pasar ni un minuto a solas.
En esos meses tan duros, Ryma dice que su fuerza se la dieron sus padres y los profesionales sanitarios. A veces, y sobre todo en el entorno de un hospital como en el que se realiza esta entrevista, uno se olvida de que el trabajo del sanitario va mucho más allá del curar. Es cuidar.
Ryma describe a los sanitarios de La Paz y del Isabel Zendal como si fueran auténticos héroes a los que les debe seguir adelante cada día. "El doctor Fernández se ponía todos los días frente a la puerta de mi habitación y hasta que no sonreía, no pasaba a verme".
La risa inunda su rostro cuando recuerda la fiesta que organizaron las enfermeras de la Paz el 31 de diciembre, "una sorpresa con gorros navideños y bailes alrededor de mi cama cuando no podía moverme"; o su primera salida fuera del hospital.
Tras cuatro meses ingresada en la Paz, Ryma quería ver la calle y tres doctores y cinco enfermeras, lo hicieron posible. "Llevaba mi mascarilla, cogieron mi cama y salimos fuera. Me llevaron al McDonald's", dice entre risas. ¿La primera comida que tomó tras meses en el hospital? Un nugget y Coca-Cola. "Les pedí permiso para comerlo".
Ahora en el Zendal vuela todavía más libre. Las quemaduras de su cuerpo van recuperando y, poco a poco, gracias a mucha fisioterapia y tratamientos, vuelve a hablar y andar con agilidad. Piensa en su futuro mientras aprende español porque, si algo tiene claro, es que quiere quedarse a vivir en España.
Aquí se siente más segura y arropada. "Me siento más libre y, a la vez, más protegida. En mi país, a muchas mujeres les puede pasar lo que me ha pasado a mí -contextualiza-, porque somos tratadas como un objeto que sólo vale para casarse y tener hijos. En España puedo ser lo que quiera".
Es su deseo, pero también el de su madre argelina. Montse explica que, ahora que Ryma se replantea su futuro, su madre le ha pedido, "por favor," que no la dejen volver a Argelia.
"Cuando hablo con la madre de Ryma nos cuenta que la familia del chico va diciendo que la mala es ella y que la víctima es su agresor. Se cruzan diariamente, al final viven en un pueblo, y nadie les pide perdón por lo ocurrido", lamenta Montse.
Todavía está pensando qué hacer. Necesita conseguir un visado y una forma de vida. Su familia en Argelia no cuenta con recursos, tuvieron que hacer una crowfounding para llegar hasta España, por lo que estudia diferentes posibilidades.
Ahora mismo tiene una residencia temporal y todavía no sabe mucho de cómo se hará cargo de las facturas médicas. Cuando empezó su periplo para viajar a España se lanzó la recogida de dinero y consiguieron 78.000 euros.
"Unos 20.000 se gastaron en la parte del traslado desde Argelia y el restante está en la cuenta de La Paz, cuando termine su estancia sabremos qué necesita y veremos qué hacer", explica Jaime que mira al futuro con cierta incertidumbre.
Ryma estudia español con ellos y está dispuesta a enseñar inglés y francés a todo el mundo que lo necesite. Ya era profesora antes de que todo ocurriera. El problema es que necesitará una residencia al salir del Zendal y un trabajo.
Montse y Jaime están dispuestos a ayudarla, pero son "un matrimonio de jubilados" a los que "la pensión da hasta donde nos da". "En la calle no se va a quedar, eso lo tengo claro", asevera Montse.
Su hermano, el que la acompañó y viajó con ella desde Argelia, consiguió una residencia temporal de un año (igual que la de Ryma) y ha viajado hasta Francia para intentar encontrar trabajo.
Uno de los deseos de Ryma si se queda en España es participar en los programas de musicoterapia que hay en la Comunidad de Madrid. Ha conocido el proyecto durante su ingreso y ha hecho una gran amistad con Katia una de las integrantes. "He hablado con ella para aprender a tocar algún instrumento y poder contar a la gente mi experiencia y ayudar a gente que ha estado en una situación similar a la mía", explica.
La relación con Katia Marquez, que participa en 'Músicos por la Salud', ha sido muy importante para Ryma. De hecho, han grabado una canción en la que la letra son frases que, durante sus peores momentos, relataba a Montse.
"Yo las iba escribiendo, Katia empezó a tararear una melodía y vimos cómo hacerlo", recuerdan juntas. "Agua fría", como la que usó su madre desde la ventana de su casa para apagar las llamas que se propagaban por todo su cuerpo, es el título de la canción.
Una melodía alegre con una historia terriblemente dura que resuena mientras que Ryma abandona la entrevista para hacer sus ejercicios de rehabilitación. Los médicos y enfermeros la saludan en inglés, cada uno con el nivel que puede, y comienza sus ejercicios.
"Anda muchísimo mejor ya", se escucha que comentan entre ellos. "Ahora levantamos las pesas y luego hacemos los ejercicios del brazo", le va indicando su fisioterapeuta. Ryma sonríe y se despide de Madrid Total.
Vuelve a dar las "gracias"y mira hacia su fisioterapeuta. Sé que me está mandando un mensaje con la mirada, el mismo que ha reiterado durante toda la conversación que hemos tenido. "Gracias a ellos, a los sanitarios de la Comunidad de Madrid". Le han curado mucho más que sus quemaduras.
[…]
Pude haber muerto
Encontré una piedra en mi camino
Pude no estar aquí
Pero aún no estaba todo escrito en mi destino.
Pude no continuar
Pude quedarme en el pesado instante
Pero tomé las riendas, y hoy decido luchar
Hoy decido nacer y salir adelante.
Con gotas de agua fría
Me salvaré del fuego
No me siento vencida
Voy a empezar de nuevo
[…]
Fragmento de la canción compuesta por Ryma Anane y Katia Marquez