Un varón de 80 años ha sido trasladado en estado grave, pero estable, al Hospital Clínico San Carlos con síntomas compatibles con un golpe de calor.
Según ha informado una portavoz de Emergencias 112, el episodio ha tenido lugar en el interior de un bar de la madrileña calle Donoso Cortés.
El hombre de 80 años que probablemente había sufrido un golpe de calor había estado, previamente, caminando durante más de una hora.
Al llegar, los sanitarios del Samur-Protección Civil apreciaron que tenía mareo, agotamiento, confusión, dificultad para andar y una temperatura corporal de más de 40 grados.
Todos estos síntomas, según han explicado, suelen vincularse con un golpe de calor. Por ello, han empezado a actuar.
Para hacer frente a la alta temperatura corporal, los sanitarios han conseguido rebajar la temperatura con hielo y aire acondicionado para poder finalmente trasladarlo al centro hospitalario Clínico San Carlos.
¿Cómo puedo ayudar?
Tanto si eres tú el que está sufriendo un golpe de calor como si es una persona a la que acompañas, hay formas de actuar para que lo que empieza en un episodio así no derive en un deceso relacionado con las altas temperaturas.
Desde la SEMI recomiendan, en primer lugar, ponerse en contacto con el servicio de Urgencias, el 112. Mientras se espera a que acudan los profesionales, lo ideal es que la persona afectada espere en una habitación oscura o, en caso de estar en la calle, en una zona fresca y en una posición semisentada para favorecer la respiración.
El objetivo principal es enfriar la temperatura corporal. Por tanto, si la persona está en casa se puede hacer mediante un baño o una ducha fría. Otra opción es colocar paños húmedos sobre la piel en la zona de la frente, la nuca y el cuello. Además, hay que procurar que beba agua a pequeños sorbos, retirarle algo de ropa y darle aire con un abanico o un ventilador.
Como reconoce la SEMI, no existen índices para determinar la supervivencia de alguien que sufra un golpe de calor. Las secuelas y la supervivencia están relacionadas con el reconocimiento temprano de los síntomas o la rapidez con la que se enfría el cuerpo.